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DUQUE Y EL COVID

Imagen tomada de www.cn.reuters.com

Este 2020 ha sido un año muy particular que siempre lo llevaremos en nuestras mentes. Pero para los mandatarios del mundo, ha sido un reto. Gobernar bajo las presiones y todo lo que ha implicado esta pandemia, no ha sido cosa fácil. Estar en el pellejo de ellos es lo último que me gustaría.

Por supuesto que Colombia y su presidente, el señor Iván Duque Márquez, tampoco lo ha tenido fácil. Hasta antes de la pandemia, su administración se había caracterizado por ser muy deficiente en casi todos los aspectos: económico, de seguridad y manejo de la paz, la elevada corrupción, desempleo, gobernabilidad, en fin, hasta comienzos de marzo, se rajaba en casi todo. No fue gratuito el estallido social que empezó a enfrentar a finales del 2019 cuando se hicieron las primeras marchas de protestas. Y como si le faltaran cosas peores, llegó el Coronavirus a terminar de hacer estragos a lo poco o nada que Duque había logrado en su administración.

El presidente Iván Duque tuvo la posibilidad de lucirse en momentos de crisis, pero la dejó pasar. Las pésimas medidas tomadas para afrontar el encierro y la quiebra de empresas, será algo muy negativo que marcará su administración. No es posible que Duque se haya demorado 2 meses después de haber empezado la pandemia en Colombia, para que tomara importantes decisiones como el subsidio a la nómina para las empresas micro, pequeñas, medianas y grandes. Si esta ayuda a la empresas se hubiera tomado desde el momento en el que el país se puso en cuarentena y obligó a los empresarios a cerrar sus negocios, se hubiera impedido la catástrofe que significó el aumento del desempleo a un poco más del 20%. Ya de por sí, Colombia tenía unas altas cifras antes de la pandemia.

El subsidio a la nómina hubiera impedido a las empresas que les tocó cerrar de despedir a sus empleados. Dos meses después que Duque tomó esa medida, ya eran muchos los dueños de empresas que habían despedido a sus trabajadores. Incluso, le hubiera impedido a esos microempresarios a no pasar hambre y angustia porque cualquier subsidio les hubiera ayudado a sobrellevar esa enorme crisis que vivimos, pero más a ellos que lo perdieron todo. La tacañería de Duque no sólo le trajo más impopularidad sino que puso en mayor crisis a la pobre economía colombiana.

Por otro lado, la pandemia también ha sido usada por muchos gobiernos como medio de control y coerción. Estallidos sociales se venían dando en varios países antes de la llegada del Coronavirus. Chile y Ecuador son ejemplos claros de cómo las sociedades se empezaban a movilizar en protesta a sus gobiernos y a leyes que iban en contravía de generar un bienestar social, como fue el caso de Chile y su régimen pensional con el cual se beneficiaba a los dueños de los fondos de pensiones, pero era la gente la que se perjudicaba con jubilaciones de miseria. Esto es sólo un ejemplo de uno de los tantos reclamos por los cuales los chilenos se volcaron a las calles.

Colombia no fue la excepción y como una onda expansiva, la sociedad también se vio impactada por ella. Fue así como después de más de un año del gobierno de Duque y ver que el país iba peor, la gente se organizó y se lanzó a las calles a protestar por una situación social que se venía deteriorando desde años anteriores. Pero llegó la pandemia con su cuarentena y todos esos movimientos sociales quedaron aplazados. Chile ya nos llevaba ventaja y toda esa movilización social logró efectos positivos en el gobierno del presidente Sebastián Piñera quien se vio obligado a echar para tras leyes perversas e incluso a que se aprobara hacer un plebiscito para cambiar la constitución. Muchos de los reclamos de los chilenos no se podían modificar por leyes sino con un cambio en la constitución que había sido hecha por el dictador Augusto Pinochet favoreciendo al empresariado. De esta manera el 80% de los chilenos que participaron en el plebiscito lograron su objetivo y votaron por el sí para cambiar la perversa constitución fruto de un régimen dictatorial.

En Colombia apenas se empezaba a movilizar la gente cuando llegó la pandemia. Queda en el ambiente un sabor muy extraño al ver a Duque rezagado en todo lo que tiene que ver con el manejo de esta crisis generada por el Coronavirus. Lo más reciente ha sido estar – al parecer – al final de la cola entre los países que esperan adquirir las vacunas contra el Covid-19. Y digo que es un mal sabor porque mientras más se demore el proceso de inmunización en Colombia, es la posibilidad del gobierno de Duque para mantener controlada a la población, con miedo de salir a las calles a exponerse. No sabemos si esos acuerdos tan retrasados con las farmacéuticas sean intencionales para controlar el estallido social que Duque empezó a sufrir antes de la pandemia. Pero lo que sí es cierto es que el presidente Duque tiene una cuenta pendiente con la movilización social en protesta por los deficientes resultados de 2 años y medio de su gobierno.

NOTA: Al cierre de este artículo, el presidente Duque anuncia al país negociaciones con algunas farmacéuticas para empezar la jornada de vacunación en las primeras semanas del 2021. Esperemos que no haya contratiempos y que sea una realidad. Hay que estar pendientes a más detalles de cómo se llevará a cabo este proceso de inmunización.

La pareja fue vista por última vez el pasado 6 de diciembre (Foto: Especial)

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