Tras el fallecimiento de la enormemente popular reina Isabel II, que puso fin a siete décadas de reinado en el trono británico, los próximos días hasta su funeral en la Abadía de Westminster en Londres ya están planificados de manera precisa.
(Lea: ¿Quiénes heredaran la fortuna y los bienes de la reina Isabel II?).
El transcurso de este momento histórico y cargado de emoción se ha preparado meticulosamente durante años y sus detalles se revisan regularmente en el plan «London Bridge» (Puente de Londres). Sin embargo, el protocolo cambia por el fallecimiento el jueves de la reina en Escocia, sumándose así la operación Unicornio.
Sólo el nuevo rey Carlos III podrá decidir sobre ciertos aspectos, pero esto es lo que se sabe, según los expertos y las indiscreciones de la prensa británica.
El rey Carlos III y su esposa Camila deben regresar a Londres desde Balmoral, la residencia escocesa donde falleció Isabel y donde pasaron la noche. El nuevo monarca debe mantener su primera audiencia con la primera ministra británica, Liz Truss, a quien la difunta reina pidió el martes formar gobierno.
El soberano deberá finalizar los últimos detalles de los funerales, la duración del luto para la familia real –que se extenderá hasta siete días después del funeral– y el gobierno confirmará cuántos días durará el luto nacional, probablemente entre 12 o 13.
El día del entierro, todavía por fijar, será feriado. Las banderas británicas se arriarán a media asta, las campanas redoblarán en Londres y se lanzarán 96 salvas de cañón en memoria de la soberana, una por cada año de vida. La primera ministra y los miembros de su gobierno deben asistir a una ceremonia religiosa «improvisada» en la catedral londinense de San Pablo.
(Además: La era de la reina Isabel II: de la posguerra al ‘brexit’).
Sábado, 10 de septiembre
Un consejo de altos dignatarios se reúne por la mañana en el Palacio de San Jaime de Londres y proclama a Carlos III como nuevo rey. La proclamación es transmitida por la figura más alta de la nobilísima Orden de la Jarretera y media docena de heraldos en carruajes que van a leerla a Trafalgar Square y a la sede de la bolsa Royal Exchange.
El Parlamento promete lealtad y expresa sus condolencias. El nuevo rey recibe por la tarde al primer ministro y a los principales ministros.
Domingo, 11 de septiembre
El féretro de la reina es llevado al Palacio de Holyroodhouse en Edimburgo, la residencia oficial de los monarcas en Escocia. Las administraciones descentralizadas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte proclaman al nuevo rey.
El féretro debería ser llevado en procesión a la cercana catedral de Saint Giles, que acogería un servicio religioso con miembros de la familia real. Sesión de condolencias en el palacio de Westminster encabezada por el nuevo rey. Por la tarde, Carlos abandona Londres para realizar una gira por Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
(Además: Carlos III renovó promesa de servicio de Isabel: así fue su discurso).
El ataúd con los restos de la difunta reina llega por avión a Londres y, a continuación, al Palacio de Buckingham.
Miércoles, 14 de septiembre
Procesión por el centro de Londres para llevar el féretro del Palacio de Buckingham a Westminster. Los restos de la monarca permanecerán allí durante cuatro o cinco días en un catafalco color púrpura en Westminster Hall. Los británicos podrán acudir a presentar sus respetos 23 horas al día. Se espera la llegada de miles de personas.
Posible funeral de Estado en la Abadía de Westminster con dignatarios de todo el mundo. La familia real debería caminar detrás del féretro. Todo el país se paralizará durante dos minutos de silencio. Tras la ceremonia, la reina será enterrada en privado en la Capilla de San Jorge del castillo de Windsor, a 37 kilómetros de la abadía, junto a su marido el príncipe Felipe.
AFP