Como regalo de cumpleaños número 30, Emilio Aparicio Rodríguez decidió dejarlo todo en Colombia e ir a fotografiar el mundo, pues ese había sido su sueño más grande. Tomó todos sus ahorros y cambió su plan de hacer una maestría para ir hacer postales de las auroras boreales en Islandia y ser voluntario en proyectos sociales en África.
Regresó a Colombia por un corto tiempo en 2018 y en 2019 se fue a India, país donde viajó por más de seis meses. Más adelante visitó otros países del Sudeste Asiático y regresó a India para internarse por un mes en el Himalaya. Al regresar de las montañas vio que las personas estaban en pánico, pero él no entendía la razón. En las noticias solo escuchaba la palabra coronavirus.
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En ese momento, empezó a entender de lo que todos estaban hablando y sus alarmas se prendieron al ver que estaba en el segundo país más poblado del mundo, con 1.353 millones de personas y rodeado de un virus del que apenas se conocía.
Este es su diario mientras estuvo atrapado a más de 15.000 kilómetros de casa.
Kalpa, India. 16 de Marzo 2020.
Seguía en la zona del Himalaya y estaba algo preocupado porque mi visa me obligaba a salir del país pronto y la fecha estaba próxima a vencerse. Así que me moví dos dias en bus hasta Nueva Delhi, cerca de la embajada y el consulado de Colombia. Cuando regresé a la capital de India logré aplicar a una primera extensión de mi visa, para no quedarme ilegal en el país. Las fronteras terrestres habían cerrado.
Nueva Delhi, India. 24 de Marzo 2020
Cerraron el hostal donde me estaba quedando y me mudé a un hotel donde comparto habitación de más o menos 25 metros cuadrados con una persona de Bangladesh para que no nos salga tan costoso. No tenemos dónde cocinar, así que solemos pedir la comida más económica de la carta en el hotel y tenemos que salir a comprar frutas o pastas instantáneas. Hay aire acondicionado, pero para usarlo tendríamos que pagar diariamente 45 mil pesos, por lo que hay que encontrar otras maneras de soportar los 30 grados de temperatura en una humedad del 50 por ciento. Medito para mantenerme tranquilo y pienso en poder volver a Colombia, porque en una emergencia como esta, estar cerca de las personas que amas es el mejor regalo, aunque sea cada uno en su casa, pero por lo menos en mi país.
Nueva Delhi, India. 1 de Mayo 2020
Recibí un correo electrónico. Era de la embajada y decía que era posible que hubiera un vuelo de repatriación. Lo malo es que que el vuelo tiene un valor de $2.800 dólares. Estoy pensando si me devuelvo o no, si decido hacerlo ¿cómo voy a conseguir 11 millones de pesos?
Nueva Delhi, India. 4 de Mayo 2020
Pensé, en mis viajes de los últimos años y en mi profesión. ¿Qué podía hacer para poder regresar?. Vender mi trabajo y lograr que muchas personas se pudieran quedar con algo de mis aventuras en sus casas. Trabajé 20 horas seguidas frente al computador, hice algunos diseños, seleccioné las imágenes y me arriesgué para poder regresar a casa con una iniciativa fotográfica.
Y así se me ocurrió lanzar esta “campaña” que le puse por nombre Operación Colombia. El hecho de que tenga incluida la palabra operación, hace de esta campaña algo desafiante, y con un objetivo puntual. Organicé todo, publiqué eso en redes sociales y fue sorprendente porque en tres días obtuve una respuesta y una solidaridad increíble por parte de mucha gente. Eso fue una enorme bendición y me animó mucho más.
Nueva Delhi, India. 7 Mayo de 2020
Hoy conseguí el dinero que necesitaba. Publiqué que ya había conseguido el dinero y que ya no iba a vender más fotos. La gente me empezó a escribir que quería seguir comprando pero insistí en que la venta de fotografías se había detenido. Lo último que quería era aprovecharme de la situación actual de las personas. Conseguí el dinero que necesitaba para pagar el tiquete de $2800 dólares y un poco más en caso de un imprevisto.
Nueva Delhi, India. 8 Mayo de 2020
Hoy llegó un segundo correo de la Embajada de Colombia diciendo que los que estuvieran interesados en confirmar su cupo, teníamos que llenar unos datos en una plataforma para continuar con el proceso. Nos dieron varias opciones de pago. Entonces podrías hacerlo con diez tarjetas diferentes. Muchas personas dijeron que la plataforma rechazaba las tarjetas y no se podía pagar porque era una compra internacional a una hora que posiblemente todo el mundo estaba durmiendo en Colombia. Además, era una cifra de casi 12 millones de pesos. Finalmente pagamos, pero no nos llegó un pasabordo o un tiquete de avión. Solo teníamos el comprobante de pago.
Nueva Delhi, India. 13 Mayo de 2020
En los últimos días he recibido más correos para continuar con el proceso. Llené unos formatos de migración y otros de la Presidencia e hice una declaración juramentada sobre mi estado de salud. Todos debíamos jurar que no tenía síntomas de covid-19, ni habíamos estado cerca de personas con positivo para coronavirus. Este proceso de los documentos ha sido un poco enredado y difícil para otros colombianos que están también en Asia.
Sé que algunos colombianos que están fuera de la capital van a llegar a Nueva Delhi en buses gestionados por la Embajada de Colombia.
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Nueva Delhi, India. 16 de Mayo – 10:00 p. m.
Alrededor de las 4:00 p. m. empaqué mis maletas. Un vehículo gestionado por la embajada me recogió a mí y a otra colombiana que había llegado hacía dos días el hotel y salimos al aeropuerto Indira Gandhi, que es de los más grandes de la India.
Me sorprendí al ver tantos colombianos reunidos, había más de 50 y en el año y medio que llevo fuera de Colombia no había visto a más de cinco. Me sentí más cercano a mi país y feliz al ver que éramos tantos los que anhelábamos volver a casa.
Entramos al aeropuerto con las medidas respectivas: tapabocas, guantes, antibacterial. Primero pasamos por un escáner; luego fuimos a la taquilla y nos encontramos con uno de los miembros de la embajada que verificó que estuviéramos en una lista; nos revisó los documentos; los firmó y nos puso un sello de aprobado. La aerolínea nos dejó enviar 20 kilogramos de equipaje por bodega y podíamos llevar más cosas en equipaje de mano. Luego cruzamos la zona de migración, verificamos nuestras visas y que todo estuviera correctamente. Entramos a la zona de escáners y al chequeo físico por parte de las autoridades. Nos dejaron pasar agua en mano, algo que no es permitido en esta parte de los aeropuertos; tal vez por la situación actual o para evitar el estrés de los pasajeros durante estos vuelos humanitarios. Además, no sabíamos si nos iban a dar alimentos en el avión.
Nueva Delhi, India. 17 de Mayo – 01:00 a. m.
El aeropuerto daba miedo. Estaba completamente desocupado y era impactante ver cómo estaba cuando llegué, y el contraste en la ida. Caminé acompañado de otro amigo fotógrafo hasta la sala de espera número 20 y me senté a hablar con otros pasajeros.
Nueva Delhi, India. 17 de Mayo – 02:30 a. m.
Empezaron a llamarnos para abordar. Todos teníamos la incertidumbre de que si compramos un tiquete tan costoso era porque íbamos a pagar dos sillas para poder estar sentados y tener desocupada la silla del lado. Pero no. Cuando nos subimos al avión estaba completamente lleno. Había recogido a pasajeros en Tailandia y luego se había ido a Australia y también había pasado por Indonesia. Había como 200 personas. Nos fuimos acomodando uno a uno. Despegamos sin ningún problema.
Estaba emocionado y optimista pero tenía angustia y quizá otros también. Todos teníamos tapabocas, nos poníamos gel antibacterial, los que pudieron conseguir guantes los usaban.
Y sí nos dieron comida. Cuando comíamos la gente lo hacía rápido, como pensando en no estar sin tapabocas mucho tiempo.
En ese momento pensé en la tripulación. Fue súper amable sonrían y sabía que estaba haciendo un gran esfuerzo porque cada uno de ellos estaban dejando a su familia en Indonesia para llevar a todos los colombianos a su país.
Volando sobre el Océano Atlántico. 17 de Mayo – 10:00 a. m.
Antes de subirme al avión ya tenía planeado hacer unas fotografías durante el vuelo y había hablado con un amigo piloto. Él me sugirió que revisara en la parte de atrás del avión. Así que me paré durante varios momentos del vuelo y fui hacia la cocina de la que mi amigo me había hablado. Tenía el espacio perfecto para mantener el metro de distancia frente a alguien y así hacer algunos retratos. Tenía miedo de que la tripulación me dijera que era prohibido hacer algo así dentro de la aeronave. Así que pregunté si podía pegar la bandera de Colombia y hacerles unas fotos a unos pasajeros. Me dijeron que sí y se entusiasmaron.. Además me ayudaron a ubicar la bandera de Colombia en un lugar ideal.
En el vuelo ya había conocido a algunos pasajeros, así que les pregunté si me dejaban hacerles un retrato. Les dije que se pusieran enfrente de la bandera de Colombia, porque ese será el sueño: regresar a casa, y les pedí que cerraran los ojos. A cada uno le dije que mirara en su interior y pensara en el motivo para regresar a casa.
Cada uno podía tener una razón pequeña, una grande, diez o mil razones.
Y cada uno se paró como quiso. Algunos agarraban la bandera de Colombia, otros estaban con las manos en los bolsillos, había parejas, personas de todas las razas. Esta serie de fotografías es para mí un de homenaje para las personas que todavía no han podido regresar a Colombia. Tomé 17 fotos que corresponden a la fecha del viaje.
Ámsterdam, Holanda. 17 de Mayo 2020 – 08:00 a. m. (hora de Holanda)
Llegamos a Ámsterdam, Holanda. La última parada antes de regresar.
Recogimos a otros pasajeros que estaban varados en Italia, Francia y otros países de Europa. Me sorprendió la historia de tres personas que venían desde Arabia Saudita y llevaban una cantidad de días tratando de pasar fronteras para montarse en este vuelo.
Allí estuvimos como 2 horas cargando combustible mientras se subían nuevos pasajeros colombianos y hacían cambio de tripulación. Tal vez eran unos 25 o 35 connacionales.
Luego se montaron unos señores que tenían batas quirúrgicas para sacar la basura de los baños y las cocinas. Pasaron con unas bolsas gigantes de basura dentro del avión.
En el vuelo seguí conversando con las personas. Ahí nos conocíamos y entendíamos que cada persona tenía una historia muy diferente y el sueño de regresar a Colombia era igual de importante para todos porque finalmente así hubieras tenido el dinero, querías volver. Una cosa es estar con miedo en casa y otra cosa es estar con miedo afuera de casa.
Empezó a sonar la canción de ‘Colombia tierra querida’. Fue realmente emotivo
Sobrevolando Colombia. 17 de Mayo de 2020 – 03:00 p. m.
Sobrevolando el territorio nacional se activó un mensaje en los aviones, se bloquearon las pantallas y sonó un audio que había grabado el Embajador de Indonesia ante India. ¡Nos dio un saludo de bienvenida! Nos dio animó y empezó a sonar la canción de ‘Colombia tierra querida’. Fue realmente emotivo.
Cuando aterrizamos, el piloto habló en su idioma, luego tradujo a inglés y finalmente en español. No sé cómo lo hizo pero seguramente tenía un papel, lo aprendió antes de viajar o alguien le había enseñado a pronunciar cada palabra. El piloto dijo: “Acabamos de aterrizar al aeropuerto El Dorado. Bienvenidos a casa parceros”. ¡Imposible no volverse a emocionar!
Bogotá, Colombia. 17 de Mayo de 2020 – 04:00 p. m.
Cuando el avión se detuvo fue muy triste porque no pudimos despedirnos de la tripulación como hubiésemos querido. Se portaron increíble con todos nosotros.
Descendimos y a unos cuantos metros habían unos señores con batas quirúrgica blancas que sostenían una bandera de Colombia. Nos dijeron que debíamos estar a un metro de distancia entre nosotros. Eso fue algo irónico porque ya nos habíamos revuelto a todos en el avión.
Nos pasaron por una cámara uno por uno donde verificaron la temperatura. Nos hicieron entrega de unos documentos y luego fuimos a la zona de migración, que es donde te ponen el sello y te dan la bienvenida al país. Esa parte estaba totalmente diferente: había sillas por todas partes y ubicadas a cierta distancia para mantener el aislamiento. Nos sentamos a esperar. Miembros de de Migración Colombia nos dieron instrucciones y posteriormete la Secretaría de Salud nos dijo que teníamos que cumplir con todos los protocolos de bioseguridad y teníamos que estar 14 días en la cuarentena obligatoria. Si salíamos, podíamos tener consecuencias legales.
La Policía Nacional informó que nos iban a transportar en buses para llevar a todos los colombianos a sus hoteles respectivos (si eran de fuera de Bogotá), casa propias o el lugar donde pasaríamos la cuarentena. Finalmente nos fueron entregando el pasaporte uno a uno; verificaron todos nuestros datos y nos preguntaron si habíamos tenido síntomas de coronavirus, para hacer una segunda verificación.
En ese momento sucedió algo muy importante. Algunas personas hicieron avisos con letreros que decían: No regresamos todos. Recalcando que muchos colombianos no pudieron devolverse por el costo del tiquete y su sueño de regresar a casa no se pudo hacer en realidad.
Finalmente recogimos nuestro equipaje, y en buses nos llevaron a todos a nuestro destino.
Bogotá, Colombia. 30 de Mayo de 2020 – 05:45 p. m.
Yo me vine a la casa de un amigo con el que coincidimos por suerte en el vuelo y también venía de India. Ahora estamos en su apartamento.
Han sido días de tranquilidad emocional, de adaptarse nuevamente al clima de Bogotá y a otras cosas. Muchas llamadas de familiares y personas cercanas. Días de descanso, reflexión y más agradecimiento. Pronto saldré del apartamento con las ganas y el anhelo de abrazar a mi familia. En los próximos días también debo comenzar el proceso y producción de todas las fotografías que vendí para poder costear el tiquete de regreso a Colombia.
Seguiré en casa y trabajando fuertemente para que todo mejore.
LUISA MERCADO
REDACCIÓN POLÍTICA
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