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Así viven el fútbol los hinchas en época de coronavirus y con partidos de la Liga a puerta cerrada – Fútbol Colombiano – Deportes

por Redacción BL
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Así viven el fútbol los hinchas en época de coronavirus y con partidos de la Liga a puerta cerrada - Fútbol Colombiano - Deportes


El equipo sale a la cancha y no hay algarabía. No caen papelitos del cielo. Solo se oyen los ecos de los jugadores, sus gritos que golpean contra esas tribunas sin público, arropadas por banderas que están ahí para que los equipos no se sientan tan solos. A la distancia, los hinchas alientan igual, rezan igual y gritan goles casi igual, solo que ahora lo hacen en la intimidad de la casa, frente al TV, con el radio de fondo, con la familia al lado y una cerveza en la mano. Así disimulan su ausencia de los estadios, así mantienen viva su pasión.

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“¿Y cómo se lleva la vida sin ir el estadio?”, la pregunta es para José Vásquez, un hincha que está parado al frente de El Campín mirando las tribunas como con nostalgia, como si en cada parpadeo mil goles de Santa Fe se le pasaran por la cabeza, y más ahora que vienen las finales y la Liga sigue a puerta cerrada. “Esto es muy duro –responde José, con la voz amarrada por un tapabocas blanco–. Es que el estadio es más mi casa que mi casa”.

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José tiene el cabello gris, 62 años, la camiseta roja con el número 19 de Wilson Morelo (exjugador de Santa Fe). Lleva manillas con escudos cardenales en las muñecas. Es el hincha más adulto entre un grupo de 12, incluidas dos mujeres, que ese día que juega Santa Fe están autorizados para entrar al estadio a decorar la tribuna oriental con sus banderas, para que cuando los jugadores salgan a la cancha sepan que los hinchas están, no presentes, pero están.

Es jueves. Son las 12 del mediodía. Faltan casi ocho horas para el partido contra el Medellín. Los hinchas, que pertenecen a la barra Comunidad Santafereña, están en el costado norte del estadio con sus camisetas rojas como si llegaran para el partido, pero solo vienen a decorar. Tienen tulas negras que cuidan como cofres, porque adentro van los tesoros: las banderas rojas y blancas, más de 20. “A lo que vinimos, a camellar”, dice Rafael Rubiano, quien es el que los coordina, y se frota las manos. Una sonrisa no se le ve, pero se percibe bajo un tapabocas negro. Se emociona.

“El objetivo es que se sienta que la hinchada sigue presente, que cuando los jugadores salgan a la cancha sepan que representan a un grupo de personas que no pueden ingresar al estadio, pero que les dejan esta forma de representación”, dice Rafael, que lleva en la mano una hoja con los nombres de las personas que pueden entrar. Así lo indica el protocolo del fútbol.

Los hinchas con sus banderas antes de entrar al estadio.

Foto:

Milton Díaz / EL TIEMPO

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Todos trabajan como hormiguitas, sacan las banderas y las extienden afuera del estadio. Luego, un hombre metido en un traje negro con equipo de desinfección pasa por encima y las rocía con amonio cuaternario, un químico que no daña las telas. Es un protocolo obligatorio y pagado por el club. Los hinchas, mientras tanto, esperan, fuman un cigarrillo, comen un helado, hablan del partido. Un grupo improvisa una bandera nueva, sobre una tela blanca y con pintura roja, con un mensaje para un compañero enfermo. ‘Vamos César’, dice.

Cuando todos los tesoros están desinfectados, los recogen y en fila entran al estadio, donde pasarán dos horas decorando la tribuna: el escudo del león por allí, la bandera que dice ‘Tuyo Siempre’ por allá, la de ‘Nací León’ más arriba, y la de ‘Vamos César’ adelante, para que se vea en TV. Así es en cada partido, llueva o truene, en hora de almuerzo, escapados del trabajo, de noche o de madrugada. En un partido que fue a las 11 a. m. llegaron a las 5 a hacer su tarea. No les importa, este es su nuevo ritual.

Hinchas de Santa Fe

Proceso de desinfección de las banderas de Santa Fe.

