La interpretación de Teno del amapiano es, en muchos sentidos, típica de la iteración actual de la cresta del sonido: a la vez grosera, grosera y lujosamente hábil. Él aplica una versión mínima del sonido ya esbelto, enfatizando su bajo de registro, crujidos de caja y movimientos y puñaladas de sintetizador hábilmente hipnóticos. Este es particularmente el caso de «Bells», cinco minutos y medio que revientan las entrañas de ritmos inmersos y rizos, su sonido de registro llevado a una distorsión delirantemente ajustada. “Gomora Groove” y “Halaal Flavour” son igualmente potentes, sus pulsantes líneas de bajo como Semtex: firmes, pero flexibles, y ocultando un núcleo explosivo. Estos son temas de fiesta, con primos en el funky del Reino Unido y tíos mayores en la mezcla de Pretoria de kwaito, diBacardi, gqom e híbridos apátridas como «Township Funk» o «Saka Saka» de Mujava.
De vez en cuando, Teno se sumerge en las cepas más lujosas y conmovedoras de lo que se conoce como Harvard Amapiano. El subgénero es más hábil, más suave y más endeudado con el cool autocomplaciente y autoconsciente del deep house y el afrotech. Temas como el borroso, con Leyla, «Where You Are» se inclinan hacia esta estética aspiracional de penthouse: sus almohadillas a la deriva evocan anuncios de perfumes más que bailes empapados de sudor. La introducción de vocalistas (en su mayoría mujeres, a menudo cantantes) es un giro relativamente nuevo dentro del lapso de casi una década de la escena hasta la fecha, y ha crecido constantemente desde que el género irrumpió en la radio convencional de SA y en metrópolis modernas como Londres, Tokio y Los Ángeles durante los veranos de 2020 y 2021. Estas son canciones destinadas, si no diseñadas, a atraer a una audiencia más convencional y amigable con la radio. El guiño de Teno a la tendencia refleja la evolución del sonido para cumplir con las limitaciones de los motores de búsqueda y las listas de reproducción de radio, pero no va tan lejos como para verter concreto en el molde amapiano. En “Fall In Love”, con KayCee, convierte las voces en pops y trinos, con toques de distorsión en buena medida; y en “Duma ICU”, con el colaborador habitual Stylo MusiQ, esos lujosos sintetizadores adquieren una temperatura más gélida, junto con un sintetizador gorjeante que suena como el aterrizaje de un ovni de dibujos animados. Así es que con cada tenedor, se forma un hueco y algo nuevo lo llena, extendiéndose y expandiéndose con la misma energía e ingenio humano que los burbujeantes municipios donde se originó el sonido.