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Cine: Actriz trans caleña vive el sueño de estar en las grandes ligas del cine europeo – Cali – Colombia

Cine: Actriz trans caleña vive el sueño de estar en las grandes ligas del cine europeo - Cali - Colombia


‘Al que le van a dar le guardan… y si está frío, se lo calientan’. Tal como reza este dicho colombiano, la actriz Juana Jiménez parece haber nacido destinada para brillar con éxito en la vida.

Disciplinada, de mente soñadora y aventurera, la artista caleña logró superar una infinidad de obstáculos, hasta llegar a ser una reconocida actriz en el cine italiano. Así lo demuestran sus participaciones en más de 40 producciones audiovisuales, tanto en la actuación como dirección.

Y su cortometraje ‘Gota a gota’, el cual dirigió, fue nominado en el Roma Films Awards 2021.

El primer reto a vencer: ella misma

No todo siempre fue sonrisas para Juana Jiménez. Cuenta que el primer obstáculo que debió superar fue a ella misma.

Tan solo en su niñez, transcurrida en el barrio La Nueva Floresta y El Trébol, tuvo que aprender a soportar el rechazo y el bullyng por ser una persona que se comportaba diferente a las demás, sin comprender el por qué.

“Siempre fui el niño distinto; el que jugaba con las muñecas, y no me gustaban los carros ni las pelotas. Fui el niño al que señalaban, caminaba distinto a los demás, hablaba más despacio, los mismos compañeros y del barrio me señalaban, se reían… era un poco el hazme reír del grupo simplemente por ser como era. Mi madre me regalaba balones y carritos de pilas, pero prefería peinar a las muñecas de mis primas, maquillarlas y vestirlas”, recuerda.

Tuve actuar como ese niño que no era y trataba de actuar como los otros niños para sufrir un poco menos

Como un mecanismo de defensa ante esta situación de rechazo “ tuve actuar como ese niño que no era y trataba de actuar como los otros niños para sufrir un poco menos”.  Sin quererlo, ese tal vez fue su primer papel de su vida, tratar de ser niño.

Pese a lo dura de esta situación, Juana logró tener esa ‘piel de rinoceronte’ para soportar la dureza del rechazo y tratar de salir adelante. Así que tan solo a sus 16 años, mientras estudiaba, empezó a trabajar como barman en un club de Cali donde presentaban espectáculos de transformismo. Fue desde ese momento en el que asegura, le empezó a cambiar la vida.

“Me llamó la atención de empezar a hacer estas imitaciones de las cantantes famosas y estos bailes y me comencé a entrar en el grupo de los transformistas y me empecé a vestirme de mujer, pero cuando me miré al espejo me di cuenta que esa era la persona que quería ser”, cuenta la actriz caleña.

Sostener esta vida de participar en el show y luego tratar de ocultárselo a su familia, de carácter conservadora fue algo que inevitablemente no pudo hacer por mucho tiempo.

“Sabía que mi familia no iba a estar de acuerdo con lo que hacía, entonces siempre traté de ocultarlo, pero tras un espectáculo y otro quedaban los residuos del maquillaje, tanto, que al levantarme al otro día se veía que tenía lápiz y que estaba maquillada, y ahí descubrieron todo. Pegaron el grito al cielo, pero en ese entonces era independiente y me fui de la casa”, relata.

Empieza la aventura

Junto con tres amigos más, Juana Jiménez se trazó el sueño de presentar espectáculos en Estados Unidos, motivo por el cual, trabajaba noche tras noche para juntar algunos ahorros y viajar.

La actriz caleña ha participado en más de 40 producciones en Europa. También ha dirigido cortometrajes.

Juana Jiménez

La actriz caleña ha participado en más de 40 producciones en Europa. También ha dirigido.

Juana Jiménez

La actriz caleña ha participado en más de 40 producciones en Europa. También ha dirigido.

Juana Jiménez

La actriz caleña ha participado en más de 40 producciones en Europa. También ha dirigido.

“En ese entones, en la Plaza de Cayzedo se hacía un grupo de señores que tramitaban documentos falsos para ir a Estados Unidos; se hacían visas y te hacían ver como si tuvieras muchas propiedades, como si vinieras de una familia muy adinerada. Me informé de eso y comencé a ir donde este señor que nos arregló los documentos para presentarnos a la embajada norteamericana, ya había cumplido los 18 años. Viajamos a Bogotá para cumplir ese sueño americano que teníamos, presentamos los documentos, pero a ninguno de los tres nos fue dada la visa porque el cónsul decía que no íbamos a estudiar, que nos íbamos a quedar todo se había derrumbado”, cuenta Jiménez.

Ya entrados en gastos y luego de horas de lamentaciones y lloriqueos, los jóvenes apuntaron su proa a otro destino: Francia. Hicieron el papeleo y salieron de la embajada francesa llorando, pero de la felicidad porque les dieron la visa.