Foto:

Milton Díaz / EL TIEMPO

“Queremos que se vea todo bonito, eso es como organizar la casa, que no quede nada a medias, que si una bandera se descolgó, hay que arreglarla. Es que la bandera es como la piel de uno”, dice José, algo nostálgico, y confiesa que antes de cada cita no duerme, que en la estación de TransMilenio de El Campín el corazón se le acelera, como si fuera a ver el partido en la tribuna. Pero no. Solo viene a decorar y se va a su casa. Sin embargo, cuando vea el partido por TV se sentirá orgulloso, gritará “vamos Santa Fe”, se tomará una cerveza y señalará en la pantalla las banderas. Una hora después, gane o pierda, estará de regreso para desarropar las tribunas…

Queremos que el estadio se vea todo bonito, eso es como organizar la casa, que no quede nada a medias, que si una bandera se descolgó, hay que arreglarla. Es que la bandera es como la piel de uno

Hinchas de Santa Fe

Banderas en la tribuna oriental

Foto:

Cortesía Comunidad Santafereña

Un estadio de pantallas

A Juan Echeverry el fútbol también le ha cambiado, pero no lo ve tan mal. A él, hincha del Cali y con 23 años, le gusta ver el fútbol solo, en su casa, rodeado de cuadros de su equipo, con una foto del ‘Pibe’ Valderrama vestido de verde. Juan ahora se alista faltando 15 minutos para el juego, se conecta vía Zoom y listo, ya está en Palmaseca, su cara y sus gestos salen en una integración de pantallas led de 150 metros cuadrados ubicadas al lado de la cancha. Incluso, Juan puede comprar humo verde y rollos de papel que se hacen realidad allí, o pedir una canción del equipo que se reproducirá como sonido ambiente. Así es el estadio virtual del Deportivo Cali.

Estadio virtual

EL estadio virtual del Deportivo Cali.

Foto:

Facebook del Deportivo Cali.

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Para estar ahí, los hinchas pagan una membresía de mínimo 20.000 pesos. Otros acceden por ser asociados. Así, el Cali mantiene motivados a sus aficionados y conserva unos ingresos en medio de la crisis del fútbol. Porque aunque el gran ingreso de los clubes es por derechos de TV, la falta de taquillas ha afectado sus finanzas. A todos. En el 2019, los 36 clubes, de la A y la B, recibieron 108.300 millones de pesos por taquillas, según informe de la Superintendencia de Sociedades.

La Dimayor calcula que en la A fueron 82.000 millones, y reporta que en 2020, antes de la suspensión de la Liga, se recaudaron 11.000 millones de pesos. Cali, según cifras oficiales, dejó de percibir unos 5.000 millones de pesos este año por taquillas, aunque con el estadio virtual, dicen, lograron retener asociados y patrocinadores, y así minimizaron el impacto.

Juan, que además de fanático es agricultor, extraña ir al estadio, pero mientras tanto está feliz con este nuevo modelo de ver el fútbol. Y se goza el partido en casa, con el Pibe en la pared como si fuera un santo. “En el estadio uno se desahoga, grita de desespero, aquí te sientas frente al computador con el anhelo de verte en la pantalla y ver a los amigos de tribuna. Es una experiencia magnífica, y te acercan a tus ídolos”, dice.

Hinchas virtuales

Tribuna virtual

Tribuna virtual con hinchas del América.

Foto:

De la transmisión de Win Sports

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Falta media hora para el partido. Natalia Fajardo prende el TV y de fondo pone canciones del América de Cali. Prepara pasabocas con su familia. Se ponen sus camisetas rojas. Natalia, que es estudiante, era de las que no faltaban al Pascual Guerrero, le gustaba ver las caravanas de hinchas y celebrar los goles con sus amigos. Ya no puede, pero no por eso se amarga. Su casa ahora es como una tribuna roja. Una tribuna virtual.

Ella es una de las hinchas que han aparecido en la transmisión del canal oficial del fútbol, como otra forma de mantener activos a los aficionados en esta época. Cuenta que se inscribió y recibió un link de Zoom, se conectó y, oh sorpresa, cuando su mechita anotó el gol, ella estaba en la pantalla, gritando con su camiseta roja junto a otros hinchas. “Es muy chévere gritar el gol al menos por una pantalla, y expresar nuestra alegría”, dice Natalia, que no abandona a su equipo. “A pesar de la pandemia, mi corazón no parará de latir por el equipo. ¡Que viva América!”, dice.

Los hinchas que ya no pueden ir al estadio se pasaron a la TV, algunos ven los partidos en grupo, en un bar, y otros, como Natalia, en casa. Win Sports no entrega cifras de suscriptores del canal prémium durante la pandemia, pero su presidente, Jaime Parada, asegura que la receptividad ha sido la esperada. “Estamos cumpliendo los números presupuestados en el plan inicial”, dice. Antes de la suspensión de la Liga, reportaron cerca de 200.000 suscriptores en el primer mes. Y desde la reanudación, el canal bajó el costo del HD, de $ 29.900 a $23.900, hasta diciembre.

Sin embargo, para muchos la TV no iguala la cancha. Por eso hay quienes ansían el momento de estar en cuerpo y alma en el estadio, de saltar, rezar y gritar los goles en la tribuna. Mientras tanto, ahí siguen, fieles y pasionales, como siempre.

PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO@PabloRomeroET



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