Y quizás dentro de estas últimas líneas hubo un término que es poco conocido y que sin duda vamos a explicar: hidrófobos. Se les conoce de esta manera a unos tipos de medicamentos que no son solubles al agua. Entonces, según lo reseña Slash Gear, pueden ser difíciles de formular en tabletas, pues deben descomponerse en cristales extremadamente pequeños con la intención de que el sistema inmune los pueda asimilar.
La publicación de MIT expone que alrededor del 60 por ciento de los medicamentos comunes que compramos en una farmacia, tienen moléculas hidrófobas como elementos activos en su composición. Entonces, han creado una técnica que crea la emulsión del fármaco y luego lo cristaliza. Con esta acción se permite cargar una dosis más fuerte al elemento comprimido.
Mayor fármaco en menor tamaño de pastillas
Liang-Hsun Chen, estudiante de posgrado del MIT y autor principal del nuevo estudio explica además del tamaño, deben pensar en el resto de componentes. “Esto es muy importante porque si podemos lograr una alta carga de fármaco, significa que podemos hacer dosis más pequeñas que aún logran el mismo efecto terapéutico. Esto puede mejorar enormemente el cumplimiento de los pacientes porque solo necesitan tomar un medicamento muy pequeño y sigue siendo muy eficaz”, dijo.
La mayoría de las pastillas que tomamos de forma habitual constan de un ingrediente activo. Entonces, este se combina con otros compuestos a los que llaman excipientes. Estos últimos que ayudan a estabilizar el medicamento y a controlar cómo se libera en el cuerpo. “Los comprimidos, cápsulas, películas o simplemente las pastillas resultantes se denominan formulaciones”, manifestaron desde el MIT.
En el proceso de creación de pastillas con elementos hidrófobos, las farmacéuticas usan un método que consta de moler el compuesto hasta llevarlo hacia los nanocristales. Debido a que, como ya se dijo anteriormente, en este estado son más fáciles para que el cuerpo humano los asimile.
Sin embargo, para Chen “el paso de molienda requiere mucho tiempo y energía, y el proceso abrasivo puede provocar cambios en las propiedades de los ingredientes activos, lo que puede socavar los efectos terapéuticos”.
De esta manera comenzaron a indagar en una alternativa que los llevó a la emulsión. Las emulsiones son combinaciones de gotitas de aceite suspendidas en agua. Es algo parecido a lo que vemos cuando en una ensalada se entrelazan el agua y el aceite.
Los investigadores hicieron este utilizando ondas de sonido para crear gotitas de aceite a nanoescala. Cuando se formó la emulsión, “los investigadores la transformaron en un gel al colocar el líquido en un baño de agua caliente. Las partículas cargadas de nanocristales se pueden triturar en un polvo y comprimir en tabletas utilizando técnicas estándar de fabricación de medicamentos”, escribió Slash Gear.