Las autoridades investigan quienes serían los responsables del incendio y el hurto registrados en las últimas horas en el cementerio Santa Luciana de Tuluá.
Por ahora, las hipótesis apuntan a que se trataría de consumidores de alucinógenos que ingresan regularmente al camposanto central, como lo conocen los tulueños.
Estas personas incendiaron varias tumbas y robaron las herramientas con las que se hacía el mantenimiento del lugar, según la denuncia del sacerdote Luis Mario Larenas, párroco de la iglesia San Bartolomé que administra ese cementerio.
A la conflagración, que destruyó varias tumbas ubicadas en la zona verde, se suma el robo del equipo de amplificación de la capilla y la guadaña, las palas y las picas con las que los trabajadores de ese cementerio hacen el mantenimiento del camposanto.
De acuerdo con el padre Larenas, el valor de los elementos hurtados supera los tres millones de pesos.
El levita resaltó que el cementerio central, que fue el primer camposanto de la ciudad, está ubicado frente a un CAI de la Policía.
A pesar de que los uniformados realizan operativos constantes dentro del cementerio en donde permanecen consumidores de alucinógenos, a quienes las personas responsabilizan de robos, daños y la profanación de las tumbas, el problema persiste.
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