Así fue la reunión de la colombiana Lyda Vanegas con Joe Biden

Lyda Vanegas había tenido un par de días muy ajetreados. El martes en la noche su jefa la llamó para contarle que había recibido una llamada de la Casa Blanca con una petición muy específica.

– Como ya se va a aprobar el proyecto de ley que entregará subsidios por 1,9 billones de dólares, que incluyen cheques por 1400 para muchísimas personas en el país, el Presidente quiere tener una reunión privada con algunos miembros de la comunidad para saber cómo van a utilizar el dinero, para qué les serviría y cuáles son las mayores necesidades que han tenido durante la pandemia.

Así, Lyda, una colombiana que hace 21 años llegó a vivir a Estados Unidos, asumió la misión de buscar entre los asistentes al Mary’s Center de Washington un latino que hablara bien inglés y tuviera sus documentos al día.

Una tarea difícil en ese lugar, creado en los años 80 por una caleña de nombre común pero corazón grande, María Gómez, en el que se brinda atención médica, social y educativa a inmigrantes, especialmente centroamericanos, muchos de los cuales apenas si tienen visas de refugiados mientras sueñan con ser ciudadanos estadounidenses.

Finalmente ubicó a uno, y, dada su condición de vicepresidenta de Mercadeo, le ayudó a preparar las palabras que le dirigiría a Joe Biden, el mandatario de la primera potencia del mundo, durante la conversación que tendría el viernes con él.

Pero antes de las siete de la noche del jueves, el teléfono de Lyda sonó ante otra llamada de la Casa Blanca.

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– Mira, nos gustaría que seas tú la que nos cuente la situación de la comunidad desde una perspectiva más grande y también sobre la labor de Mary’s Center.Total, la comunicadora debió estar a la 1:30 de la tarde en la puerta de la sede del Gobierno de Estados Unidos para iniciar los preparativos para el encuentro que ella, una afroamericana, un señor “blanco” y el excongresista organizador de la reunión tendrían con Biden a las 3:15.

Primero un chequeo de seguridad, luego les hicieron la prueba del Covid-19 y después sí los llevaron al salón de la reunión, donde un rato más tarde, ante el arribo del Presidente, les pidieron que entregaran los celulares.

– Hasta el momento hemos hecho más de 20.000 pruebas de covid y desafortunadamente muchas de ellas han dado positivo. De las 60.000 personas que atendemos, el 70 % son latinos y usted sabe que las minorías han resultado muy impactadas por la pandemia… Si me pregunta qué tanto han sufrido nuestras familias, ellas han sufrido de todo, pero lo principal es que han perdido el trabajo.

Así empezó a responder Lyda durante los cerca de tres minutos en los que le dieron la palabra delante de los medios de comunicación que habían sido invitados al encuentro.

– Ya hemos vacunado a 1200 personas, pero todavía tenemos más de 30.000 que necesitan la vacuna. Sabemos, Presidente, que eso se multiplicará en las próximas semanas, porque confiamos en que usted cumplirá con la propuesta de vacunar un millón de personas pronto, siguió la colombiana.

Después de un cuarto de hora los periodistas salieron del recinto y la conversación se volvió más fluida, pero sobre los 40 minutos de reunión un “ok” del Jefe de Estado indicó que la sesión había terminado, quedando claro que había tiempo para una foto grupal.

Solo que una Lyda que años atrás, en el 2012, había estado en un salón ubicado justo encima de donde estaban ahora en una fiesta de Navidad con los Obama -como acompañante de la caleña fundadora de Mery’s Center-, se atrevió a pedir una postal con el nuevo Presidente.

Y fue allí, mientras se acomodaban para posarle al fotógrafo, cuando Joe Biden le dijo a Lyda que él había estado en Colombia varias veces, “sobre todo en la época en la que tenían tantas dificultades con las drogas”.

– Le dije que sí, que yo sabía, y que esperaba que las relaciones con Colombia fueran buenas.

Pero de inmediato le recordó que su misión en ese lugar era específica: “Le pedí que tuviera en cuenta la contribución que como centro comunitario hemos hecho y la buena disposición que tenemos para trabajar en colaboración con otras entidades”.

Ahora, cinco días después de su visita a la Casa Blanca, Lyda confía en que a su casa le llegará la ya legendaria foto, mientras está decidida a seguir ayudando a muchos de los doce millones de indocumentados que viven en EE. UU., entre los cuales suele reconocer uno que otro acento colombiano. Y, como ellos, reconoce en voz baja que se siente un alivio frente a lo que será la política migratoria del nuevo Gobierno demócrata.

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