A través de la resolución 153 de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) quedó establecido que el impuesto que abarca el consumo de cigarrillos y tabaco también se aplicará a los electrónicos.
Este gravamen se venía incrementando gradualmente desde la Reforma Tributaria impulsada por el Gobierno desde el año 2016 a los cigarrillos tradicionales. La carga impositiva empezó siendo de 700 pesos, por cajetilla; en 2017 se incrementó a 1.400 y para este año se fijó en 2.100 pesos (ver Origen).
Una de las explicaciones de la Dian se sustenta en que estos dispositivos “contienen polvo de tabaco, son un producto que se consume sin combustión, por calentamiento electrónico. Tiene la apariencia de un cigarrillo corto, de forma cilíndrica, y se presenta en cajetillas de manera similar”.
Sobre la decisión, Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda, aseguró a través de un comunicado de prensa que: “Este tipo de gravamen, que hemos liderado en foros internacionales, tiene beneficios que van más allá de los ingresos fiscales y tienen que ver con la reducción del consumo de tabaco y el cuidado de la salud de todos los colombianos”.
José Roberto Acosta, miembro de la Red por la Justicia Tributaria, aseguró que “la medida era necesaria, siguen siendo productos que incentivan el vicio y afectan la salud pública. Además, ayudará a aumentar el recaudo”.
En su momento, el Ministerio de Hacienda dijo que con la imposición del gravamen al consumo de cigarrillos y tabaco, el país no sólo tendría un mayor recaudo, pasando de 500 mil millones de pesos al billón, sino que ayudaría a controlar el consumo en jóvenes, lo que representaría salvar unas 337 mil vidas.