Banco de la República | Entrevista con Leonardo Villar | Economía

A pesar de que, a diferencia de otros países, en Colombia la llegada de la inflación a su pico aún no ha sucedido, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, asegura que el hecho de que en enero el indicador haya sido menor que en diciembre muestra que el país está cerca de ese punto de quiebre.

(Sistema de Pagos Inmediatos: lanzan proyecto de infraestructura). 

En diálogo con Portafolio, el timonel del banco central analiza a fondo las acciones tomadas, las proyecciones de crecimiento, la decisión de no haber intervenido en el mercado del dólar cuando superó los $5.000 y revela que con ocasión del centenario de la entidad, que se cumple en julio, se emitirá una moneda especial en el cuarto trimestre del año.

¿Cómo vio el dato de inflación de enero?

La inflación siguió subiendo, y en ese sentido Colombia contrasta con lo que está pasando en la mayor parte de los países en el mundo y en particular en la región, donde el proceso de ajuste ha conducido a que la inflación comience a reducirse. La parte positiva fue que el aumento de enero ya fue inferior con respecto a diciembre y menor a lo que muchos analistas estaban proyectando.

La indexación y otros elementos hacen que la primera parte del año impulse en buena medida el dato anual. ¿Considera que ya hay señales de que está mermando?

Consideramos que estamos cercanos a observar el punto de quiebre de la inflación y la expectativa es que próximamente empieza un proceso de reducción importante, con una disminución en el ritmo de crecimiento en los precios de los alimentos.

(Alta inflación estaría afectando credibilidad de los bancos centrales). 

Posiblemente la inflación básica continúe con una tendencia al alza durante unos meses, pero hacia mediados del año empezaría también a caer, reforzando la caída de la inflación por el lado de alimentos. Esperamos que la tendencia en el segundo semestre será fuertemente hacia la baja y nos permitirá un proceso de convergencia hacia la meta de 3%, que se completaría hacia finales del 2024.

¿Le preocupa que otros componentes más allá de alimentos vienen mostrando un comportamiento al alza?

Por supuesto nos preocupa, así fuera algo previsto. Hay elementos que ayudan a explicar este comportamiento: uno, la indexación que existe en la economía colombiana, que se refleja particularmente en el comportamiento de los salarios y del salario mínimo, que aumentaron con base en la inflación del año anterior e incluso bastante por encima.

Por otra parte, tenemos un aumento en la tasa de cambio que contrasta con lo que sucede en otros países. Si miramos la situación con respecto a dos años atrás, tenemos una depreciación acumulada bastante fuerte, del orden de 35%, mientras la mayor parte de América Latina tiene una apreciación o, en casos como el de Chile y Perú, depreciaciones muy pequeñas. La depreciación tan fuerte en el caso de Colombia tuvo que ver en el año 2021 con la pérdida de grado de inversión y el deterioro relativo de nuestra expansión fiscal. Más recientemente, la depreciación del peso no solo estuvo asociada con la situación internacional sino también con la incertidumbre generada sobre el futuro de nuestras exportaciones petroleras.

En el análisis que hacen, ¿ya están equilibradas las cargas entre una inflación de oferta y una de demanda?

En el comienzo del proceso inflacionario a nivel global hubo elementos de oferta importantes. Hay una discusión sobre la forma como se producen y generan esos cuellos de botella en la oferta y parte de la discusión a nivel global es hasta qué punto ellos se generaron precisamente porque la demanda estaba creciendo demasiado rápido. Ese fue el caso, por ejemplo, de las restricciones de transporte internacional en 2021, que se reflejaron en aumentos de costo de los fletes y en dificultades de los puertos para atender una demanda que estaba creciendo mucho más rápido de lo previsto en la recuperación postpandemia.

(¿Se acerca recesión económica?: esto dice el Banco de la República). 

