Las mutaciones son algo muy común que existe en los procesos de copiado de información genética de los seres vivos.
Aunque los virus no están “vivos” propiamente, sí tienen información genética que copian para reproducirse y en ese proceso es en el que infectan e invaden nuestras células.
Mientras un virus circule en una población, existirán más posibilidades para que ocurran esos errores de copiado y entonces surjan más variantes.
Así, parece que no fue tan mala idea que la Organización Mundial de la Salud haya decidido comenzar a usar las letras del alfabeto griego para nombrar las variantes del coronavirus, aunque también parecería que al ritmo que vamos, las letras se acabarán pronto.
Alfa, delta, gamma, delta, épsilon…
Son las cinco primeras letras del alfabeto griego, pero también corresponden a las cinco variantes de preocupación del SARS-CoV-2, que se han identificado y que circulan por el mundo.
Aunque a ratos parecería que el coronavirus es más rápido que nosotros, en algunos momentos hemos tenido ventaja: al conocer su código genético completo casi desde el inicio de la pandemia.
Con eso supimos que se trataba de un nuevo virus, y así se comenzaron a diseñar las vacunas que ahora tenemos.
También podemos comparar los genes de los coronavirus que están causando las infecciones actuales y compararlos con el “original”, para así identificar las mutaciones cuando ocurren.
Cuando esas mutaciones permanecen y se heredan entre un grupo de virus, es entonces cuando estamos frente a una variante.
En el caso del coronavirus algunas de sus variantes son consideradas de preocupación, debido a que ya tenemos evidencias de que se contagian con más facilidad, como pasa con la variante Delta, o que podrían causar una enfermedad más severa como la variante Alfa.
Pero también existen otras variantes que hasta ahora no han dado señales de que deban preocuparnos, esas se denominan de interés.
La variante Lambda
Aunque le toca una letra que va más adelante en el alfabeto, la secuencia genética de esta variante del SARS-CoV-2, se identificó en diciembre de 2020 en Perú.
Desde que se vio que las mutaciones que contiene eran transmisibles, es que se le denominó una variante de interés: es decir que debemos vigilar su avance.
En Perú ya es la variante dominante: causa alrededor del 97% de los casos de covid-19.
Además se ha identificado su presencia en 29 países diferentes, incluidos varios de América: Chile, Argentina, Colombia y México, entre otros.
Aunque para la OMS sigue siendo una variante de interés, algunos epidemiólogos y virólogos consideran que debemos poner más atención en ella.
Por ejemplo: el Departamento de Salud Pública del Reino Unido considera a Lambda como una “variante bajo investigación”, debido a su rápida expansión en algunas regiones y al hecho de que es una variante con muchas mutaciones.
La variante Lambda acumula siete mutaciones diferentes relacionadas con la proteína S, que le sirve para entrar a las células e infectarlas.
Otras variantes de preocupación que se han expandido rápidamente, como Delta, también tienen mutaciones en la proteína S.
Hasta ahora no existen evidencias que las mutaciones que tiene la variante Lambda hagan que sea una versión más peligrosa del coronavirus. Considerando que el original ya lo era.
De cualquier forma, es un hecho que todavía falta mucho camino que recorrer en el alfabeto griego, respecto a los nombres de las variantes del coronavirus.