“Compramos los tiquetes, nos embarcamos, que fue un 14 de julio. Cuando llegamos era la fiesta nacional, de la Toma de la Bastilla; era toda colorida, todo el mundo estaba de fiesta, estábamos encantadísimos, era de noche, era un mundo nuevo para explorar”, recuerda con emoción al caleña.

“Con los dólares que habíamos ahorrado, llegamos a un hotel de lujo, cerca al Arco del Triunfo y cuando vimos los precios de la habitación por una noche, casi nos desmayamos, porque con tres noches se nos acababan los dólares que llevábamos, pero por fortuna, en el colegio que estudié, el Benjamín Herrera, fui bueno para los idiomas y hablaba un poco francés e inglés. Con lo que apenas sabía le dije a la de la recepción que íbamos a buscar otro hotel, que éramos estudiantes y que nos habíamos equivocado con los ceros. Ella nos encontró uno económico cerca de la Bastilla, un hotel para estudiantes, de esos de 15 habitaciones y un solo baño por piso”, cuenta.

Con los días, ‘los tres mosqueteros’, como se hacían llamar, empezaron a vivir las dificultades de ser extranjeros en el viejo continente. La primera dificultad fue conseguir trabajo, factores como los permisos y manejar el idioma a la perfección los frenaban.

Los dólares que teníamos se nos estaban empezando a acabar y el hambre acosaba. Así que en unas neveras que había en el hotel, donde varios estudiantes guardaban sus alimentos, nosotros íbamos de noche y como ratoncitos agarrábamos algunas cosas, como queso. Fue una época difícil de mi vida”, relata Juana Jiménez.

Franco Nero en filme de Juana Jiménez

Franco Nero en filme de Juana Jiménez

Juana Jiménez, actriz y directora de cine

Juana Jiménez, actriz y directora de cine

Por fortuna, cuenta que logró trabajar en un club francés recogiendo vasos de los clientes. En ese lugar se presentaban esos ‘shows’ que siempre había soñado, estilo Mouling Rouge, protagonizado por transexuales con plumas hasta el pecho, y con un pequeño baño de brillantes y escarchas.

La situación le empezó a cambiar con la llamada de un amigo en Italia, que le hizo una buena oferta de trabajo en un club. Ese fue el momento de separación de ‘Los tres mosqueteros’, pues uno se quedó en Francia, otro le salió una oportunidad en Holanda y Juana se fue para Italia.

Roma, un nuevo mundo por descubrir

Para Juana, Italia fue el mejor lugar para llegar, debido a la facilidad que tuvo de aprender el idioma y que habita una comunidad grande de latinos.

“Mi amigo trabajaba en la discoteca llamada La Muccassassina (La vaca asesina), es la más grande de Roma y comencé a hacer espectáculos de baile. En ese lugar conocí a mi primer novio, con el que estuve siete años”, recuerda la actriz y directora.

En ese concurrido club de la capital italiana, conocido por sus noches de cabaret y transformismo, a Juana Jiménez se le acercó una persona que había visto su presentación en escena y le ofreció participar en un casting para el reconocido director italiano Mauricio Ponzi, quien iba a grabar una película en Nápoles y buscaba una chica con el perfil de ella.

“Mi novio era napolitano y con él ya había comenzado a conocer el dialecto de Nápoles que era muy difícil, pero cuando uno se enamora aprende todo. Para esta película, llamada ‘Bésame mucho’, fui escogida y después de grabarla, se me abrió un portón de oportunidades”, recuerda Juana.

Su trabajo en el filme de Mauricio Ponzi llamó la atención de varias productoras y canales,  uno de ellos, el RAI 1, el nacional italiano. De ahí en adelante empezó a codearse con actores reconocidos, entre ellos, Robert De Niro y Mónica Belucci.

La actriz también empezó a ganar premios: “Estuve en ‘La mejor juventud’, que ganó premio en Cannes. Después estuve en ‘Lo Chiamavano Jeeg Robot’ (‘Lo llamaban Jeeg Robot’), de Gabriele Mainetti, que estuvo en el Festival de Roma, y así junté al menos ‘cuarenta y pico’ de producciones”.

Juana Jiménez también empezó a incursionar en la dirección de cortometrajes como ‘Harmonie, la reina de la noche’, que ha sido galardonado en diferentes festivales.

De manera reciente dirigió ‘Gota a gota’, que fue seleccionado para el Roma Film Awards.

“Durante la cuarentena grabé otro cortometraje llamado ‘El amor en tiempo de cólera’ y estamos participando en el Festival Internacional de Mallorca, en España, donde casualmente compito con ‘35’, otro cortometraje de un colombiano en el que también actué. Es decir, compito en dos filmes”, destaca la actriz caleña, quien no para de soñar y soñar y alcanzar las estrellas.

CALI

Fuente de la Noticia

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