Lo cierto es que ya, desde hace muchos meses, el aumento de los precios en Colombia se ha generalizado a la mayor parte de los ítems de la canasta familiar. No puede decirse que esté concentrado en unos pocos productos. Es un problema macroeconómico y requiere ser enfrentado con políticas macroeconómicas y en particular monetarias, como se está enfrentando en casi todos los países.

¿En cuánto tiempo podría verse el efecto de las medidas del Gobierno para mitigar los efectos de la indexación?

Todas las políticas que conduzcan a reducir el grado de indexación en la economía son positivas y son bienvenidas. Pero ellas deben verse como complementos y no como sustitutos de una política monetaria conducente a reducir la inflación por la vía tradicional. Esto es una política de mayores tasas de interés que ayude a moderar los excesos de demanda que hemos visto en Colombia durante los dos últimos años.

¿Cree que el ciclo de alza de tasas que se inició en 2021 ya ha hecho efecto en la inflación?

El aumento de la tasa de interés ha sido muy fuerte, el más fuerte desde que tenemos la estrategia de inflación objetivo, y el más fuerte en lo corrido del siglo. Su efecto sobre la inflación se observa con bastante rezago, y esperamos empezarlo a ver en el futuro próximo.

Se está observando una reducción del ritmo de crecimiento del crédito de consumo, se está ajustando el crecimiento de las importaciones que estaba generando vulnerabilidades al crear un déficit de cuenta corriente fuerte y se está viendo una desaceleración importante de la demanda. Creemos que en los próximos meses estaremos viendo una tendencia a la baja de la inflación.

«Hay que mirar cómo recuperar la actividad agropecuaria.
Es una tarea en la que el Gobierno está trabajando
de manera importante».

Diego Caucayo/ Portafolio

En la última junta cinco directores votaron a favor de incrementar la tasa en 75 puntos básicos y dos lo hicieron por un incremento de 25 pb. ¿Qué refleja esa diferencia?

Destacaría que hubo un consenso en la necesidad de aumentar la tasa de interés y seguir apretando la política monetaria en un contexto en que las presiones inflacionarias se veían todavía fuertes. Pero por supuesto hay diferentes visiones sobre a magnitud del aumento requerido, las cuales están asociadas a la manera como se perciben las presiones inflacionarias y el proceso de desaceleración en la demanda. El gran dilema tiene que ver con la necesidad de sacrificar crecimiento de corto plazo en aras de garantizar que en el mediano y en el largo plazo pueda crecerse más y con inflación más baja.

¿Hasta cuándo seguirá este ciclo de alza de tasas?

Hemos sido explícitos en decir que no queremos definir fechas ni un nivel techo de la tasa de interés. No queremos definirlo porque consideramos que en cada momento de decisión tenemos que evaluar todas las circunstancias y toda la información que haya disponible. Lo que sí es claro es que estamos acercándonos a ese techo, cualquiera que sea.

¿En la junta se esperará a que la tasa de crecimiento en los créditos sea negativa?

Claramente la perspectiva no es que el crecimiento del crédito sea negativo. Nos preocupó mucho en el momento en que el crédito de consumo estaba creciendo a un ritmo excesivamente alto, del orden de 23% hacia el tercer trimestre de 2022, muy por encima del ritmo de crecimiento del ingreso de los hogares. Ese ritmo de crecimiento de consumo ya se ha ajustado y se ubica con los últimos datos que tenemos, por debajo del 17%. Sigue siendo alto, pero mucho más sostenible que el que veíamos antes.

(Reciente decisión del Banrep, ¿implica moderación de las alzas?). 

En el crédito de vivienda hay una ligera desaceleración, pero sigue siendo positivo alrededor de 13,5%. Los créditos comerciales y los de microcrédito han aumentado sus tasas de crecimiento. Estas modalidades de crédito están dentro de parámetros normales y no generan las preocupaciones que tuvimos por el de consumo.

