BEIJING: El Banco Mundial ha recortado drásticamente su pronóstico de crecimiento anual para China, advirtiendo en un informe el miércoles (8 de junio) que las interrupciones de COVID-19 podrían desacelerar aún más la recuperación en la segunda economía más grande del mundo.
China es la última gran economía comprometida con una política de cero COVID, utilizando bloqueos rápidos, pruebas masivas y estrictas restricciones de movimiento para eliminar brotes, pero ha enredado las cadenas de suministro y ha arrastrado los indicadores económicos a sus niveles más bajos en alrededor de dos años.
Se proyecta que el crecimiento en China se desacelere a 4,3 por ciento en 2022, dijo el Banco Mundial en un informe el miércoles, marcando una fuerte caída de 0,8 puntos porcentuales desde el pronóstico de diciembre.
Esto «refleja en gran medida el daño económico causado por los brotes de Omicron y los bloqueos prolongados en partes de China de marzo a mayo», dijo el informe, refiriéndose a la variante altamente transmisible del coronavirus.
En esos meses, las restricciones en docenas de ciudades, incluidos los centros de fabricación de Shenzhen y Shanghái, así como la gran provincia de Jilin, dañaron las operaciones comerciales y mantuvieron a los consumidores en casa.
«A corto plazo, China enfrenta el doble desafío de equilibrar la mitigación de la COVID-19 con el apoyo al crecimiento económico», dijo Martin Raiser, director de país del Banco Mundial para China, Mongolia y Corea.
«El dilema… es cómo hacer que la política de estímulo sea efectiva, mientras persistan las restricciones de movilidad».
Se espera que la actividad se recupere en la segunda mitad de 2022, ayudada por el estímulo fiscal y una mayor relajación de las normas de vivienda, dijo el Banco Mundial.
Pero es probable que la demanda interna se recupere gradualmente y solo compense parcialmente el daño anterior relacionado con la pandemia, agregó.