El exvicepresidente Germán Vargas Lleras cuestionó en su columna de EL TIEMPO de hace ocho días, titulada ‘Las ayudas para los atenidos’, el manejo económico de estos 50 días de cuarentena. Dice que se requiere más que promesas…
Me le mido a demostrar que no han sido solo promesas.
Por ejemplo, dice que el subsidio a la nómina del 40 por ciento de un salario mínimo por trabajador está concebido para quienes han continuado pagando la nómina, pero no para los que no la están pagando, que son los que necesitan la ayuda…
Eso tiene que ser así porque el tema es tratar de defender las nóminas existentes. Para acceder al subsidio hay que demostrar que las ventas han caído 20 por ciento…
Y que se ha seguido pagando la nómina…
Y que sostienen los contratos laborales. Puede ser que en algunas empresas hayan llegado a algunos acuerdos, como pactar que por un tiempo se paga menos, pero sí se tiene que demostrar que se está defendiendo la nómina. Por lo tanto, no es un seguro de desempleo, sino una ayuda para defender las nóminas.
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¿Qué opina de la tesis de que para empresas como hoteles y restaurantes, que llevan más de dos meses sin ingresos por acatar una orden del Estado, y sin caja para pagar la nómina, el subsidio debería ser del 100 por ciento, incluidas las cargas parafiscales, hasta que puedan retomar actividades?
Pues esto que estamos haciendo nos va a costar del orden de los 2 billones de pesos al mes. Es decir, según los cálculos que tenemos, el 40 por ciento de un salario mínimo, multiplicado por el número de trabajadores en las empresas que hayan disminuido sus ventas en 20 por ciento, nos vale 2 billones por mes. Lo vamos a hacer por tres meses en principio, no sé si toque ampliarlo, pero solo eso nos cuesta del orden de 6 billones de pesos.
¿Y eso cómo se financia?
A punta de deuda. Afortunadamente, los mercados han estado funcionando, dado el tamaño de este lío. Entonces, hemos podido endeudarnos a unas tasas razonables, los recursos están y seguimos tocando todas las fuentes disponibles. Pero 2 billones al mes es una buena cantidad de plata.
Según Vargas, las garantías estatales del 90 por ciento sobre los créditos que desembolsan los bancos implican un proceso de estudio engorroso y demorado, y que los créditos terminan donde el riesgo es menor, es decir, en las empresas que menos los necesitan…
En condiciones normales no habría ninguna necesidad de dar las garantías. Pero por las circunstancias, les estamos diciendo a los bancos: presten 1 millón de pesos, y si la persona o la empresa no les pagan, van a recibir por lo menos 800.000 y hasta 900.000. Es decir, el riesgo que van a poner en el balance es muy poquitico, y el Gobierno asume lo demás.
¿Con cargo al presupuesto nacional, qué tan factible es que se entreguen a los bancos los recursos necesarios para que el ciento por ciento de las empresas paradas puedan recibir un préstamo automático, en 48 horas, por el valor total de los costos y gastos de los meses de inactividad?
No lo creo factible. Es decir, cuando el banco presta, no es solo la plata del accionista, sino también la de los ahorradores. Por fortuna, tenemos un sistema financiero que entró a la crisis en un estado muy sólido, y no podemos pedirle que tome esos riesgos. El Gobierno es el que los tiene que tomar, y eso es lo que está haciendo con esa figura de las garantías. No podemos forzar al sistema financiero a que con el ahorro del público tome unos riesgos excesivos.
Vargas asegura que la anunciada devolución de impuestos por más de 3,9 billones se volvió una gran frustración porque muchísimos contribuyentes han encontrado que la Dian califica sus solicitudes como riesgosas, razón por la cual se inadmiten en forma automática. ¿Es así?
Pues yo no creo que haya fracasado. Lo que creo es que la Dian ha sido cuidadosa, porque al final del día, pues tiene que conseguirse la plata. Pero el plan es ambicioso y se han hecho devoluciones aceleradas, muy efectivas, por más de 1 billón de pesos.