La calidad de la cartera de los bancos está bien y los bancos han aumentado las provisiones. Afortunadamente la reacción oportuna, tanto de la política monetaria como de la supervisión bancaria, permiten ver un panorama despejado en ese frente.

La gente se queja de la tasa de usura. ¿Cómo se podría atajar?

No hay duda que estamos enfrentando tasas de interés muy altas. Hay que pensar en dos temas muy importantes. Uno es la competencia en el sistema financiero para reducir las tasas de interés de los créditos. El otro es la necesidad de reducir de una manera sostenible las tareas generales de la economía a mediano y largo plazo. Para esto último es fundamental que las expectativas de inflación sean bajas.

Paradójicamente el Banco de la República tiene que subir la tasa de interés en el corto plazo para bajar la inflación y las expectativas de inflación de mediano y largo plazo. Eso ayuda a que las tasas de interés se vuelvan sosteniblemente más bajas.

¿Cómo ve las posibilidades de crecimiento para Colombia en 2023?

Es muy importante aclarar que esa reducción de la tasa de crecimiento no significa que el nivel de actividad de la economía colombiana va a ser bajo en 2023. El problema que enfrentamos es paradójico: crecimos tanto en 2022, a un ritmo que está entre los más altos de todas las economías del mundo, que llegamos a un ritmo de actividad que no puede seguir creciendo de la misma manera sin generar desequilibrios muy fuertes y presiones inflacionarias. Por eso, incluso si nos mantenemos con muy bajo crecimiento en 2023 vamos a haber logrado un nivel de PIB y un nivel de ingresos per cápita muy superior al que se proyectaba para este año hace un par de años o incluso antes de la pandemia.

¿Este año podríamos tener trimestres negativos?

Las proyecciones del equipo técnico sugieren que podríamos tener un par de trimestres con reducciones muy leves en relación con los trimestres inmediatamente anteriores. Pero el año 2023, en conjunto, crecería levemente frente a 2022.

¿Podríamos estar ante un riesgo de recesión entonces?

Lo más importante es aclarar el concepto de recesión. Es posible que tengamos un par de trimestres en que veamos reducciones leves en el nivel del PIB con respecto a los trimestres anteriores. La calificación de recesión es integral, donde se ven muchos elementos de la economía. Cuando uno tiene un nivel de actividad que ha crecido tanto como la vimos en 2022 y durante uno o dos trimestres baja levemente respecto a esos niveles muy altos, eso no es una recesión, aunque algunas mediciones mecánicas pueden calificarlo así. Esta discusión se está presentando hoy en los EE.UU. y la Secretaria del Tesoro del ese país, la señora Janeth Yellen, ha hecho precisiones muy interesantes en este sentido.

En relación con el empleo, veníamos con unas tasas que se estaban recuperando, pero en 2023 vamos a crecer menos. ¿Cómo puede afectar esto al mercado laboral?

Tenemos la esperanza de que el empleo siga comportándose bien. Es algo que hay que estar monitoreando, pero lo cierto es que los datos de diciembre muestran un crecimiento muy importante en el número de personas ocupadas, que están aumentando 7,5% en las principales 13 ciudades del país con respecto a un año atrás.

(¿Se viene la primera y última alza de tasas del Banco de la República?). 

La cifra nacional muestra un crecimiento significativamente menor, del orden de 4,5% por un desempeño bastante pobre del empleo en zonas rurales y en cabeceras de municipios pequeños. Eso puede estar vinculado al desempeño de la actividad agropecuaria, que fue la única que 2022 se comportó de manera muy pobre cuando toda la economía estaba creciendo mucho. Hay que mirar cómo recuperar la actividad agropecuaria. Es una tarea en la que el Gobierno está trabajando de manera importante.

¿Cuándo podría volver la inflación al rango y a la meta?

La perspectiva que tenemos es que volvemos a la meta de inflación de 3% para finales de 2024.

¿Qué ha analizado del Plan Nacional de Desarrollo?

