Una de las primeras promesas de Iván Duque al iniciar su mandato, hace dos años, fue la de gobernar sin ‘mermelada’ y sin representación política de los partidos en el Ejecutivo.
Sin embargo, jugarse esa carta le trajo inconvenientes de gobernabilidad por la débil coalición en el Congreso de la República e, incluso, su mismo partido, el Centro Democrático, no tardó en reclamar participación y criticó a varios de los miembros del gabinete que el Mandatario había escogido.
De esta manera, a medida que ha avanzado su periodo, el Jefe de Estado ha tenido que hacer ajustes y ceder en algunas de sus premisas iniciales para darle cabida a otras fuerzas políticas.
51 congresistas tiene el Partido de Gobierno, el Centro Democrático, distribuidos en: 19 senadores y 32 representantes a la Cámara.
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A la expectativa
Uno de los partidos que se declaró parte de la coalición de Gobierno fue el Conservador, que rápidamente empezó a expresar inconformidad por su no representación en el Ejecutivo.
El propio presidente de los ‘azules’, Ómar Yepes, llegó a afirmar que Duque solo estaba trabajando con sus amigos.
La participación política en el gabinete, abiertamente, solo se dio hasta este año, cuando en febrero asumió Rodolfo Enrique Zea como ministro de Agricultura, de quien se aseguró era la cuota del conservatismo costeño, en cabeza de los influyentes senadores David Barguil y Efraín Cepeda.
Hoy, los ‘azules’ están a la espera de las elecciones para elegir al Defensor del Pueblo y al Procurador General. Esperarían que Duque los apoye para hacerse al primer cargo, aunque existe la incertidumbre de que el guiño presidencial sea para un ternado de otra fuerza política.
De ser así, el conservatismo optaría por el Ministerio Público, por lo que no acompañarían a la muy segura candidata de la Casa de Nariño, la ministra de Justicia, Margarita Cabello.
Pero aunque se dé un distanciamiento por estos cargos, es claro que los conservadores se mantendrán en la coalición de Gobierno hasta el final del actual mandato.
Una U menguada
Para agosto del 2018, cuando el Partido de la U decidió apoyar a Iván Duque, había dos tendencias marcadas en esa colectividad: la que apoyó hasta el último momento a Juan Manuel Santos y el Acuerdo de Paz firmado con las Farc, y la que sí estuvo dispuesta a dialogar con el nuevo Mandatario para obtener participación en el Ejecutivo.
Sin embargo, para estos últimos la apuesta no se dio porque durante la mayor parte de sus primeros dos años de gestión Duque se mantuvo en la idea de trabajar con tecnócratas más que con políticos.
Fue apenas en marzo de este año cuando entró al Gobierno un representante del partido de la U: Angel Custodio Cabrera, quien llegó a manejar el Ministerio de Trabajo.
Incluso así, desde un sector de esa colectividad se continúa haciéndole una fuerte oposición al Jefe de Estado, liderada por el senador vallecaucano Roy Barreras.
El nuevo gran aliado
Una de las nuevas apuestas del Gobierno es lograr el apoyo de Cambio Radical, partido que, aunque se mantiene en la independencia, es cada vez más cercano al presidente Duque.
Al cierre del periodo de las sesiones del año pasado fue clave para sacar adelante leyes como la reforma tributaria y la de telecomunicaciones.
Aunque es evidente que el Jefe de Estado tiene una mayor cercanía con los Char, quienes en la actualidad manejan la mitad de esa colectividad, su relación con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, jefe natural de Cambio Radical, ha mejorado.
En la actualidad, Duque tiene a dos ministros de ambos sectores. Por un lado está Karen Abudinen, quien asumió como ministra de Tecnologías de la Infomación y las Comunicaciones en mayo pasado, y es considerada la cuota del charismo en el Gobierno Nacional.
Y la carta del vargallerismo está en el Ministerio de Salud, con Fernando Ruiz, quien fue precisamente el que le diseñó el programa de salud que Vargas Lleras presentó a consideración de los colombianos durante la última campaña presidencial.
Los cristianos
Este sector, que ha sido un aliado importante para Iván Duque, en este momento está fragmentado.
El apoyo reposaba en los partidos Mira y Colombia Justa Libres, que en el Senado garantizan seis votos en la coalición de Gobierno.