Tenemos un sistema financiero
que entró a la crisis en un estado
muy sólido, y no podemos pedirle que tome esos riesgos. El Gobierno es el que los tiene que tomar
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¿Eliminar el IVA para arriendos comerciales, pero solo hasta julio, sí sirve?
Ahí hay toda una discusión sobre ese decreto. Porque al final del día, entre el arrendatario y el arrendador hay un contrato privado. Entonces, lo que el Gobierno tiene que buscar, y en el interés de todos, es que se llegue a unos acuerdos. Los fondos inmobiliarios, por ejemplo, que tienen muchas propiedades y las arriendan han llegado a acuerdos con quienes toman en arriendo sus activos en algo así como el 80 por ciento de los casos…
Pues yo, personalmente, tuve que llegar a un acuerdo en un contrato de arrendamiento, con la intermediación del arbitraje de la Cámara de Comercio de Bogotá. Y tengo que admitirle que funcionó divinamente…
Y eso es muy extendido, ha sido algo en lo que el Gobierno ha tenido mucho que ver. La gente rápidamente se organizó y llegó a acuerdos. Hay preocupación en algunos establecimientos que están muy cerrados como, por ejemplo, los bares y restaurantes, en que los arrendadores quieren es que se vayan los arrendatarios. Y entonces el Gobierno dice: pero ¿qué podemos hacer? Si no llegan a un acuerdo, si el dueño del local no le ve futuro a su arrendatario, pues no va a haber acuerdo. Entonces lo que el Gobierno buscó hacer con ese decreto fue decir: bueno, si no llegan a un acuerdo, dejen la constancia, y entonces esa cláusula que dice que toca pagar equis número de meses si el arrendatario se va antes de lo estipulado en el contrato, pues que eso se reduzca en un 30 por ciento. Ese es el sentido del decreto.
Otra crítica es que los tres días sin IVA son muy seguidos. ¿Uno tras otro, para reducir el impacto?
Mire, lo que se va a lograr en términos de incentivar el consumo, se logra en tres días. Son suficientes para que el ciento por ciento de quienes quieren salir a comprar puedan hacerlo.
Se aprobó una extensión del plazo del pago de impuesto a la renta, pero para la segunda cuota. ¿Por qué no se hizo para la primera también?
La primera nos agarró muy encima de la pandemia. Alcanzamos a reaccionar fue frente a la segunda para aplazarla. De mayo, que es un mes durísimo, la pasamos para noviembre.
¿Y la propuesta de eliminar el anticipo?
Hemos ido moviéndonos en esa dirección. Hay que recordar, sin embargo, que muchas empresas están funcionando casi que normalmente, las que llamamos prioritarias, y entonces, para esas no tendría sentido una medida en términos genéricos que las cubra a todas. Hemos ido paso a paso. Pero sí, es una propuesta que hemos considerado.
¿Es cierto que el Gobierno no ha hecho nada en materia de endeudamiento externo distinto de tramitar un cupito con el Fondo Monetario, pero ha perdido un tiempo precioso para buscar 20.000 millones de dólares, o más, que la banca internacional nos hubiera podido prestar, como lo ha hecho Perú?
Perú emitió un bono, nosotros no quisimos emitirlo en ese momento por dos razones: primero, porque en el momento en que salió Perú estábamos con el problema de que no se sabía para dónde iba el mercado del petróleo. Nos asociaban mucho a él y nos hubieran cobrado demasiado. En este momento, ya tenemos el proceso en marcha para salir al mercado de bonos. Segundo, Perú pidió una suma mayor al Fondo Monetario de la que pedimos nosotros, que acudimos a la ventanilla normal, que, básicamente, para ponerlo en términos técnicos, nos presta el 400 por ciento de nuestra cuota.
¿Por qué no pedimos más?
