claves y retos de la nueva movilidad tras la covid-19

La crisis sanitaria sin precedentes que el coronavirus SARS-Cov-2 ha dejado a su paso por el mundo está provocando, necesariamente, un cambio de paradigma en la movilidad de personas. Instituciones, empresas y organismos vinculados al sector del transporte colectivo se enfrentan al reto de transmitir seguridad -y mantenerla- cuando la enfermedad aún sigue presente, teniendo que convivir con ella en la ‘nueva normalidad’ mientras no exista una vacuna que despeje todo riesgo de contagio por la covid-19. 

Sobre los retos que plantea la epidemia en términos científicos y económicos han debatido expertos de ambos mundos en una mesa redonda organizada por Vozpópuli en colaboración con Ibercaja bajo el nombre ‘Covid-19: el reto de la movilidad’. Desde prismas muy diversos, los profesionales han arrojado luz sobre el futuro de la movilidad urbana y han despejado falsos prejuicios acerca de la seguridad en medios de transporte públicos, tales como el autobús o el metro. 

Una de las principales conclusiones de la charla en la que coinciden todos los ponentes es que el virus ha tenido un efecto «devastador» en la movilidad colectiva por el miedo al contagio. Sin embargo, Dolores Ortiz, directora general de planificación e Infraestructuras del Ayuntamiento de Madrid, asegura que el transporte público «es seguro» siempre que se cumplan todas las medidas sanitarias exigidas, tales como el control de aforos, el uso obligatorio de mascarilla y el mantenimiento de la distancia de seguridad. 

¿Son suficientes las medidas?

Sobre este asunto, Fernando González Candelas, catedrático de Genética en la Universidad de Valencia y experto en la movilidad del virus, ha detallado que «si no es en el seno de otro organismo, el SARS-Cov-2 apenas puede moverse, sólo a través de restos de fluidos corporales que en ocasiones puedan quedar depositados sobre las superficies o flotando en el aire durante unos minutos, y entonces ser inspirados y penetrar en otro organismo». 

En este sentido, el experto ha puesto el foco en la importancia de detectar la covid-19 con antelación, especialmente en los puntos de entrada de un territorio o país. De esta forma, cuestiona las medidas adoptadas hasta ahora para controlar el virus, pues «una de las más aceptadas por las autoridades sanitarias y políticas, la toma de la temperatura, en realidad parece ser muy poco efectiva». «Sólo detecta una fracción muy reducida de las personas que llegan, es casi como si no hubiese ninguna medida», apunta. En su lugar, propone la realización de pruebas PCR, una medida «más efectiva aunque con un coste más elevado». 

La importancia de la tecnología

Con la mirada puesta en el control del virus y el impulso al transporte público, inmerso ahora en un proceso de recuperación de la demanda, los ponentes no dudan del papel fundamental que tendrá la tecnología. Jaime Armengol, responsable de Mobility City de Fundación Ibercaja, señala la utilización de las fuentes de datos en términos de movilidad como «posibilidad real de controlar los potenciales contagios e impedir que esto suceda». No obstante, esto también implica una serie de retos en términos técnicos y legales.

Además, el uso de la tecnología también ayudaría a las empresas de transporte a utilizar mejor sus recursos, adaptando la oferta a la demanda. De esta forma, los expertos coinciden en la importancia de «flexibilizar» el transporte público. «Tenemos que trabajar con la tecnología para tener una movilidad más sostenible y una ciudad más limpia. El coronavirus ya ha provocado que hayamos avanzado en tres meses la transformación digital que debíamos realizar en seis años», asegura Dolores Ortiz. 

El acelerón de la intermodalidad 

La tecnología también debe ser un elemento que permita seleccionar la mejor opción de transporte, teniendo en cuenta que el usuario tiende hacia la movilidad intermodal, es decir, hacia el uso de dos o más medios en un mismo trayecto. «Estamos viviendo una tendencia hacia la intermodalidad, ya no nos limitamos a un sólo modo de transporte sino que optamos por dos o tres en un mismo trayecto», comenta Carolyn Daher, coordina la Iniciativa de Planificación Urbana, Salud y Medio Ambiente de ISGlobal. 

Mariano Silveyra, vicepresidente de asuntos públicos de Cabify, recuerda que «los hábitos de movilidad ya estaban cambiando a pasos agigantados hacia una conectividad lo más rápida y cercana posible con todo tipo de activos o vehículos». Y además, Silveyra añade que «la clave para el éxito de las nuevas alternativas de movilidad pasa por ese punto de vinculación entre demanda y oferta sea lo más equilibrada posible». 

La experta en salud pública Daher insiste en la necesidad de ‘salvar’ al transporte público de la amenaza que está suponiendo la covid-19, pues «si sufriera o desapareciera tendría un efecto devastador en nuestro futuro y en nuestras ciudades». En este sentido, apunta que «hace dos semanas, la ocupación del coche privado en Madrid o Barcelona ya estaba al 80% de los niveles anteriores a la pandemia». 

El vehículo privado (y) eléctrico

Ya en el transporte individual y privado, aunque se reclama un parque de vehículos cada vez más libre de emisiones, José Ignacio Olazábal, actual director comercial de Hyundai, reconoce que «los coches eléctricos son bastante más caros que los de combustión interna, y ese ‘gap’ ed precio entre las tecnologías claramente no facilita la inversión en un entorno de crisis». 

Olazábal reclama un plan estratégico de ayudas «continuo» que incentive la elección de un sistema más sostenible, pues «el consumidor que tiene que comprarse un coche tiene más preocupación por el futuro o menos recursos disponibles; por lo que aquél que estaba pensando en uno eléctrico hoy casi seguro tiene menos ganas». 

Fuente de la Noticia

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