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Crónica de una fotografía que cambió la historia de Colombia – Proceso de Paz – Política

Crónica de una fotografía que cambió la historia de Colombia - Proceso de Paz - Política


En vísperas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de aquel domingo 21 de junio de 1998, había consenso en las encuestas que Horacio Serpa Uribe era el favorito y la certeza de que él era el candidato de la paz. Una fotografía, sin embargo, no solo le dio un vuelco a la tendencia, permitió que su rival, Andrés Pastrana Arango, se convirtiera en Jefe del Estado sino que cambió para siempre el curso de la historia del país.

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Serpa era un convencido de buscar una salida negociada al conflicto armado y para eso se había rodeado de un equipo de entusiastas conocedores de las guerrillas para elaborar su programa de Gobierno.

De hecho, él como pocos los conocía a fondo pues había sido el jefe del equipo negociador en los Diálogos de paz de Tlaxcala, en 1992, ante los comandantes de las Farc «Alfonso Cano», «Iván Márquez» y «Pablo Catatumbo; y Antonio García del Eln.

Así mismo, Serpa había ganado la primera vuelta por encima de Pastrana y distante de Noemí Sanín y aún mucho más lejos del general retirado Harold Bedoya, que quedaron tercero y cuarto.

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Sin embargo, a escasos días de la elección, el 15 de junio, Víctor G. Ricardo, asesor de la campaña de Pastrana, tuvo un encuentro en los campamentos de las Farc con dos de sus más simbólicos jefes: Manuel Marulanda Vélez, alias ‘Tirofijo’, el número uno; y Jorge Briceño, ‘Mono Jojoy’, jefe militar de la organización.

En una vieja casona en plena selva, rodeada por unos 300 hombres fuertemente armados, estuvo reunido durante cinco horas con ellos. Para sorpresa general, las Farc le dijeron que querían negociar con Pastrana en caso de que ganara.

‘El mono Jojoy’ Andrés Pastrana, en ese momento presidente electo de Colombia, Manuel Marulanda y Víctor G. Ricardo.

Foto:

La historia de la foto que cambiò la historia del país

Cuando estaba a punto de terminar la reunión, un entusiasta Ricardo se quitó su reloj, que tenía el emblema de la campaña pastranista, se dirigió hacia ‘Tirofijo’ y le dijo: “Señor Marulanda, le quiero regalar este reloj. Mírelo bien. Tiene un gran significado. Guárdelo en sus manos porque este reloj marcará la hora de la paz”.

El propio Ricardo se lo puso en la muñeca de la mano izquierda de ‘Tirofijo’. Luego les dijo que sería bueno que tomaran una foto los tres para dejar constancia gráfica de tan histórico encuentro.

Al regresar a Bogotá, esa fue la imagen que profusamente divulgó la campaña con la idea de que si ganaba Pastrana con él sí se firmaría la paz.

Tras la foto de Ricardo con ‘Tirofijo’ y ‘Jojoy’, Pastrana ganó las elecciones. El candidato conservador obtuvo el 50.39 % de los votos frente al liberal que se quedó con el 46.53 %. Los analistas del momento destacaron en la victoria lo que se llamó el voto de ‘Tirofijo’.

Andrés Pastrana

La foto que cambió la historia. ‘El mono Jojoy’, Víctor G. Ricardo, entonces de la campaña de Pastrana, y Manuel Marulanda Vélez, con el reloj del líder conservador.

Luego ya como presidente electo, el país se ilusionó al ver otra serie de fotos y un video. El encuentro de él con el jefe de las Farc.

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La revelación la hizo el propio Pastrana, quien dijo que el propósito de esta reunión fue el de explorar caminos que hagan posible un diálogo que conduzca a la reconciliación nacional. “Lo ofrecí en mi campaña y hoy le estoy cumpliendo al país”.

Era la primera vez en la historia de Colombia que un presidente electo se entrevistaba con el principal jefe de un grupo armado insurrecto. En el vídeo se les veía a ambos caminar por la llanura.

La historia había cambiado. Durante su administración, más exactamente en 1983, el presidente Belisario Betancur tuvo un encuentro en España con los líderes del entonces movimiento insurgente M-19, Alvaro Fayad e Ivan Marino Ospina.

Lo ofrecí en mi campaña y hoy le estoy cumpliendo al país

Sin embargo, el de Pastrana era más simbólico porque se trató de la primera cumbre de un Jefe de Estado en territorio colombiano, con miembros de la subversión.

Pero, ¿por qué decantarse por Pastrana cuando Serpa había dedicado buena parte de su vida a trabajar por la paz y su ideario de centro izquierda era más afín?

Varios comandantes de las Farc les respondieron esta inquietud a un grupo de periodistas durante las negociaciones de paz en el Caguán: Pastrana les dijo que si ganaba la Presidencia les despejaba los cinco municipios que ellos querían.

En extensión era de 42.000 kilómetros cuadrados y abarcaba los municipios de La Uribe, Mesetas, La Macarena y Vista Hermosa en el departamento del Meta, y por San Vicente del Caguán en el departamento del Caquetá El equivalente a un país como Suiza.

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La otra era lo que vino a saberse con el tiempo: Las Farc no querían firmar un acuerdo de paz sino que necesitaban ese espacio para prepararse militarmente. ¿Por que? En ese momento estaban convencidos de que en verdad podían derrotar al Estado colombiano. Estaban era ganando tiempo, según esta interpretación.

De hecho, durante la zona de distensión era frecuente ver columnas de entre mil y dos mil combatientes de la guerrilla fuertemente armados entrenándose con una disciplina férrea.

Ricardo fue nombrado por Pastrana como su comisionado de Paz. Pronto descubrió que la negociación ya era a otro precio. 

Las Farc incluso terminaron de darle la espalda a Serpa. En el país empezó a correr la idea de que la guerrilla hacia lo que se le antojaba y él mismo se fue a protestar al Caguán por sus arbitrariedades:

Su discurso es que sí a una política negociada pero que eso no significa que el Estado colombiano no utilizara la Fuerza Pública, el Ejercito y la Policía para contrarrestar la acción de la guerrilla. “Se los diré en sus propias barbas”, decía Serpa.

Un guerrillero lo frenó en seco con una metralleta que le puso en su propio pecho.

Y mientras las Farc estaban en la zona tranquilos, habían decidido lanzar una fiera ofensiva en el resto del país.

Para los ciudadanos era incomprensible que un grupo que hablaba de paz, en simultánea intensificara la práctica del secuestro con lo que llamó las pescas milagrosas, se llevará soldados y policías para engordar la lista de canjeables, asaltara pueblos, quemara ambulancias y hasta secuestrara aviones. 

La negociación con las Farc no avanzaba y pasaba el tiempo y era evidente en el Gobierno la angustia porque se intuía que iba a fracasar. 

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En ese momento, el joven líder Álvaro Uribe logró canalizar estos sentimientos con un breve y único discurso: “Hay que acabar con las Farc”.

En las elecciones de 2002 y 2006, Serpa volvió a presentarse. Para ese momento, el país no quería saber nada de una reconciliación y se inclinó por el entonces exgobernador de Antioquia.

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