«El equipo no está unido, ni siquiera hay equipo», dijo antes del partido Adolfo León, técnico encargado de los leopardos. Contra todo pronóstico, los azucareros no defendieron su casa y ahora deberán sufrir para sellar su clasificación.
En estado de anarquía. Así llegó Atlético Bucaramanga a Palmaseca a enfrentar a Deportivo Cali luego de que el pasado sábado su DT, Diego Cagna, fuera despedido por malos resultados. Y en la previa, Adolfo León, técnico encargado, soltó una perla: «El equipo no está unido, ni siquiera hay equipo». Y contra corriente se impusieron por la mínima diferencia ante los azucareros.
Un triunfo que no cambia nada y a la vez todo. Eliminados de la Liga Águila, pero, tal vez, ahora, se respira un ambiente más ameno en un vestuario roto. Por lo visto, la misión de León, que era levantar la moral del equipo, no se cumplirá. Al menos, gracias a él, quien con sus palabras evaporó cualquier chance de mejorar el ánimo de sus jugadores.
El único gol del compromiso fue obra de Michael Rangel a los 79 minutos luego de un flojo remate que se desvió en Jhon Lucumí y que tuvo una floja respuesta de Camilo Vargas.
Con Nicolás Benedetti, Fabián Sambueza y Andrés Roa en la nómina titular, parecía que ideas no le iban a faltar al cuadro azucarero, pero solo dominaron el encuentro en el primer cuarto de hora.. A los tres minutos les anularon a los locales un gol de cabeza de Roa por una aparente falta de Andrés Pérez. Luego, el Cali no mostró hambre para sellar su tiquete a la siguiente fase de la Liga Águila.
Arbitraje polémico de Leevan Suárez, quien no decretó dos penales a favor del equipo de Gerardo Pelusso. Uno era discutible, el otro fue clarísimo. Con este resultado, los azucareros, con 28 puntos, buscarán sellar su clasificación ante Nacional en casa o Pasto de visitantes. Quedan dos fechas y tienen la obligación de ganar al menos uno de los partidos. Pero la decepción es mayúscula, pues no pudieron superar a un cuadro en crisis y sin horizonte.
El Espectador