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Columna de Mariana Pinto Álvarez sobre el coronavirus y la salud – Columnistas – Opinión

Columna de Mariana Pinto Álvarez sobre el coronavirus y la salud - Columnistas - Opinión


Desde hace dos semanas han venido aumentando de forma acelerada las cifras de casos confirmados y fallecidos por covid-19; a pesar de esto, las personas salen de sus casas por cualquier razón, no siguen las recomendaciones de uso de tapabocas o lavado de manos constante. Es frecuente escuchar frases como: “eso no pasa nada”, “se muere más gente de gripa” o “el 1 por ciento no es nadie”, hasta afirmar que la cuarentena y los subsidios del Gobierno buscan llevar al país a un sistema comunista. Dicho esto, como médica y salubrista pública considero pertinente explicar la gravedad de la situación actual.

En Colombia, como en todo el mundo, es imposible identificar todas las personas contagiadas, los datos reportados son los casos detectados, pero no son la totalidad de las personas enfermas con el virus, además al aumentar el número de casos detectados es favorable a la hora de identificar los brotes y poder implementar medidas de aislamiento de una mejor forma. Lo ideal sería, entonces, evidenciar un incremento en el número de casos detectados, pero sin que el número de muertes crezca de igual forma. Sin embargo, esta no es la realidad del país, las cifras de muertes han ido ascendiendo, al igual que los casos de contagios, la ocupación hospitalaria y las necesidades de atención en unidad de cuidados intensivos. Los muertos no se pueden esconder, y aunque hay fallas para la identificación de la covid-19 como causa de muerte, los datos son mucho más exactos que si solo vemos los contagios.

Las enfermedades infecciosas del sistema respiratorio que todos conocemos son la gripa o influenza, la tuberculosis y la neumonía. Al revisar los datos de mortalidad del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), entre el 2011 y el 2019 encontramos que la neumonía figuraba entre la quinta a séptima causa de muerte en los colombianos, es decir, una de las principales causas de muerte; cabe resaltar que ni la tuberculosis ni la gripa figuran entre las 30 primeras causas. Solamente en el 2019 fallecieron 9.117 personas por neumonía, 1.209 personas por enfermedades del pulmón debidas a agentes externos, entre las que están las infecciones como la influenza, otros virus, hongos y hasta tóxicos; y por último 1.104 muertes por tuberculosis. Si seguimos evaluando el panorama de muerte en Colombia, se evidencia que la principal causa de muerte en mujeres y hombres son las enfermedades isquémicas del corazón. El año pasado fallecieron 38.475 personas por esta causa y en todo el año murieron por cualquier razón, ya sea enfermedades, traumas o violencia, 242.609 colombianos.

Menciono estos datos con el fin de poder evaluar el impacto de la covid-19; el coronavirus fue detectado oficialmente en Colombia el 6 de marzo de 2020, con un primer caso en la ciudad de Bogotá, posterior a esto se ha ido diseminando por todo el país. En cuatro meses que lleva el virus en Colombia, al 26 de julio de 2020, ha cobrado la vida de 8.525 colombianos; casi la misma cantidad de personas que murieron por neumonía en todo el año pasado, 7 veces más muertes que todas las personas que murieron por cualquier infección respiratoria en 2019 y 8 veces más que todas las muertes por tuberculosis. Si se compara con la principal causa de muerte en el país, en promedio 3.200 personas murieron al mes por infartos en 2019. Si pensamos en el último mes, en el cual se han flexibilizado las medidas de aislamiento obligatorio, presentamos alrededor de 5.000 muertes por covid-19.

La intención no es atemorizar ni mucho menos, pero sí es un llamado a ser responsable con uno mismo y con los demás, no pensar que no me va a tocar o que de eso no se muere nadie. Es una invitación a seguir las recomendaciones de los expertos, a no demeritar el esfuerzo del Presidente y los alcaldes, ya que es gracias a ellos que hemos podido evitar 5.000 muertes todos los meses o más. A buscar soluciones, no simplemente quejarse; a entender que si restringen la salida de casa a las personas de la tercera edad, y últimamente a las que tengan un riesgo cardiovascular elevado, como son aquellas con hipertensión arterial, diabetes y obesidad, no es por molestar, discriminar o querer violar sus derechos, es más una medida de cuidado, de protección, de que nos importan. Por último, es una voz de consideración con el personal de la salud, que son los más vulnerables y son quienes muchas veces teniendo otras enfermedades siguen firmes atendiendo sus pacientes. Estos meses no son un castigo, ni tampoco se busca que nos reinventemos, son meses en los que quedarse en casa y limitarse en ciertos gustos es un acto altruista por la humanidad, y no visitar a sus familiares o amigos es el acto más grande de amor hacia ellos.

Mariana Pinto Álvarez
Médica de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Salud Pública de la Pontificia Universidad Javeriana. Investigadora en salud mental y salud pública. Twitter: Mariana03MD



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