La idea general que me genera es muy positiva. Hay un enfoque muy importante en el desarrollo de los territorios, eso creo que es muy bueno para el proceso de reducción de la desigualdad, que en un país como Colombia se manifiesta de manera particularmente dramática en los contrastes entre distintas zonas del país.

Con lo que ha pasado con el dólar, que llegó a niveles récord, pedían que el Banco interviniera. ¿Qué reflexiones le deja esto?

Nosotros hemos tenido la decisión de no intervenir el mercado cambiario y creo que esa decisión ha sido la correcta. Cuando las circunstancias fueron las propicias, la tasa de cambio se ajustó bajando de manera significativa. La última semana hemos visto fluctuaciones nuevamente, que no han sido exclusivas de Colombia sino de todas las monedas del mundo frente al dólar por circunstancias globales. Son movimientos sobre los cuales no podríamos influir de manera importante mediante compras o ventas de divisas.

Con la propuesta de una moneda conjunta latinoamericana, ¿desde Colombia cómo se ve esa idea?

Me atrevería a decir que la idea de una moneda única tiene unos requerimientos tan grandes que es algo que solo se podría pensar en muy largo plazo. El planteamiento de una moneda única entre Argentina y Brasil yo lo entendí como algo que empezará con la búsqueda de un mecanismo que facilite las transacciones entre los dos países y no de convertir todas las transacciones de Argentina y de Brasil en transacciones realizadas en esa moneda única, al menos durante los próximos años.

En el Plan de Desarrollo hay un artículo donde dice que el Banco de la República podrá facilitar instrumentos de pagos inmediatos. ¿Esto va en línea con lo que ya ha avanzado el Banco que es como un impulso a esa facilidad para que las transacciones de bajo valor se puedan digamos atomizar mucho mejor?

Es un artículo muy importante que está incorporado en la en el Plan de Desarrollo que busca garantizar y aclarar las facultades que tiene el banco como regulador del sistema de pagos en la economía, algo que está en la Constitución y está en la ley fundacional del banco, la Ley 31 de 1992. Ese papel regulador del Banco será fundamental para garantizar que el proceso de creación de un sistema de pagos inmediatos totalmente interoperable en la economía, entre todo el sistema financiero pueda desarrollarse de la mejor manera.

Hemos trabajado de manera totalmente coordinada y de forma muy constructiva con el Gobierno nacional y lo que se propone en el Plan de Desarrollo es parte de eso. El propósito del banco es buscar que todas las transacciones puedan hacerse independientemente de la entidad financiera en la cual cada uno tiene sus recursos y que esas plataformas que hoy existen y que han sido muy valiosas, con desarrollos muy importantes, se integren con todos los demás y a través de una plataforma que va a desarrollar el Banco.

Emitirán moneda conmemorativa por los 100 años

Según Leonardo Villar, el 2023 es un año muy especial para el Banco de la República y para todas las instituciones que se crearon a partir de la Misión Kemmerer en 1923 que incluyen, conjuntamente, al Banco, a la Superintendencia Bancaria, hoy la Superintendencia Financiera, y la Contraloría General de la República.

Según el funcionario, el Congreso de la República aprobó una ley pidiendo la emisión de una moneda conmemorativa especial, que ya se está preparando y que se espera tener disponible hacia el cuarto trimestre del año.

Además, en julio, cuando se cumplen por calendario los 100 años de la fundación del Emisor, habrá publicaciones sobre la historia de la entidad y de su área cultural.

“Esperamos hacer múltiples celebraciones no solamente en Bogotá sino también en otras ciudades del país, que reflejen la importancia que se le da a un aniversario tan significativo como este”, aseguró Villar.

Además, el próximo 17 de febrero se reinaugurará el Museo de Oro Zenú en Cartagena, tras un proceso de restauración integral de casa que lo alberga en pleno centro de la ciudad amurallada.

LAURA LUCÍA BECERRA ELEJALDE
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS

Fuente de la Noticia

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