EL CONGRESO

Imagen tomada del portal www.amp.rfi.fr

Una nación democrática tiene 3 poderes fundamentales para su funcionamiento. Lo aprendimos en las antiguas clases de Educación Cívica: Poder Ejecutivo, Poder Judicial y Poder Legislativo. Los tres con sus funciones específicas y su engranaje dan marcha a un país y garantizan la independencia de cada uno honrando así la democracia.

Desafortunadamente en países como Colombia, donde casi todo se corrompe, el Poder Legislativo no se ha escapado de las garras de la corrupción. Desde que tengo uso de razón, ha sido una institución viciada de escándalos, corrupción, despilfarro y robo del dinero público, entre otros muchos males que se han eternizado tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, los dos grandes componentes de ese Poder Legislativo.

Los hombres y mujeres que elegimos en las elecciones son los representantes de todos los colombianos. Quienes participamos cada 4 años en el proceso electoral, depositamos nuestros votos en personas que nos representarán en el Capitolio Nacional. Llegan a ocupar un asiento gracias a que usted y yo votamos por esa persona. Un Congreso multicultural por la diversidad de sus representantes que provienen de todas las regiones del país. Llegan a Bogotá elegidos por los votantes que esperamos mucho de ellos, que lleguen a hacer leyes y a gobernar para el beneficio de quienes los eligieron y de toda la nación. Ese es el ideal si se tuviera consciencia de la importancia de esta institución, pero desafortunadamente el 60% de los colombianos que participan con su voto, llegan a las urnas porque les han dado algún incentivo para que voten por algún candidato. Un beneficio que puede ser $40 mil pesos por voto como sucedió en la campaña de Aída Merlano en el 2018, o un puesto de trabajo, o un tamal, o un mercado, o un bulto de cemento, o tejas para la casa, etc. En Colombia hay cientos de formas que esos políticos sucios tienen para “motivar” al electorado a participar en las elecciones. Y de ese 100% de personas que siempre participamos en las elecciones, alrededor de un 40% votamos a conciencia, es decir, conscientes de la importancia que tiene el Poder Legislativo, de la necesidad de elegir gente honesta, que quiera trabajar por sus electores y por Colombia.

Hoy, a un mes de las elecciones legislativas, como se llama al proceso de cada 4 años para elegir a los congresistas, estamos viviendo un precioso momento histórico por todos los acontecimientos de los últimos años en cuando a movilización social. El Paro Nacional del 2021 y las largas semanas de gente en las calles, pero sobre todo de la juventud manifestándose, me han hecho creer que hay un despertar en la consciencia política en ese gran sector de la población que nunca participa en los procesos electorales, los jóvenes. Con los adultos que siempre hemos participado ya no hay nada qué hacer, esa relación 60% vs 40% difícilmente se alterará y siempre nos llevará ventaja ese 60% que es el porcentaje  de quienes votan “motivados” por el incentivo del político corrupto de siempre. Es por eso que nunca hemos visto una renovación en el Congreso y siempre ocupan las curules los mismos políticos y sus clanes familiares y de compinchería, quienes llegan al Congreso a gobernar y a hacer leyes para sus propios intereses y para quienes, con sus fortunas, los patrocinan para ser elegidos, llámense empresariado, industriales, paramilitares, narcotraficantes, etc. Porque cuando en una democracia hay dineros privados financiando campañas, esa democracia se convierte en prisionera de los intereses particulares de unos pocos, como ha pasado en Colombia.   

Como decía, se respira un despertar político y una consciencia en la importancia que tiene el Poder Legislativo. Incluso, estoy convencido que es en el Congreso donde realmente se dirige la nación. Es ahí donde se deben hacer las leyes para el beneficio de todos, tanto de las mayorías como de las minorías. Es en el Congreso donde se debe legislar pensando en el futuro del país, en cambiar tantas leyes injustas y en donde se debe poner en práctica la Constitución para ir logrando poco a poco una sociedad más justa, más equitativa, con más oportunidades para todos. Un presidente alternativo, con ganas de dirigir el país con equidad y justicia, no podrá hacer absolutamente nada si tiene un Congreso como el que siempre ha existido. Simplemente no lo dejarían gobernar. Así de importante es el Poder Legislativo.

Estamos ante un proceso electoral único, por lo menos así lo sueño, porque creo que miles de colombianos son más conscientes de la importancia de participar en los procesos democráticos como las elecciones. Tengo la confianza de que son numerosas las personas que han despertado con ganas de que el país tenga un cambio. Espero no equivocarme, pero creo que cientos de miles de jóvenes están decididos a participar con su voto. Sueño que la juventud entienda que el 2021 fue el año de volcarse a las calles a protestar, pero que el 2022 la protesta debe continuar pero en las urnas. Hay que castigar a esa clase política sucia, ladrona y corrupta. Hay que renovar y empoderar a la Rama Legislativa. El 13 de marzo proteste, hágase sentir, hay listados para Senado y Cámara de Representantes que valen la pena darle la oportunidad. Analice y vote. El Pacto Histórico tiene hombres y mujeres muy valiosos y deben ser unos listados a tener en cuenta. Hombres como Humberto de la Calle, todo un estadista que tiene el país en su cabeza, también merecen una silla en el Congreso. Mujeres como Mábel Lara, con una sensibilidad por lo social y las minorías, deberían darle la oportunidad de llegar al Capitolio. También pongo en este listado al profesor Gilberto Tobón Sanín, un mordaz analista político y quien ahora se lanza al ruedo con su candidatura para el Senado. La Alianza Verde también tiene personas muy valiosas que han demostrado que la política se puede ejercer con honestidad y pensando en el bienestar de todos.

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