Con la esperanza de frenar los crecientes problemas de delincuencia en el comercio minorista de Nueva York, los legisladores estatales aprobaron la semana pasada un proyecto de ley que exige que muchos minoristas instalen botones de pánico en sus tiendas.
Esto puede parecer lógico y, sin duda, fue bien intencionado. Pero la verdad es que es un mandato costoso que hará poco para reducir los robos en comercios minoristas y otros delitos y probablemente sólo creará nuevos dolores de cabeza para los agentes estatales encargados de hacer cumplir la ley. La gobernadora Kathy Hochul debería vetar este proyecto de ley (o, al menos, exigir que la Legislatura lo modifique) y, en cambio, centrarse en soluciones reales para combatir la delincuencia minorista.
Nadie cuestiona el derecho de un empleado a sentirse seguro en su lugar de trabajo. En teoría, un proyecto de ley que obligue a los minoristas a agregar numerosos botones de pánico en todas sus tiendas ayudaría a lograr este objetivo. Pero el proyecto de ley que ahora espera la acción del gobernador ignora dos realidades importantes.
En primer lugar, añadir una serie de nuevos botones de pánico en las tiendas casi sin duda provocará muchas más falsas alarmas que alertas reales de delitos en curso. Esto enviará a las fuerzas policiales locales ya tensas, muchas de las cuales enfrentan escasez de mano de obra sin precedentes – en búsquedas inútiles de tiendas donde un empleado malinterpretó una situación o activó una alarma sin darse cuenta.
En otros casos, la policía puede acudir corriendo al lugar de un robo y descubrir que el dueño de la tienda no quiere presentar cargos o que el presunto autor ya ha escapado, con la mercancía robada en la mano. Las alertas del botón de pánico también son mucho menos útiles para los agentes del orden que una llamada al 911, porque una alerta del botón de pánico no proporcionaría detalles adicionales sobre el posible delito en curso.
En segundo lugar, los botones de pánico no hacen nada para abordar los problemas reales que están elevando las tasas de delincuencia en el comercio minorista. En la parte superior de esa lista están los altas tasas de reincidencia entre los que son sorprendidos robando en tiendas. Un estudio reciente del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York encontró que 327 personas fueron responsables del 30 por ciento de los arrestos por robo en tiendas en la ciudad en 2022: un promedio de 20 arrestos cada uno. Estos delincuentes ya saben que no enfrentarán consecuencias casi nulas incluso si son arrestados por robar en una tienda. ¿Por qué un botón de pánico los disuadiría?
En lugar de centrarse en los botones de pánico, los líderes estatales deben tomar medidas para detener a estos reincidentes. Esto incluye facultar a los fiscales para acusar a los ladrones de delitos graves después de reincidencia. Los legisladores también deben revisar la reforma de las fianzas para que los reincidentes puedan ser encarcelados en lugar de ser enviados de nuevo a las calles para seguir victimizando a minoristas y clientes.
Hochul estaba en el camino correcto para tomar una postura contra los delitos minoristas en abril, cuando obtuvo $45 millones en el presupuesto estatal para formar un grupo de trabajo contra los delitos minoristas liderado por las fuerzas del orden. El presupuesto también tipificó como delito agredir a los trabajadores minoristas, un reconocimiento de que se necesitan sanciones más estrictas cuando se trata de frenar la delincuencia minorista.
Hochul también introdujo el concepto de agregación de robo minorista que permite a los fiscales combinar el valor de los bienes robados cuando presentan cargos por hurto. Esto permite que las propiedades tomadas de diferentes tiendas minoristas se agreguen para alcanzar un umbral de hurto más alto, lo que significa que los ladrones persistentes pueden ser acusados de delitos graves.
Ahora, necesitamos que los legisladores estatales adopten el mismo enfoque hacia aquellos que tan descaradamente atacan a casi cualquier tipo de establecimiento minorista, desde grandes cadenas hasta tiendas de comestibles y bodegas de propiedad independiente.
El proyecto de ley que espera la firma de Hochul no hará que los empleados minoristas estén más seguros y sólo servirá para socavar su trabajo para encontrar soluciones reales a los problemas que enfrentan los minoristas en todo el estado. El gobernador debería vetar este proyecto de ley directamente y trabajar con las autoridades para brindarles los recursos que necesitan para hacer su trabajo y frenar este creciente flagelo en Nueva York.
El fiscal de distrito del condado de Richmond, Michael E. McMahon, es presidente de la Asociación de Fiscales de Distrito del Estado de Nueva York, o DAASNY, y el sheriff del condado de Delaware, Craig DuMond, es presidente de la Asociación de Sheriffs del Estado de Nueva York, o NYSA.
Este artículo apareció originalmente en Rockland/Westchester Journal News: La gobernadora Kathy Hochul debe vetar el mandato del botón de pánico de Nueva York
