El año de cambio presenta composiciones tanto nuevas como antiguas, cada una de las cuales ilustra la habilidad de Eno para crear paletas de colores. Cada pieza sigue un patrón similar: cuerdas exuberantes tocadas por Score Berlin giran alrededor de melodías de piano melancólicas y simples que recuerdan a uno de los compositores favoritos de Eno, Erik Satie. Es música cinematográfica, impulsada por armonías en expansión y movimiento fluido. En lugar de soñar con el futuro, estas piezas nostálgicas se sienten como si estuvieran mirando hacia el pasado, observando a vista de pájaro el cambio que ocurre a lo largo de la vida.
Sin embargo, en los momentos en que cada elemento encaja, Eno logra captar la forma en que la música puede imitar la fluidez de la memoria. Como si intentara colorear recuerdos que se han vuelto borrosos, sus composiciones nostálgicas y el movimiento suspendido a menudo emulan la sensación de tratar de recordar recuerdos que han perdido su forma. Sus ondas de sonido a la deriva pasan por alto los detalles, borrando la mecánica de sus melodías y dejándonos solo con su espíritu melancólico.