Ernesto Ramírez
Sucedió lo improbable, el triunfo de la dupla Petro-Márquez. Yo estaba muy pesimista, pero el domingo 19 de junio fui testigo de la historia de Colombia y de cómo lo imposible se hacía posible. Felicidad total al ver cómo Gustavo Petro iba aumentando la diferencia de su contrincante Rodolfo Hernández con cada boletín de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Reconozco que desde que tengo conciencia política, he estado recostado hacia la izquierda, a pesar de haber tenido un papá muy conservador. Lo que soñé desde joven lo viví con emoción el domingo, hasta con el quiebre de mi voz. Y es que no era para menos. Ver en la tarima y escuchar a nuestra nueva Vicepresidenta Francia Márquez rodeada de su familia, fue para mi una imagen como nunca lo pensé que la vería. Esa Colombia negra relegada y excluída era protagonista del cambio de la historia de la nación.
“Después de 214 años logramos un gobierno del pueblo, un gobierno popular, el gobierno de la gente de las manos callosas”, fueron las palabras de Francia Márquez en su discurso después de conocerse que el Pacto Histórica había ganado las elecciones presidenciales. Y sí, nunca habíamos visto tanta diversidad en la proclamación del triunfo en una contienda electoral.
Había escrito en la columna ¿PETRO O HERNÁNDEZ? que Gustavo Petro era el candidato más preparado en estas elecciones y que merecía el triunfo. Su discurso reconociendo la victoria marcó un hito cuando habló de la paz y de hacer ese acuerdo nacional para el beneficio del país. Incluso invitó a Uribe al diálogo.
Petro tiene todo para hacer historia y creo que empezó con el pie derecho al convocar a ese gran diálogo nacional. No se puede pretender ejercer el Poder Ejecutivo con el sectarismo que lo ha ejercido Iván Duque. Lo único que le ha traído a la nación ha sido más polarización y daño. Una polarización engendrada por su jefe y mentor Álvaro Uribe cuando Juan Manuel Santos se apartó de él y empezó todo el proceso de las negociaciones con las Farc EP. Sin duda alguna el responsable de tanto odio ha sido Uribe, pero a pesar de ello, estoy convencido que debe ser parte de esas conversaciones y acuerdos que propone el presidente electo.
Petro es un hombre muy inteligente y todo un estadista, por eso pienso que tiene la capacidad para partir la historia del país entre un antes y un después. Esa dupla Petro-Márquez debe insistir en ese acuerdo nacional. Solo así se tendrá gobernabilidad y la posibilidad de quitar el extremismo de la polarización política que ha vivido el país en la última década.
Esta primera semana postelectoral ha sido esperanzadora. Todavía asimilo las imágenes de esos colombianos en ríos, aldeas, veredas, pueblos y ciudades volcados en las calles celebrando el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez. Nunca había visto tal magnitud de celebración por la victoria de un político. Hay un desborde de esperanza en lo que serán estos próximos años de gobierno. Yo espero que Petro y Francia sepan aprovechar este momento histórico tan coyuntural y tengan la dignidad de estadistas conduciendo adecuadamente la nación para el beneficio de todos.
