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Así puede engañarte tu cerebro para que tomes malas decisiones

Así puede engañarte tu cerebro para que tomes malas decisiones

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Como emprendedores, queremos creer que somos seres completamente racionales, y que tomamos nuestras decisiones basándonos en nuestro pensamiento lógico y crítico. Sin embargo, según el Dr. Daniel Kahneman, economista ganador del premio Nobel que estudió el sesgo cognitivo con ya fallecido Amos Tversky, estamos mucho más lejos de tomar decisiones lógicas de lo que nos gustaría admitir.

El sesgo cognitivo es la tendencia a actuar, creer y procesar información de manera que favorezca nuestros intereses personales, nuestra confianza o nuestra experiencia previa. Cuando no nos damos cuenta de este sesgo, como solemos no hacerlo cuando nos encontrarnos en el momento decisivo del proceso de toma de decisiones, podemos decidir y actuar de forma que no beneficie nuestros intereses, ya sea personales o de negocios.

Los sesgos o prejuicios cognitivos suelen ser desconocidos y permanecer ocultos, y todos somos susceptibles a ellos. ¿Cómo darte cuenta de si tus prejuicios están complicando el éxito de tu compañía? Esto se puede lograr con un poco de auto consciencia y algunos cambios tácticos, para que puedas aprender a hacer diferentes preguntas para desafiar tus prejuicios y por ende, tomar mejores decisiones.

El efecto de ambigüedad: Evitando lo desconocido

Esto se da cuando prefieres opciones cuyos resultados favorables te son familiares, en lugar de opciones en las que las probabilidades de un resultado favorable son desconocidas.

El problema: Puede que te pierdas de algunas opciones viables porque el resultado es menos certero.

El efecto de ambigüedad es el equivalente al dicho “Más vale malo conocido que bueno por conocer” y te hace inclinarte hacia opciones que t son conocidas y evitar las que no son familiares, aunque esto pueda haber resultado en cosas más beneficiosas para ti o para tu negocio.

Carsten Eickhoff estudió los sesgos cognitivos en el contexto de crowdsourcing , incluyendo el efecto de ambigüedad, y explicaba que la información faltante hace que la toma de decisiones sea mucho más complicada, y en ocasiones hasta imposible, a la vez que hace que algunas de las opciones conocidas se vean menos interesantes. Y el resultado de esto es que te puedes quedar atorado en el limbo, incapaz de tomar una decisión.

La solución: Usa un modelo de toma de decisión en equipo para evaluar la información antes de tomar cualquier decisión importante que tengas que tomar para tu negocio. Evalúa sobre todo las posibilidades desconocidas.  ¿Qué es lo que no sabes? ¿Qué información te falta?

Hagan una lluvia de ideas para recolectar toda la información que puedas. Y si no puedes (digamos, que la información pertenece a tu competencia), piensa en lo que te diría esa información si tuvieras acceso a ella, y ve si hay recursos alternativos. Por ejemplo, tal vez no tengas acceso a la información confidencial obtenida de encuestas de servicio al cliente de tu competencia, pero podrías revisar reseñas independientes de sus nuevos productos.

Anclando: tus referencias favoritas

Anclar es un sesgo que no se relaciona con el efecto de ambigüedad. En lugar de analizar cada escenario individual que se presenta basado en factores únicos para tu negocio en cierto momento, confías una y otra vez en los mismos factores que consideras cuando tomas cualquier decisión. Cualquier cosa que haya sido importante para ti en una decisión, es la misma referencia que utilizas para todas las decisiones.

El problema: Una decisión no es igual a las otras. Los buenos líderes saben cómo evaluar lo que es importante en cada situación y toman la decisión correcta basándose en lo que es relevante para esa situación en específico.

Como la mayoría de los seres humanos, probablemente tengas algún tipo de referencia a la que tiendes a volver para tomar decisiones en la que percibes la información vital que te está faltando. Y esta medida de referencia te ha sido útil a lo largo de tu vida.

La solución: Antes de empezar a evaluar una decisión de negocios importante, date un momento para entender cuál sería el mejor resultado posible. ¿Qué es lo mejor que puedes imaginar pasándole a tu negocio, como resultado de la decisión que tomes? Una vez que tengas claro el resultado óptimo tendrás una mejor idea de los parámetros que debes usar para tomar tu decisión.

Sesgo de confirmación

Uno de los prejuicios cognitivos más conocidos es el de confirmación, que juega con tu habilidad de valorar la evidencia que soporte o contradiga los hechos, conclusiones y puntos de vista. En otras palabras, tiendes a buscar y a enfocarte en evidencia que apoye tus creencias y opiniones preconcebidas, e ignoras la evidencia que rete esas opiniones.

El problema: Puede que te equivoques. Arriesgar los intereses de tu negocio con este prejuicio puede hacer que te ciegues ante un resultado que creías imposible y para el que no estás preparado. Esto es mucho más común cuando hay factores externos y fuera de tu control que tienen un impacto en el resultado de tu decisión.

La solución: Empieza a hacer las paces con tu deseo de tener la razón. La gente quiere tener la razón, está en nuestra naturaleza humana. Ser consciente de ese deseo puede hacer mucho por ti a la hora de combatir los efectos negativos del sesgo de confirmación. Es clave poder procesar la inteligencia emocional necesaria para resistir la necesidad de estar bien a expensas de ir por la mejor respuesta posible para todos los involucrados.

Y finalmente, aprende a albergar lo que los budistas llaman “mente de principiante”, que es un estado mental maleable, curioso y abierto que nos permite aprender cosas nuevas. Si estás enfocado en aprender información nueva en lugar de siempre querer tener la razón, será difícil que los sesgos cognitivos te ataquen.

Todos tenemos prejuicios, y éstos no son señal de debilidad. La debilidad está en ignorar estos prejuicios. El simple hecho de ser consciente de tus sesgos es el primer paso para combatirlos.

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