EL CUARTO PODER

En mi adolescencia soñaba con comerme al mundo, pero muy particularlmente, en ser la voz denunciante de la enorme corrupción que se vivía en Buenaventura. Hablamos de 1983 y 1984, cuando creí que convirtiéndome en periodista, podría ayudar a sacar adelante a mi Puerto del alma.

LLegó el año 84 y era el momento de decidir qué quería estudiar y pasé el examen en la Universidad del Valle para empezar Comunicación Social Periodismo… y a Cali me fui.

La preparación no fue fácil y menos para un chico que venía de provincia, pero la magia de la Comunicación me atrapó confirmando que había hecho la selección correcta de mi profesión.

Antes de graduarme en 1988 pude conseguir un freelance en Telepacífico, la empresa que sería mi hogar por casi 19 años. Pero una cosa fueron los sueños de un adolescente que pretendía cambiar el mundo a punta de micrófono, o los de ese casi profesional que logró engancharse con el naciente Canal del Sol.

El mundo se confabulaba a mi favor. Por un lado con una profesión que soñé; y por otro, estando dentro del Canal Regional Telepacífico. Para qué más. Pero esa magia de ese mundo ideal muy pronto se confrontó con una realidad que sólo somos conscientes cuando estamos dentro de los medios masivos de comunicación. En primera instancia trabajé en la parte técnica y luego pasé a la realización de televisión con el programa Qué Hay Para Hacer, haciendo periodismo de divulgación cultural. Sin duda alguna, la mejor experiencia que he podido tener en mi vida profesional.

En esa época, estar dentro de un medio de comunicación era lo máximo para un Comunicador Social Periodista. Televisión, prensa o radio, esas eran las opciones de medios desde donde un joven como yo pretendía convertirse en la voz de denuncia y, por ahí derecho, de poner ese grano de arena para impactar al mundo. Y comencé este párrafo hablando de “poner en contexto” porque ni las redes sociales  ni los celulares existían. Para un joven hoy en día de pronto es difícil entender el contexto del mundo en esos años, pues ahora en su celular tiene una amplia gama de redes sociales donde puede ser su propio generador de contenidos e impactar al mundo con un toque de suerte. Un cambio drástico en muy pocas décadas de pasar de los medios masivos a las actuales redes sociociales. Ya no hay la cola, ni la espera para que desde un medio se te emplee. Ahora puedes comunicarte al mundo desde tu propio celular.

Pero no es realmente de lo que quería hablar. La coyuntura de esta semana de la celebración en Colombia del día del periodista, me hace reflexionar con esa maravillosa pero prostituida profesión. Por allá en 1988 y, gracias a trabajar en Telepacífico, pude darme cuenta del entramado y los intereses que tiene un noticiero de television. Intereses politicos, económicos, pero sobre todo, los intereses del dueño del noticiero, del periódico o de la emisora de radio, son los que priman sobre cualquier otro. La mayoría de los medios en Colombia se han dedicado a informar, pero no a formar audiencia. Se han quedado con divulgar la primicia y la noticia, pero no a ir un poco más allá. Sin duda alguna, son los dueños de los medios quienes manejan a su antojo lo que se dice o lo que se investiga, aun cuando hay contadas excepciones donde a ciertos directores se les permite autonomía y libertad para dirigir un noticiero. No es gratuito que grandes banqueros, industriales y empresarios se hayan apoderado de los principales medios de comunicación en Colombia. Desde sus propios medios defienden sus intereses. El periodismo está muy lejos de ser independiente y, por el contrario, se ha convertido en una profesión para ayudar a los dueños del poder a defender un sistema.

Son muy pocos los periodistas y medios que han logrado una indepencia del poder político y económico. Cambio y Noticias Uno, al igual que una gran cantidad de experimentos locales de canales comunitarios independientes, han logrado convertirse realmente en ese poder que puede enfrentar al establecimiento, cuestionarlo y debatir sobre las realidades que se viven en un país tan dinámico como Colombia.

Muy lejos de ser ese Cuarto Poder, hoy el periodismo y los medios masivos de comunicación son confrontados por unos pocos medios independientes y redes sociales. Alternativas reales para comparar con lo que nos informan los grandes noticieros y publicaciones escritas. Esto nos permite no comer entero, pero también nos lleva al área de las arenas movedizas que son las redes sociales, las cuales exigen un alto grado de pensamiento critico sobre lo que nos dicen. Nos exigen también una gran cantidad de análisis de todo lo que en las redes se publica. Hay de todo, desde basura hasta valiosa información que nos puede ayudar a entender aquello que no se dice en los medios masivos, o que se comunica de acuerdo al interés del dueño del medio.  

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