Mientras la mayoría de los ciudadanos chinos en la inauguración de los Juegos Olímpicos de 2024 en París ondeaban banderas nacionales chinas en un intento de animar a su equipo, algunos estaban allí sosteniendo pancartas que transmitían un mensaje muy diferente: protestar por el historial de derechos humanos de Beijing.
Mientras la policía francesa acordonaba las carreteras principales en las afueras de los lugares clave el viernes por la noche antes de la ceremonia de apertura a lo largo del río Sena, Liu Feilong y Qian Yun se unieron a la ansiosa multitud.
Pero en lugar de vitorear, levantaron un cartel en apoyo de la isla democrática de Taiwán, que es objetivo de incursiones militares chinas Casi a diario.
El eslogan del cartel estaba dirigido en parte a Liu Shaye, el presidente de China. Embajador franco en Francia OMS descrito recientemente El gobierno elegido democráticamente de Taiwán es un «régimen rebelde» que China podría derrocar en cualquier momento.
«Liu Shaye y el Partido Comunista Chino son el verdadero régimen rebelde», decía el cartel.
La maquinaria de propaganda del gobierno chino se ha puesto en marcha a toda marcha para garantizar una cobertura favorable en los Juegos Olímpicos de este año, con atletas chinos Se le ordenó no hablar con los periodistas no sancionado por altos funcionarios.
Pero hay un grupo de ciudadanos chinos que a veces quedan al margen: Activistas y disidentes en el exilio.
La protesta de Liu y Qian pasó prácticamente desapercibida entre la multitud de aficionados al deporte en las calles parisinas en la noche inaugural de los Juegos.
Huyendo de la persecución en China
Pero para algunos activistas en el exilio, que también protestaron durante una visita a París del presidente chino Xi Jinping en mayo, tales acciones se están convirtiendo en una forma de vida.
Dos horas antes, Liu y Qian aparecieron frente a la embajada de China en París y levantaron una bandera nacional china, no en apoyo patriótico a los atletas chinos, sino en protesta por cuestiones de derechos humanos.
En su versión de la bandera, el grupo de cinco estrellas doradas tenía una calavera negra garabateada sobre él.
«Sólo quiero expresar mi esperanza de que el gobierno chino se preocupe por los derechos humanos», dijo Qian a RFA Mandarin.
Ni Liu ni Qian son ajenos a la persecución política en China.
Qian, que huyó de China en 2021 y ahora tiene poco más de 30 años, fue expulsado de la escuela secundaria por expresar dudas sobre la visión oficial de la historia. Él y su familia fueron acosados y perseguidos por la policía y los funcionarios del gobierno local, que lo etiquetaron de «enfermo mental» en 2014, lo que lo ponía en riesgo de ser detenido en cualquier momento.
Pidió al gobierno chino «dejar de involucrarse en este tipo de persecución».
«La forma en que me etiquetaron como enfermo mental fue demasiado casual», dijo Qian, quien citó el caso de Dong Yaoqiong en 2018. Detenido a la fuerza en un centro psiquiátrico en la provincia central de Hunan, después de salpicar tinta negra sobre un cartel de Xi Jinping para una protesta en video en las redes sociales.
HISTORIAS RELACIONADAS
El equipo olímpico chino niega problemas con el calor del verano en París
La inclusión de un uigur como portador de la antorcha olímpica por parte de China es una «distracción», afirma un diplomático estadounidense
Detienen a un veterano activista de Hong Kong tras planear una protesta durante la inauguración de los Juegos Olímpicos
Aplicación de la ley con «brazo largo»
Liu, oriundo de la provincia sureña de Guangdong y que vestía una camiseta negra con las palabras «Juventud de Guangdong» estampadas en chino e inglés, dijo que también abandonó China en 2021 con la esperanza de vivir con mayor libertad en los Países Bajos.
«Libertad para que se expresen diferentes voces y diferentes opiniones políticas, libres de miedo y sin tener que preocuparse de rendir cuentas o de ser investigados», afirmó.
Pero incluso en un país libre, persisten algunos riesgos, y los disidentes y activistas extranjeros denuncian con frecuencia… Vigilancia y acoso por partidarios y agentes del Estado chino, incluso en suelo extranjero.
En mayo, un estrecho colaborador de Liu experimentó de primera mano los métodos de aplicación de la ley de «brazo largo» de Beijing.
«[Fellow activist] «Chen Kui y yo protestamos contra la visita de Xi Jinping a París», dijo. «Al día siguiente, la policía de seguridad del Estado de China visitó a sus amigos y familiares y los amenazó».
Un trato similar fue dispensado a otro activista en el extranjero conocido por su apodo Jiang Bu, dijo Liu, añadiendo que él mismo ha cortado todo contacto con su gente en su país en un intento de protegerlos.
«El gobierno chino realmente teme este tipo de voz de oposición», dijo.
Traducido por Luisetta Mudie.
