Cuando Carlos Alcaraz puso el broche de oro a su remontada ante Frances Tiafoe en la tercera ronda de Wimbledon, parando el cronómetro en tres horas y 50 minutos, las estadísticas del partido mostraban que el español había conseguido 16 aces, con un servicio más rápido de 217 km/h y una media de servicio de 186 km/h durante el encuentro. El resultado de estos números es claro: el joven de 21 años ha hecho un progreso significativo en su saque.
“Es algo en lo que he mejorado bastante”, celebró Alcaraz tras conseguir su victoria ante el estadounidense. “Es algo que llevaba en mi lista de tareas pendientes muchos años: intentar mejorar mi servicio”.
Ante Tiafoe, en un choque repleto de momentos de tensión, el saque de Alcaraz fue un salvavidas. Fue un arma a la que recurrió cuando se vio en apuros, como para salvar un 0/30 con 4-4 en el cuarto set, cuando su oponente disfrutaba de una ventaja de 2-1 en sets.
“En situaciones como la de hoy tenía que intentar sacar puntos con mi servicio”, explicaba Alcaraz. “Tenía que hacer que fuera importante, una parte clave de mi juego, en los momentos difíciles. El primer día no saqué bien, pero he ido mejorando. La segunda manga fue mucho mejor y hoy, en los momentos clave, mi servicio me ha salvado de muchos apuros. En hierba es incluso más importante que en otras superficies. Estoy contento de ver que lo hemos mejorado y que seguiremos mejorándolo”.
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Alcaraz es un jugador que no ha dejado de evolucionar desde que irrumpió en el ATP Tour, donde ha cosechado un éxito sorprendente, consiguiendo tres títulos de Grand Slam (US Open 2022, Wimbledon 2023, Roland Garros 2024) y convirtiéndose en el número 1 del PIF ATP Rankings en 2022.
Tras identificar el potencial de mejora en su saque, bajo la tutela de su entrenador Juan Carlos Ferrero, Alcaraz ha estado buscando la manera de hacer del golpe de apertura uno de los más potentes de su arsenal, sobre todo en superficies como la hierba, donde el golpe inicial de un peloteo cobra la máxima importancia.
Por ello, antes de la gira de tierra batida, Ferrero tomó una decisión importante; realizar un cambio significativo en la biomecánica del saque de Alcaraz, pasando de dos pausas a una cuando echa la raqueta hacia atrás para mejorar el ritmo del murciano al poner la bola en movimiento.
Esta nueva técnica, que pilló desprevenidos a sus rivales en Roland Garros, donde Alcaraz consiguió su primera Copa de los Mosqueteros, también está demostrando ser muy eficaz en Wimbledon, como demostró el viernes ante Tiafoe.
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