Si es así, sienten posición y exíjales a sus alcaldes que apoyen a Galvis, que no dará un paso atrás. En total, 3 alcaldes y el gobernador del Quindío votarán en la elección del nuevo gerente de las Empresas Públicas del Quindío, EPQ, por ser quienes integran su junta directiva. El voto del gobernador vale 3 puntos; el del alcalde de Montenegro, 2 puntos; y los de los alcaldes de Circasia y Quimbaya, un punto cada uno.
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Aún no hay convocatoria y, por tanto, no se conocen quiénes serán los ternados, es decir, las 3 nombres de los opcionados para ocupar el cargo; pero sí se conoce quiénes protagonizan la lucha: por un lado el grupo que desde el mandato de la gobernadora Sandra Paola Hurtado maneja la empresa con graves fallas en la prestación del servicio, especialmente de agua, y por el otro lado el gobernador Juan Miguel Galvis, que ha dicho que espera garantizar un suministro óptimo del líquido preciado en municipios como Montenegro, La Tebaida, Quimbaya, Circasia y Filandia. Dicho de otra manera, la pelea es entre el continuismo de los de siempre y el cambio que propone Galvis.
La situación está así: para que haya un ganador, este debe tener 4 votos. Galvis pondrá los 3 suyos a favor del cambio, lo que quiere decir que con uno más logrará el objetivo. Pero todo depende de lo que decidan Gustavo Pava, de Montenegro; Julián Peña, de Circasia, y Juancho Brito, de Quimbaya. Con un voto de ellos, podría poner en marcha su plan de ‘hidratar’ a un Quindío que tiene sed.
Opositores que sienten que la propuesta de Galvis toma fuerza entre la ciudadanía han mostrado temor de perder el que han convertido en su fortín político, una máquina electoral que se apoya en una red se contratistas, en especial oficinistas, que no son fundamentales en la empresa, pero que garantizan votos en las distintas elecciones.
Allí han laborado recientemente, entre otros, el hoy representante a la Cámara John Edgar Pérez, el exalcalde de Armenia José Manuel Ríos y el actual alcalde de Armenia, James Padilla, todos representantes de la corriente política que no ha podido mejorar en una década el servicio que presta EPQ, antes Esaquín.
Para los miembros de la Veeduría Agua 24/7 de Montenegro, ese es el verdadero problema de EPQ, que no es una empresa dedicada a brindar óptimos servicios públicos, sino a generar votos. Por ello la contratación se centra en innecesario personal de oficina y no en los necesarios operarios, lo que deriva en una mala prestación de los servicios y una pobre respuesta ante las emergencias, pues los bien vestidos contratistas, incluidas las elegantes damas, no se van a empantanar cuando el pueblo lo requiera.
Los opositores inventaron que Galvis, El Diferente, busca que EPM compre EPQ. Enorme mentira, muy en su línea difamatoria, pues 10 alcaldías son accionistas de la empresa y tamaño movimiento no se podría hacer sin su debida autorización, respaldada en las mayorías, tras un análisis que concluya si es o no conveniente. No den patadas de ahogados, les quedó grande EPQ.
¿Sienten pasos de animal gigante? Mostraron miedo, y eso solo indica que Galvis va por buen camino y que no debe bajar la guardia, dado que el pueblo lo respalda. Los argumentos con los que lo atacan no tienen peso, son inconsistentes: se erosionan por su aridez; obvio, les falta de un poco de agua.
Pava, Peña y Brito saben que sus conciudadanos los juzgarán si no acompañan al actual gobernador. Este, por su parte, sigue en su línea, pues no puede ignorar las voces de la gente, esa que clama por un poco de agua y que lo ven como un oasis en medio de su triste desierto. ¡No olviden que el pueblo es el que manda!