Mira, desde el comienzo entró a la Administración Nacional con su anterior presidente, Carlos Alberto Baena, quien llegó como viceministro de Trabajo, al lado de Alicia Arango, y ahora le sigue acompañando en el mismo cargo pero en la cartera del Interior.
En cambio, Colombia Justa Libres no ha logrado mayor representación e, incluso, se asegura que está próxima a declararse en condición de independiente, luego de que se cayera la designación de Ricardo Arias, como director de la Unidad Nacional de Protección, UNP.
Lo cierto es que la ‘salud’ política de la coalición de Gobierno se podrá medir de lleno en los próximos meses cuando, una vez pasen las elecciones del Defensor del Pueblo y el Procurador General, comience el trámite de proyectos claves en el Congreso de la República, tales como las reformas política y de justicia anunciadas en los últimos días por el presidente Iván Duque.
Pastrana, distanciado
Uno de los pesos pesados que estuvo decididamente al lado de Iván Duque durante la campaña por la Jefatura del Estado fue el expresidente Andrés Pastrana, quien más que representar al Partido Conservador lo hizo en su nombre propio, recogiendo un sector que se alejó de Juan Manuel Santos durante la negociación del Acuerdo de Paz.
Sin embargo, hoy Pastrana está muy distante del actual Mandatario, debido a situaciones como el nombramiento de Juan Miguel Durán como director de la Agencia Nacional Minera, el cual no contó con la aprobación del exgobernante.
Pero el expresidente también mantiene un abierto enfrentamiento con el actual ministro de la Defensa, Carlos Holmes Trujillo, por el tema de las ‘chuzadas’ que se habrían adelantado, supuestamente, con participación de miembros del Ejército.
El rol de la oposición
Al presidente Iván Duque le tocó la inauguración del Estatuto de la Oposición, normatividad que le dio garantías a los partidos contradictores del Gobierno (nacional, departamental y municipal) para ejercer su derecho a controvertir.
Con esto, el Mandatario se encontró con una oposición más organizada que la que se dio en gobiernos anteriores.
“Nunca se había visto que una oposición le pudiera responder al Presidente después de su alocución, eso permite que hayan más garantías y se fortalezca la institución; es importante en cualquier democracia”, afirma el analista político Pedro Viveros.
Pero aunque los contradictores se han organizado más en bloque, hay varias figuras políticas, tanto dentro como fuera del Legislativo, que sobresalen por haberse convertido en una especie de ‘piedra en el zapato’ para el Jefe de Estado.
A la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, por ejemplo, se le ha señalado de ser la líder de la oposición y se le ha visto en varias ocasiones hacer fuertes pronunciamientos en contra de Duque.
“Me da la impresión de que ella comenzó en ese camino, pero cuando cayó 15 puntos en las encuestas, hace dos semanas, se silenció. Entonces, creo que ahora sí se está dedicando a gobernar”, afirma Viveros.
Gustavo Petro, quien llegó al Senado luego de quedar segundo en las elecciones presidenciales, es otra figura de la oposición.
“Él aceptó la institucionalidad para ir al Senado, habría podido decir que no, pero está en el parlamento, que es una tribuna, recibe un sueldo, tiene unos derechos, pero llama a la desobediencia civil. Me parece que tiene que definirse si va a estar en una oposición dentro de lo institucional o no”, dice el analista.
Por otra parte está el senador Roy Barreras, que aunque pertenece a un partido que hace parte de la coalación de Gobierno (la U), ha sido enfático en sus posturas en contra del Mandatario.
La politóloga Angélica Rodríguez destaca que desde otras posturas más propositivas “y no solo críticas” están senadores como Angélica Lozano, Ángela María Robledo y Jorge Enrique Robledo, así como representantes como María José Pizarro.
También ha sido vista con buenos ojos la representante a la Cámara por Alianza Verde Juanita Goubertus, quien se ha mostrado muy argumentada en su intervenciones.
De hecho, fue la vocera de la oposición en la primera réplica que se le hizo a Duque.
“Es una nueva estrella política. Está haciendo una oposición bonita, porque conoce sus limitaciones. No se le ve sobreactuando”, anota Viveros.
Angélica Rodríguez concluye que el ejercicio de oposición en estos dos años ha sido muy activo, “tanto desde la movilización, cuando se pudo prepandemia, pero también desde los marcos clásicos institucionales, aunque con muchas distancias y luchas entre el conjunto de opositores, justamente por sus diferentes vertientes”.