Éramos el único país, junto con México y Polonia, que teníamos el acceso a esa ventanilla. Con la crisis llegaron los peruanos y dijeron: ‘ya no queremos 400, queremos 600’, y el Fondo Monetario les dijo: ‘listo’. Y llegaron los chilenos y dijeron: ‘no queremos ni 400 ni 600, queremos 1.000’, y les dieron esa ventanilla. A nosotros nos llamaron del Fondo preguntando: ‘oiga, ¿usted quiere ampliar eso?’. Yo les dije: ‘no, yo quiero mantener eso donde está, no dar esa señal de que estamos con esa desesperación de ampliar el cupo, más bien, abran otra ventanilla’.
Estamos pidiendo prestado a la lata. Es decir, en todas las multilaterales estamos al máximo; prácticamente una o dos veces por semana estamos hablando con los encargados de esas ventanillas
¿O sea que, sin miedo, vamos a seguir buscando plata prestada para palear esta crisis?
Estamos pidiendo prestado a la lata. Es decir, en todas las multilaterales estamos al máximo; prácticamente una o dos veces por semana estamos hablando con los encargados de esas ventanillas. Vamos a ir también al mercado de capitales, y hemos mantenido aquí abiertas las subastas locales en pesos, y han sido muy exitosas. Rara vez no excedemos la demanda por recursos en tres veces lo que ofrecemos, en términos tanto de las subastas de papel de un año como en las emisiones a más largo plazo.
Perú y Chile están comprometiendo recursos para enfrentar la crisis que superan el 10 por ciento del PIB. En cambio, en nuestro caso, se estima que, como vamos, no pasaremos del 4 o 5 por ciento del PIB, lo cual Vargas Lleras considera totalmente insuficiente…
Está comparando peras con manzanas. Me explico. Lo que gastamos equivale más o menos a 3 puntos del PIB en caja, pero si se compara con otros países del mundo, estamos más allá del promedio, en términos de los gastos de caja. Y lo que ponemos como riesgo, todo este tema de las garantías, es lo que suman allá y dicen: ‘no, es que van en 10 por ciento del PIB’. Si yo sumara eso, nos daría un número muy parecido. Es decir, lo que damos como garantía no aparece como gasto, pero sí es necesario considerar que, si las cosas salen mal, pues va a haber un gasto futuro. Y ahí hay que hacer la suma de cuánto vale ese gasto futuro potencial, para poder comparar con Perú o con Chile. Si comparamos peras con peras, estamos muy cerca de esos números.
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¿Es cierto que Perú y Chile venían con ahorros, más que nosotros, y que eso les ha permitido mayor capacidad de maniobra ante la crisis?
Sí, es verdad, nosotros entramos en la crisis con un endeudamiento como del 50 por ciento del PIB; ellos con uno del orden de 20 por ciento. Pero, repito, eso no quiere decir que Colombia no haya tenido acceso al endeudamiento.
¿Cómo lo deja dormir la situación de que todos los días todos le estamos pidiendo plata al Gobierno, para todo, y todos los días al Gobierno le esté entrando menos plata?
Tenemos que tener conciencia de que no nos puede dar susto endeudarnos, porque las necesidades son muy grandes, y tiene que ser el Gobierno el que tome esos riesgos. Hay que medir muy bien esos riesgos, por respeto al contribuyente futuro, pero no podemos caer en lo mismo que los bancos, que, con toda la razón, están diciendo: ‘yo estoy protegiendo el ahorro de la gente, y no puedo tomar riesgos indebidos con ese ahorro’. Entonces, el Gobierno tiene que entrar a reemplazar ese apetito de riesgo. Por eso, no nos puede dar miedo endeudarnos. A la salida, la manera como esto se resuelve será con crecimiento económico más adelante.
¿Y como para cuándo esperamos que comience ese crecimiento económico?
Yo creo que no se va a ver por otro par de meses. Todas las fuentes de crecimiento están muy golpeadas. El comercio internacional colapsó por completo, no va a ser una fuente de crecimiento, y va a costar mucho trabajo reconstruirlo. Por eso, hay que defender frentes como la estabilidad del sistema financiero, la credibilidad del Banco de la República, de las instituciones que van a sustentar la salida de esto. Si las sacrificamos, los costos serán gigantescos.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO