Las calles vacías del centro histórico de Cartagena de Indias en el último mes y medio son la metáfora del cataclismo económico que deja el coronavirus en la joya del turismo nacional.
El Corralito de Piedra, que entre enero y diciembre del año pasado recibió a 530.000 turistas extranjeros, según Migración Colombia, y donde todas las semanas abre un restaurante o un bar, hoy luce con las puertas cerradas en todas sus plazas y callejones coloniales: una imagen inédita en una ciudad que respira fiesta.
Atrás de los grandes portones y fachadas multicolores de las centenarias casas hoy se llora en silencio una tragedia económica que no estaba en las cuentas de nadie; menos en una ciudad próspera que les daba jugosas ganancias a los sectores legalmente constituidos y a un 78 por ciento de cartageneros que viven en la informalidad y el rebusque.
“Quiebra total, tenemos deudas millonarias y con la incertidumbre de no saber cuál es el futuro inmediato del comercio de restaurantes, bares y hoteles, uno de los sectores que más golpea esta pandemia: el turismo”, dice la diseñadora y empresaria Gabi Arenas, presidenta del grupo Gela, el cual cerró las puertas de sus nueve negocios en el centro histórico.
Este grupo comercial hoy suma deudas millonarias y debió prescindir de 220 empleos directos de cocineros, meseros, barman, porteros, asesores y secretarias, entre otros cargos.
La Cámara de Comercio de Cartagena sostiene que la crisis eliminó de tajo 41.600 empleos directos en toda la ciudad. Solo en el centro histórico, según la entidad, 2.000 empresas, inscritas como bares, discotecas y restaurantes, están al borde de la quiebra. Otras 2.000 empresas de los sectores de Bocagrande, Getsemaní y Manga quebraron.
“El 95 por ciento de los comerciantes de Cartagena redujeron sus ingresos. Y un 51 por ciento redujo sus ventas entre un 80 y un 100 por ciento”, señala Patricia Osorio, directora de Fenalco, capítulo Bolívar.
Sueños destruidos
En solo 45 días los sueños y el trabajo de 20 años del chef tolimense Juan Felipe Camacho se desplomaron.
Este joven, con estudios de gastronomía y alta cocina en España, se instaló hace 14 años en la ciudad para edificar su futuro.
Hace 10 años inauguró su primer negocio: el restaurante Don Juan, ubicado en la calle del Colegio. Con trabajo duro, Camacho abrió hace 6 años María, su segundo restaurante en el centro histórico, el cual está ubicado al lado de Don Juan.
Pero este año vino la tragedia.
“Hace 3 meses toda Colombia veía a Cartagena como la cara amable y próspera del turismo nacional: ¡La Fantástica! Pero hoy está olvidada. En Cartagena se vive más duro la crisis porque es en esencia una ciudad turística, el sector más golpeado por la pandemia. A eso se suma que es la ciudad más desigual y con una brecha social muy grande. Estamos en una bomba de tiempo por la informalidad, desempleo y pobreza”, dice.
La sola operación de los dos restaurantes vale 400 millones de pesos mensuales. “Nosotros, lo más seguro es que no aguantemos, salvo que el Gobierno salga con algún alivio”, señala.
Muy cerca de la calle del Colegio, en la plaza de San Diego están ubicados los tres restaurantes de Juan del Mar, otro de los empresarios tradicionales.
Esta semana, el empresario se reunió con sus 42 empleados para trazar como estrategia los servicios a domicilio y empleos a medio tiempo en procura de no despedir a su gente.
En Cartagena se vive más duro la crisis porque es en esencia una ciudad turística, el sector más golpeado por la pandemia
La Cámara de Comercio sostiene que el 86 por ciento de los comerciantes en el sector turismo y gastronomía no podrán mantener sus negocios a flote, si la emergencia sanitaria persiste un mes más en Cartagena.
“Hoy tengo pérdidas por un 90 por ciento, estoy tratando de negociar con los dueños de la casa donde tengo uno de mis restaurantes, pero se niegan a rebajar un peso y no reconocen la gravedad de la situación”, agrega Juan del Mar.
Carta al presidente Duque
En una misiva dirigida al presidente Iván Duque, los comerciantes de restaurantes, bares, discotecas, hostales y hoteles del centro histórico piden apoyo al Gobierno Nacional en estrategias de reactivación e innovación, impuestos y tributos, contratos de arrendamiento, pago de nóminas y servicios públicos.
En el escenario financiero solicitan líneas de crédito inmediato para las pequeñas y medianas empresas del sector, sin consideraciones sobre los riesgos.
Entre otras cosas, sugieren que los bancos establezcan plazos máximos para la aprobación o respuesta a las solicitudes de crédito y financiación que se realicen desde este sector, que hoy es mirado con recelo.
Además, como salvavidas, proponen eliminar o reducir el impuesto al consumo durante el tiempo que dure la emergencia, lo que, según los comerciantes, permitiría precios más competitivos.
Pese a las dificultades, el espíritu optimista sale a flote cuando de mirar el futuro se trata.
La empresaria Teresa Vergara, presidenta de Acodrex, gremio de bares y discotecas, sostiene que ya no es hora de lamentarse sino de plantear estrategias para el futuro.
“Tenemos que mirar al frente y pensar la ciudad que queremos ofrecer, y es claro que el lema inmediato tiene que ser ‘Cartagena, libre de coronavirus’. Necesitamos que, una vez se supere la pandemia, la gente quiera y llegue a la ciudad”, dice.
Sin embargo, reconoce que la situación de la pandemia es grave, pues Bolívar ocupa el quinto lugar en el país con más contagiados después de Bogotá, Valle, Antioquia y Meta. Números que no ayudan a mantener la buena imagen de la ciudad para un futuro inmediato del turismo.
Según Vergara, los primeros que van a restablecer actividades son los hoteles, los cuales tendrán que fortalecer las medidas de bioseguridad y podrían empezar a operar a paso lento durante el segundo semestre de este año.
Los empresarios van más allá y en la carta al presidente Duque insisten que “sin la toma de decisiones por parte del Gobierno Nacional, estamos a las puertas de una crisis social de magnitudes inimaginables, inclusive con brotes de violencia social, por la pérdida de 138.000 puestos de trabajo, de los cuales 66 por ciento pertenecen al comercio, y 34 por ciento, al sector hotelero”.
JOHN MONTAÑO
Corresponsal de EL TIEMPO
CARTAGENA