Redacción
El ecosistema innovador de Barcelona da un paso hacia adelante. En plena pandemia, el Hospital Clínic de Barcelona y el centro tecnológico Leitat han firmado un acuerdo para crear el Clinical Advanced Technologies Institute (CATI), un centro tecnológico con vocación internacional que pretende reunir bajo un mismo techo universidades, empresas y hospitales para impulsar la transferencia de la ciencia al mercado.
La iniciativa empezó a gestarse en agosto y ha sido presentada esta mañana al margen del proyecto de ampliación del Hospital Clínic. Los impulsores avanzan a La Vanguardia que el centro se ubicará en el Eixample Esquerra y tendrá un impacto urbanístico significativo. El plan contempla el derribo de la iglesia Sant Isidor, ubicada en la Calle Urgell. El Clínic y Leitat han sellado un acuerdo con el Arquebisbat de Barcelona que contempla la cesión del derecho de superficie por un plazo de 75 años.
En la calle Urgell
El proyecto contempla el derribo de la iglesia Sant Isidor para construir el centro
«La cercanía con el hospital era indispensable para reunir docencia, innovación e investigación. El Arquebisbat nos ha ofrecido este espacio infrautilizado para ayudar a contribuir al avance científico y tecnológico», comentan los impulsores del CATI, el doctor Josep Maria Campistol, el director general del Clínic; el doctor Joan Parra, consejero delegado de Leitat; el doctor Lluís Donoso, coordinador del CATI y director del Centre de Diagnòstic de la Imatge del Clínic y Esteve Trias, director Tècnic de Terapias Avanzadas.
La inversión inicial para poner en marcha el proyecto asciende a 54 millones de euros. Los impulsores prevén destinar 21,7 millones en la construcción del edificio (que ocupará unos 8.000 m2) y 32,3 millones en equipamiento tecnológico. La financiación procederá de aportaciones de empresas privadas que ya se han comprometido a participar en el proyecto y de ayudas públicas procedentes de los fondos de recuperación europeos y de la administración autonómica y central. En las próximas semanas, Clínic y Leitat prevén constituir una fundación privada para canalizar los fondos y la organización del proyecto. El centro también estará acreditado por Acció (Generalitat) y reconocido por el Ministerio de Economía y Competitividad.
Financiación
Los impulsores confían en captar fondos europeos y aportaciones privadas
Los impulsores calculan que en el mejor de los escenarios, el CATI abrirá sus puertas en el segundo semestre de 2024. Mientras tanto, habilitarán espacios del Clínic y de Leitat para acoger las primeras iniciativas comprometidas. Entre los centros que han asegurado su participación se encuentran la Universitat de Barcelona, el hospital Sant Joan De Déu y el Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer.
También han mostrado su compromiso decenas de entidades y empresas del territorio. Entre ellas destacan: el Barcelona Supercomputing Center, Barcelona Institute For Global Health, Barcelobata Brain Research Center, Fundación Mobile World Capital, Iese Business School, Unió Catalana d’Hospitals, Fundació Pasqual Maragall… entre otros. En el campo empresarial, han mostrado interés enseñas como Aidoc, AIS Channel, Canon, Cellnex, Ficosa, Seidor, FC Barcelona Innovation Hub, Fresenius, Hipra, Seidor, Siemens, Drager, iVascular.
Colaboración
Decenas de entidades y empresas han mostrado interés
El objetivo, comentan, es que el CATI sea mucho más que un vivero de empresas donde alquilar el espacio. «Vamos a poner a disposición los 6.500 profesionales del Clínic y los 500 del Leitat. Queremos que el centro desarrolle tecnología propia con proyección global, que vengan grandes multinacionales a desarrollar sus proyectos más innovadores en el CATI. Queremos que se solucione de una vez por todas el problema de la transferencia tecnológica al mercado y que eso ocurra en Barcelona».
Los impulsores aseguran que el interés de las grandes corporaciones es elevado y que ya han empezado a buscar un segundo emplazamiento en el centro de Barcelona, de unos 10.000 m2, por si el primer centro se queda pequeño. El I+D no puede esperar.
