Comentario: La misión de China a la luna nueva es un raro ejemplo de países que trabajan juntos

En la era actual de crecientes tensiones geopolíticas, la misión Chang’e-6 es un raro ejemplo de colaboración internacional constructiva. La sonda lleva instrumentos aportados por Francia, Italia, Pakistán y Suecia. La carga útil sueca fue desarrollada con financiación de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Esto puede parecer sorprendente dado el estado actual de los asuntos mundiales. Pero la ESA y la Academia de Ciencias de China comparten una historia de misiones espaciales conjuntas, aunque las relaciones se han debilitado un poco en los últimos años.

UN DESARROLLO REFRESCANTE

Desde una perspectiva científica, el compromiso internacional de Chang’e-6 es un avance refrescante. Los científicos se guían por principios universales que sustentan el enfoque científico. Damos gran valor a los esfuerzos colaborativos, independientemente del origen nacional. La ciencia no conoce fronteras.

Las misiones espaciales son sólo un ejemplo: los científicos chinos están ganando terreno rápidamente y liderando cada vez más los logros científicos mundiales. La destreza china en ciencia y tecnología ha alcanzado niveles que ya no pueden ser ignorados ni por los colaboradores ni por los competidores internacionales.

Sin embargo, las limitaciones del mundo real en un entorno geopolíticamente cada vez más tenso afectan nuestro trabajo como científicos, influyendo en lo que pueden compartir los colegas a nivel internacional y deben tenerse en cuenta en nuestra toma de decisiones prácticas.

Es importante lograr un cuidadoso equilibrio entre la protección de los intereses nacionales y el libre flujo de ideas que, en última instancia, pueden conducir a avances científicos.

No todos los intercambios científicos alcanzan un nivel que justifique activar alertas de seguridad nacional o de interferencia extranjera. Parafraseando la política de relaciones exteriores del gobierno australiano, “colaborar donde podamos; ejercer moderación cuando sea necesario”. La misión Chang’e-6 es un excelente ejemplo de este tipo de asociación internacional productiva.

Richard de Grijs es profesor de Astrofísica en la Universidad Macquarie. este comentarioapareció por primera vezen La conversación.

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