El complot fue organizado por un empresario anónimo con fuertes conexiones chinas que buscaba financiar candidatos en el estado de Nueva Gales del Sur a cambio de influencia en cargos públicos, según los informes.
Pero fue detectado y detenido por la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad (ASIO), agregan los informes, sin dar detalles del presunto complot, como el momento o cómo fue frustrado. Un servicio de inteligencia chino estaba detrás del complot, dijeron el Sydney Morning Herald y The Age, citando fuentes de seguridad no identificadas.
La Australian Broadcasting Corporation y el periódico The Australian también publicaron informes sobre el presunto complot.
Los informes surgen en momentos en que la seguridad nacional se perfila como un tema importante de campaña en las elecciones federales previstas para mayo. La Coalición conservadora gobernante va a la zaga en la mayoría de las encuestas y recientemente acusó a los laboristas de ser el partido preferido de China.
El líder laborista Anthony Albanese dijo que confiaba en que ninguno de sus candidatos se viera comprometido porque había hablado con el director general de ASIO, Mike Burgess, «y ha reafirmado que no ha expresado su preocupación por ninguno de mis candidatos».
«Entiendo que el gobierno está desesperado por distraerse en este momento, pero les digo que la seguridad nacional es demasiado importante para participar en juegos», dijo a los periodistas.
En un discurso el miércoles, Burgess hizo una referencia general a «múltiples» países extranjeros que buscan interferir con los gobiernos australianos y se refirió a un «titiritero» que había actuado en nombre de un gobierno anónimo para identificar y financiar candidatos que actuarían, sin su conocimiento, en interés de la potencia extranjera.
El titiritero al que se refiere Burgess estaba actuando en nombre de China, dijeron los informes el viernes.
Un portavoz de ASIO remitió a Reuters a una transcripción del discurso de Burgess y se negó a hacer más comentarios.
La embajada china en Canberra no respondió a un correo electrónico solicitando comentarios.
