Datos y tecnología, grandes aliados en situación de la crisis sanitaria


Cuando el pasado 14 de marzo el Gobierno de España declaraba el estado de alarma ante la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19, ya había en este país aproximadamente 6.400 casos confirmados y 200 fallecidos. Y el nivel de contagios se disparó en cuestión de minutos. ¿Qué hubiese pasado si se hubiese declarado el estado de alarma tres semanas antes? ¿Se podría haber previsto esta situación y haber tomado medidas mucho antes?

Es un hecho que los modelos de aprendizaje automático son una herramienta potente para poder anticiparnos a cualquier situación o fenómeno. Pero para poder utilizar estos modelos de forma eficiente es fundamental contar con los datos necesarios que nos permitan realizar análisis y alcanzar conclusiones, y que estos cuenten con la suficiente profundidad, calidad y validez.

Sin embargo, ¿qué sucede cuándo, como ahora, no tenemos antecedentes de un fenómeno que queremos predecir? ¿Cómo podemos generar un modelo de aprendizaje automático cuando no existe información suficiente? ¿Cómo podríamos habernos anticipado al Covid-19 si nunca antes nos habíamos encontrado con una situación similar?

Aquí es donde la tecnología, y sobre todo la gestión del dato, cobra aún más protagonismo. Cuando las personas nos comunicamos a través de teléfonos móviles, emails o redes sociales, compartimos información y contenidos. Es decir, generamos conexiones. Por ejemplo, los móviles pueden registrar quién llama a quién y cuándo; en cualquier compañía queda un registro del origen, destino y momento de cada uno de los emails que se mandan dentro de la misma; en los eventos físicos es posible utilizar tecnologías, como la identificación por radiofrecuencia (RFID), para determinar quién ha hablado con quién presencialmente y, por tanto, establecer una conexión; a partir de fuentes de datos externas, como las redes sociales, sabemos qué usuario comparte o consume información y en qué momento; en las ciudades, es posible saber quién se mueve, a qué lugar y cuándo.

En definitiva, gracias a todas estas conexiones construimos una enorme red que se podría utilizar para llevar a cabo planes de contingencia sobre la propagación de un virus. Además, si incorporamos la información proveniente de estas conexiones en una base de datos grafológica podremos establecer relaciones entre las personas y, a partir de un individuo con síntomas, se podría predecir la evolución del contagio y establecer restricciones de movimiento controladas hacia núcleos concretos. Y con algoritmos de aprendizaje automático es posible identificar anomalías en tiempo real que nos permitan generar alertas de propagación de virus. Gran red de conexiones con IA e «Internet de las Cosas».

En el caso del Covid-19, los resultados de los test rápidos podrían incorporar un valor fundamental al modelo de información. ¿Qué podríamos conseguir si fuésemos capaces de incorporar esos resultados a esa «enorme red de conexiones»? Por ejemplo, en el caso de Corea, desde el primer momento se puso en marcha un plan agresivo para hacer prueba que identificaran el virus. Además, a diferencia de otros países, se están haciendo las pruebas a todo el que haya estado en contacto directo con casos confirmados para detectar posibles infectados y evitar que contagien al resto de ciudadanos.

Pero para poder construir esa gran red de conexiones basada en datos y tomar decisiones relevantes, antes necesitamos los medios que nos permitan obtenerlos en tiempo real. Es una cuestión de transformación digital, ya que hay que proveer de herramientas a los ciudadanos y a las empresas para que faciliten esos datos. Por ejemplo, la Inteligencia Artificial (IA) es una gran aliada para conseguir este objetivo y países como China ya están haciendo uso de la misma (y más concretamente del Aprendizaje Profundo) al emplear cámaras térmicas para vigilar la temperatura corporal de los ciudadanos, y están proporcionando a los ciudadanos una aplicación para conocer en tiempo real posibles casos de coronavirus cerca.

Lo mismo está ocurriendo en España, donde se están desarrollando iniciativas basadas en IA como el «chatbot» que ha impulsado el propio Gobierno para atende a los mayores ante el coronavirus. No obstante, antes de llevar a cabo cualquier proyecto de IA, primero hay que analizar su retorno de la inversión, que en situaciones de crisis sanitaria será sin duda positivo. Ya estamos viendo el impacto económico que la pandemia del Covid-19 está teniendo tanto en personas como en organizaciones.

Por eso, cuando termine, vamos a ver muchos cambios, sobre todo en lo que a la salud pública se refiere. Veremos cada vez más planes basados en IA, tecnología y datos para poder tomar decisiones, y los gobiernos y ciudadanos pondrán más facilidades para aportar cualquier tipo de información que permita anticiparse y mitigar cualquier tipo de riesgo ante una situación similar. Se desarrollarán herramientas para captar información relacionada con la salud, desplazamientos y localización de las personas.

Los gobiernos tendrán que diseñar plataformas de datos abiertos que proporcionen información sobre la salud de sus ciudadanos y permitan a instituciones como la OMS recopilar datos de todos los países e identificar posibles alertas de salud. Y es que, con algoritmos de procesamiento de lenguaje natural se podrían rastrear más de 100.000 informes en 65 lenguas distintas cada día, además de múltiples fuentes alternativas, tratando de identificar posibles alertas sanitarias.

Otro gran aliado para paliar los efectos de una crisis sanitaria es el «Internet de las Cosas». Los relojes y pulseras inteligentes nos «vigilan» los sietes días de la semana y las 24 horas de cada jornada, proporcionando constantemente información sobre el ritmo cardíaco, la respiración, la actividad física y, por qué no, la temperatura corporal. En este sentido, y basándose en el éxito de la aplicación desarrollada en Corea del Sur para luchar contra el Covid-19, España ha diseñado un sistema de código abierto para controlar la pandemia y no hundir a la economía.

Porque sí que es posible desarrollar este tipo de aplicaciones en Europa, ya que el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) contiene normas, como su artículo 6.1.e que reconoce explícitamente que el manejo de datos personales es «en casos excepcionales» como el control de una epidemia y su propagación. Es decir, dichas aplicaciones deben limitarse a informar del número de contagiados en una zona, sin desvelar datos personales sobre la identidad de los sujetos, ya que eso sí podría vulnerar los derechos de los afectados.

En conclusión, hasta hace unas semanas, el uso de tanta tecnología para «controlar» a la población podría parecer exagerado e ilegal. Pero si, gracias a ello, se hubiera podido predecir esta situación ¿la gente habría dado acceso a cierta información relevante para que el Gobierno hubiese podido tomar decisiones mucho antes? Estamos ante un antes y un después, donde se ha demostrado que la tecnología se convierte en «heroína» en situaciones extremas de crisis sanitaria.



Fuente de la Noticia

Related posts

La nueva era de la inteligencia artificial con ChatGPT 4.0

Externalización de Back-Office a Colombia: BPO, Centros de Contacto y CX

Samsung Galaxy s22 ultra: la mejor opción en telefonía móvil