Lomé, Togo – Los informes procedentes de Togo indican una escasa participación electoral en las elecciones parlamentarias celebradas hoy, lo que refleja el descontento público con las recientes reformas constitucionales que se perciben como una consolidación del poder dentro de la familia del presidente Faure Gnassingbé.
Las reformas han transformado a Togo de un sistema presidencial a uno parlamentario, una medida que, según los críticos, está diseñada para eludir los límites del mandato presidencial, permitiendo al presidente Gnassingbé mantener su gobierno de casi 20 años indefinidamente.
Este cambio se produce tras el largo mandato de su padre, Gnassingbé Eyadéma, que controló Togo durante casi cuatro décadas.
El cambio en la estructura de gobierno ha sido polémico, con grupos de oposición y activistas de la sociedad civil acusando a la familia Gnassingbé de maniobrar para extender su dinastía política más allá de los ya extensos mandatos.
La baja participación en las urnas se considera una protesta contra estos cambios, lo que indica una insatisfacción generalizada y preocupación por la erosión de las normas democráticas en Togo.
Estas elecciones son cruciales ya que sientan las bases para la dirección futura del panorama político de Togo bajo el nuevo sistema parlamentario.
Sin embargo, la aparente falta de entusiasmo entre los votantes arroja una sombra sobre la legitimidad del proceso electoral y las reformas que lo precipitaron.
Los observadores y las comunidades internacionales están siguiendo de cerca la situación, ya que las implicaciones de estas elecciones podrían influir no sólo en la gobernanza de Togo sino también en sus relaciones con los socios internacionales que han instado al país a adoptar mayores prácticas democráticas.
El resultado de estas elecciones y los acontecimientos políticos posteriores serán fundamentales para determinar la trayectoria de la gobernanza democrática de Togo y su compromiso de defender los principios de elecciones justas y libres.