¿Qué era el gol de oro? Fue un método para desempatar partidos. Consistía en que, tras terminar el juego igualado, se jugaba un extratiempo tal y como se conoce en dos tiempos suplementarios de 15 minutos, con la particularidad de que el que hiciera el primer gol ganaba. En ese momento terminaba el partido así la anotación fuera en el primer segundo del alargue.
Técnicamente también se conoció como muerte súbita. Popularmente, en Colombia, se le decía como en los juegos de niños: “mete gol, gana”.
(Le puede interesar: A 23 años del gol que rompió las leyes de la física)
Si durante los 30 minutos del extratiempo no se anotaban goles, se proseguía, entonces, con el desempate por tiros desde el punto penalti, tal y como se conoce.
Este gol de oro se estrenó en los mundiales en la cita de Francia-98, en el juego de octavos de final entre Francia y Paraguay, en la ciudad de Lens. Luego, en el Mundial de Corea del sur y Japón-2002, el gol de oro definió tres partidos (Suecia vs. Seneal, Corea del Sur vs. Italia y Turquía vs. Senegal). Luego de esa Copa del Mundo, la Fifa eliminó esta modalidad de desempate.
El partido de 1998 entre Francia y Paraguay ocurrió después de la eliminación de Colombia de la fase de grupos a manos de Inglaterra, en un lánguido 2-0.
Esta fue la crónica de ese Francia-Paraguay y de ese primer gol de oro mundialista, escrita por el enviado especial de EL TIEMPO, Gabriel Meluk, hoy, editor de deportes de este diario.
‘Más Allá del honor’
¡Qué partidazo, señores!
Paraguay estuvo a punto, cerquita, de dar la sorpresota y eliminar al local, a la superfavorita Francia, en el primer partido de esta Copa del Mundo que se fue a extratiempo, en el primer partido en la historia de los mundiales que se resuelve por muerte súbita, por el famoso gol de oro, que en palabras nuestras significa: el que mete el gol, gana.
Paraguay, con una garra descomunal, con una fuerza fenomenal, con una voluntad increíble puso a sufrir a toda Francia durante 114 minutos, hasta que su tenaz resistencia fue vencida por un quemonazo en las barbas de José Luis Chilavert, que pescó en medio de la desesperación Laurent Blanc. Así Francia ganó 1-0, ya está en los cuartos de final y le canceló la visa a Paraguay que está de vuelta para Asunción.
Dicen que nunca es bueno perder, pero perder como lo hizo Paraguay da envidia. Encabezados por su porterazo, dejaron de ser los defensores del Chaco para convertirse en los defensores de Lens. Ayer, aquí en el estadio Félix Bollaert, Chilavert demostró que es sin dudas el mejor portero del mundo porque las que no sacó le pegaron en el palo.
Ayala, Gamarra y Arce terminaron con la cabeza llena de chichones de tanto y tanto rechazar los centros y los centros que tiraron los franceses. Ayala acabó en el piso llorando y alentado por Chilavert. Arce, parado por inercia (ya no tenía fuerza) también lloró y también fue consolado por el gran jefe.
Sarabia, Acuña, Paredes y Enciso terminaron con las piernas moradas y las costillas magulladas de tanto tirarse al piso, meter el guayo y atravesar su cuerpo, de manera suicida, a los balonazos de cañón que tiraban los franceses. Al final, desconsolados, no atinaban a reaccionar en medio de un estadio repletos de franceses locos de la dicha. En las tribunas la fiesta se encendió y los 40.000 espectadores no se iban por seguir bailando y cantando.
(Lea también: Hinchas virtuales y de cartón, así se conserva la pasión del fútbol)
Qué susto se metieron todos los franceses, que solo hasta ayer tuvieron su primera prueba dura en lo que va del Mundial. Sí, es verdad que el equipo de casa mantuvo durante todo el partido la pelota en sus pies, pero romper la muralla guaraní parecía imposible. La claridad de Zinedine Zidane, ausente por suspensión, no la mostraron ni Dechamps ni Djorkaeff, ni Boghossian, ni ninguno.
Y cuando tuvieron la fortuna de encontrar un rotico en el muro, se hallaban con otra pared: las manos y los palos de Chilavert. Diomedé tiró y la bola le sacó astillas al vertical. Lizarazu intentó y la pelota pasó muy cerquita. Djorkaeff remató y la pelota mordió la base del palo. Henry ganó la espalda de la defensa y, con Chilavert jugado, tiró la pelota lo más lejos del portero y fue devuelta por el poste.
Mientras tanto, Paraguay aguantaba con solidez y mucho orden, y montaba contragolpes con Benítez, Campos y Cardoso.
Cierto es que Francia dominaba, pero sus ataques fueron poco claros porque no pudo contar con el apoyo de Thuram y Lizarazu, sus carrileros, amarrados por Benítez y Campos, que jugaron bien arriba y bien abiertos.
Parecía que no iba a entrar nada. Ni en ese segundo tiempo en que la desesperación guió a Francia. La bola no tocaba la malla y los suramericanos montaban contraataques peligrosos.
El partido se convirtió en una herradura de centros, cabezazos, rebotes en la frontera de las 18, bloqueos titánicos en los que los paraguayos atravesaban su alma entre la pelota y su arco y atajadas de Chilavert. Y una que otra vez, cuando los locales entraban al área, no pateaban. Daba la impresión que les daba miedo patearle al gigante Chilavert.
Ni con el ¡Allez France, allez France!, que gritaban los hinchas, ni con la mismísima Marsellesa que empezaron a cantar cuarenta mil a diez minutos del final (¡sonó escalofriante!), la bola cruzaba la línea de gol. Y menos con esa mano penalti inmensa que Gamarra metió en las 18 para desviar al tiro de esquina un centro, cuando quedaban seis minutos de partido.
Tiempo suplementario
Llegó el primer tiempo suplementario y el juego era el mismo. Francia, por instrumentos, atacaba y mantenía la presión. Paraguay resistía y contragolpeaba. A los tres minutos del primer extratiempo, Acuña, con un remate ajustadito al poste derecho de Barthez, les provocó un preinfarto a los locales.
(Lea además: Confirman que Faríñez sí se va de Millos, rumbo a Europa)
Y cuando los suramericanos hacían cuentas de los penaltis que taparía Chilavert en el desempate final, vino ese balón al minuto 114 de lucha y resistencia paraguaya en Francia, que bajó de cabeza Trezeguet, que pescó Blanc y que acabó con el juego y con la tenacidad guaraní, con la garra paraguaya. Gol de oro para Francia. Fue oropel para Paraguay.
Nunca es bueno perder, pero caer como lo hizo Paraguay, jugando un partidazo, da envidia. Da envidia…
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta