– El Espectador
De empezar y no acabar. Ni bien soltaron al actual alcalde por delitos relacionados con la corrupción cuando, tres días después, recapturaMario Fernando Pradon a su antecesor por la misma causa y razón. A este último lo sindican de haber suscrito un contrato para la renovación de un acuaparque para el que habían entregado el equivalente al 90 % del costo de la obra ($3.800 millones), siendo que sólo se ha avanzado un 20 % en su construcción.
A su turno, el actual burgomaestre volvió a su cargo ayer, aunque sigue vinculado a un proceso por la también irregular contratación para renovar el único hospital público del paradójicamente llamado “bello puerto del mar”.
Pero lo anterior no es todo : el citado exalcalde deberá responder ante la Fiscalía por delitos que tienen que ver con la celebración de contratos sin el lleno de los requisitos legales, interés indebido en la celebración de contratos y falsedad ideológica en documento público.
Lo anterior sin mencionar otros delitos de mayor cuantía en los que además están sindicadas cinco personas, de quienes afirman “son las más buscadas por corrupción en el Distrito de Buenaventura”.
Se estima que estos últimos dos “guardianes de la heredad” —como solía llamarse a los alcaldes en épocas de bárbaras naciones— han perpetrado un detrimento de los recursos públicos por más de $13.000 millones en las dos décadas anteriores.
Así las cosas, todas las propuestas y las buenas intenciones de los candidatos presidenciales, que han prometido el oro y el moro para Buenaventura, se pueden convertir en cantos a la bandera pues el carrusel del robo y la impunidad seguirá pasando de alcalde a alcalde, porque, además, la justicia está amacizada con la corrupción.
Mientras esto sucede, vuelvo y pregunto: ¿y dónde están las fuerzas vivas, los gremios y las gentes de bien que nada dicen, no se pronuncian y lo que hacen es pasar de agache?