Redacción
La salida de Jorge Enrque Vélez de Dimayor, capítulo 1.500…. ¿Por qué no se decide si ya todos los clubes poderosos que lo abandonaron? ¿Qué espera para rescatar algo de prestigio y no salir tan lacerado de un cargo en el que ha cometido varios errores que minaron su credibilidad? ¿Por qué se alarga tan innecesariamente el final de la la novela? Por culpa del vil dinero.
Vélez firmó, el 31 de julio de 2018, un contrato a término indefinido que tenía como objeto la dirección de la Dimayor, que agremia a los 36 equipos profesionales de Colombia. A pocos días de cumplir dos años, perdió respaldo por sus desaciertos sobre el manejo económico de los derechos de TV, el dinero de televisión internacional que jamás llegó, el manejo de la crisis por la pandemia del coronavirus covid-19 su vinculación con una firma de dudosa trayectoria y otros desatinos en las relaciones con el Gobierno, que al final pagará con ‘su cabeza’. Pero eso les va a costar a los directivos, que no tendrán fácil el camino del adiós.
¿Qué dice la Ley sobre la terminación de un contrato a término indefinido sin justa causa? La definición es clara: «En todo contrato de trabajo va envuelta la condición resolutoria por incumplimiento de lo pactado, con indemnización de perjuicios a cargo de la parte responsable. Esta indemnización comprende el lucro cesante y el daño emergente».
¿Y cómo se calculan esos perjuicios?
El artículo 64 del Código Sustantivo del Trabajo lo define sin lugar a dudas:
«Para trabajadores que devenguen un salario igual o superior a diez (10), salarios mínimos legales mensuales se pagarán Veinte (20) días de salario cuando el trabajador tuviere un tiempo de servicio no mayor de un (1) año. Si el trabajador tuviere más de un (1) año de servicio continuo, se le pagarán quince (15) días adicionales de salario sobre los veinte (20) días básicos del numeral 1 anterior, por cada uno de los años de servicio subsiguientes al primero y proporcionalmente por fracción».
¿Traducción? Si es verdad, como se especula, que el salario de Vélez ronda los 50 millones de pesos al mes, su indemnización sería muy cercana a los 60 millones de pesos. Eso ceñidos a la Ley.
Pero según las declaraciones de Carlos Orlando Ferrerira, presidente de Alianza Petrolera y uno de los escuderos del discutido dirigente al programa de Munera Eastman en Medellín, «Él considera unos daños a su moral».
Y eso, según el abogado Andrés Charria, está contemplado en la Ley, pero tiene unas especificaciones: «Es un principio básico del derecho que quien alega, prueba. Si considera que hay un perjuicio real puede ir donde un juez y demandar, claramente. Pero en esos casos también hay unos montos para calcular esos perjuicios».
Según el experto, Dimayor bien puede pagar lo que está especificado en el Código Sustantivo del Trabajo, apartarlo del cargo y esperar a una demanda de Vélez, que tomaría tiempo y podría ser costosa. Ese es el riesgo que corre el empleador. Pero el empleado se arriesga a que sus argumentos no sean tenidos en cuenta por un juez y a pagar, al final del proceso, los costos, que no son pocos. Es un pulso indeseable para las dos partes. Al final, Eduardo Pimentel, de Boyacá Chicó, tenía razón en su solución hace un par de días… pero sus colegas quieren evitar el pleito.
Y entonces, así están las cosas: Vélez espera oficializar su renuncia antes de la asamblea, este viernes 24 de julio (en unas pocas horas) para evitarse la incómoda discusión de ver que hoy tiene a las mayorías en contra y será presionado a dar un paso al costado. Se dice que le ofrecen 300 millones de pesos, monto muy superior a lo que especifica la Ley, pero él pediría 800 millones para irse y dejar de ser un factor de discordia.
La negociación tiene pocas horas para ser exitosa. Todos conocen los riesgos y también el destino final de Vélez: la renuncia. ¿Cuánto costará, en días en que los clubes sufren su peor crisis económica? Esa es la cuestión.
