Cabecilla de Itagüí Pide Perdón a su Familia por Hacerlos Capturar, pero Sigue Prófugo

Alias Bola, presunto cabecilla de la banda delincuencial La Unión en Itagüí, se encuentra prófugo mientras su madre y su hermano enfrentan cargos por tráfico de estupefacientes y porte ilegal de armas. A través de sus redes sociales, Bola pidió perdón a su familia por involucrarlos en actividades delictivas, un gesto que ha generado controversia y atención en la comunidad.

El pasado fin de semana, en el barrio La Finquita de Itagüí, las autoridades llevaron a cabo un operativo que resultó en la captura de Sandra y Johan, madre y hermano de Bola. Los uniformados, tras observar comportamientos sospechosos en la vivienda, realizaron una verificación que reveló la presencia de 600 dosis de estupefacientes, un supresor de sonido para arma de fuego, máquinas de armado artesanal de cigarrillos y una cantidad significativa de dinero en efectivo, presuntamente procedente de actividades ilegales.

El alcalde de Itagüí, Diego León Torres, describió el caso como «una historia llamativa, en el que un hijo involucra a su madre en el delito de tráfico de estupefacientes y esta persona es capturada, mientras que su hijo se encuentra prófugo”. Por su parte, el secretario de Seguridad de Itagüí, Rafael Andrés Otálvaro, explicó que Bola presuntamente coordinaba la dosificación y venta de estupefacientes en varios sectores del municipio, incluyendo Guamalito, San Pío, La Independencia y La Finquita.

La detención de Sandra y Johan es parte de una ofensiva más amplia contra las organizaciones criminales en Itagüí. Hasta la fecha, se han capturado a 65 personas por diversos delitos mediante órdenes judiciales, logrando un esclarecimiento de los crímenes en el municipio cercano al 80%.

Alias Bola sigue prófugo, con una recompensa de hasta 13 millones de pesos por información que conduzca a su captura. Tiene sentencias condenatorias por concierto para delinquir agravado, y las autoridades continúan en su búsqueda. Mientras tanto, Bola ha recurrido a las redes sociales para expresar su remordimiento hacia su familia, afirmando: “Mi vieja, mi vieja. Perdón”.

Este caso subraya la complejidad y el impacto del crimen organizado en la vida de las familias involucradas. La situación de Sandra y Johan es un recordatorio de las consecuencias que las actividades delictivas pueden tener en los seres queridos de los delincuentes, quienes muchas veces se ven arrastrados a situaciones peligrosas y legales debido a las acciones de sus familiares.

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