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EL OTOÑO DE UN PATRIARCA

Foto EFE
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Se ha dicho de todo sobre Álvaro Uribe Vélez: que ha sido el mejor presidente de la historia de Colombia, tanto que lo llaman “El gran colombiano”; para muchos colombianos y politicos de sus afectos es “el Presidente eterno”, incluso por encima del propio Iván Duque; mientras que otra parte de la población lo acusa de haberle dado impulso a los grupos paramilitares, de ahí que muchos lo llaman “Paraco”; otros se refieren a Uribe como “El innombrable”, debido al temor de ser señalados como guerrilleros y caer bajo las balas de grupos paramilitares (muchos que cuestionaron a Uribe y otros que eran testigos en contra de él en algunos casos judiciales, fueron asesinados); también se le llegó a llamar “Él”, cuando la periodista Claudia Morales, muy sutilmente y sin mencionar a Uribe, dejó entrever que ella había sido víctima de abuso sexual cometido por Él; y, últimamente “Matarife”, a raíz de la serie que se transmite por YouTube.

Nadie puede discutir que el político más influyente en los últimos 18 años ha sido Uribe. Se convirtió en el primer presidente del país en gobernar dos períodos seguidos, gracias a la reforma de la Constitución de 1991 que él mismo propició para su propio beneficio. Después de varios años se conoció que compró algunos congresistas para que votaran a favor del cambio del “articulito” – así lo llamaba Uribe – de la carta magna; el más claro ejemplo de corrupción en su campaña para cambiar la Constitución lo destapó la congresista Yidis Medina – quien declaró haber sido sobornada por Uribe, todo un escándalo conocido como la “Yidispolítica” y que le valió una condena de la Corte Suprema de Justicia que la encontró culpable de vender su voto para modificar “el articulito”- . De esta manera, Uribe gobernó por dos períodos presidenciales consecutivos (del 2002 al 2010). Y quiso un tercer período (2010 al 2014), pero la Corte Constitucional lo frenó.

Su ansia de poder la dejó ver cuando cambió “el articulito” en el 2004, pero ya para el 2010 fue muy evidente que esas ganas de permanecer en el Palacio de Nariño lo transformó en un enfermo por continuar en el mando… y sigue con los mismos síntomas. Para el 2010 quiso gobernar en cuerpo ajeno y postuló para presidente a quien había sido su Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, pero le salió el tiro por la culata porque Santos hizo su propio gobierno sin contar con el expresidente. Esto ha provocado que Uribe sea el artífice de la actual polarización que vive el país, porque por 8 años encarnó una acérrima oposición a los dos mandatos de Santos y, por supuesto, al Proceso de Paz que se adelantó con las Farc. Para el 2018 y sembrando el miedo entre los electores en una campaña presidencial plagada de fake news, Uribe señaló con su dedo a Iván Duque. De esta manera, el Presidente Eterno es el poder detrás del trono. A todas estas, Uribe también ha sido el creador de dos partidos políticos, el Social de Unidad Nacional, conocido como el partido de la U, pero cuando Santos le dio la espalda, Uribe conformó el Centro Democrático, un partido que hoy está en el ojo del huracán debido al escándalo de la Ñeñepolítica – por compra de votos para la campaña Duque Presidente – y el más reciente y fresquito surgió esta semana cuando en unos audios se escucha a la directora del partido, Nubia Stella Martínez, donde se insinúa que entraron 300.000 dólares para financiar la campaña del 2018 proveniente del empresario venezolano Oswaldo Cisneros, cuando en Colombia está prohibido el financiamiento extranjero a campañas políticas. Nuevos escándolos que enlodan al partido político de Uribe a su presidente Iván Duque.

Álvaro Uribe se destacó por la “Seguridad Democrática” con la que se hizo elegir y reelegir como presidente. Toda una ideología que supo venderle a los colombianos cansados de la guerrilla y del, por ese entonces, fallido proceso de paz del Caguán que no supo liderar su antecesor, el presidente Andrés Pastrana. La seguridad democrática de Uribe, también hoy está cuestionada – como lo de la reforma del “articulito” -, debido a los falsos positivos que todavía se siguen destapando en el país (una política macabra de obligar al Ejército a dar resultados con muertes de guerrilleros y que desencadenó con el asesinato de miles de jóvenes, los cuales hicieron pasar como “guerrilleros dados de baja en combate”). De acuerdo a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, entre el 2004 y el 2008 hubo 3.000 víctimas de ejecuciones extrajudiciales, conocidas como falsos positivos. Ese eslogan de campaña presidencial del 2002, “Mano firme corazón grande”, ha quedado empañado con los escándolos de corrupción en sus dos administraciones y la escandalosa cifra de muchachos inocentes asesinados.

Varios ministros y funcionarios de Uribe cayeron presos . El más sonado, Andrés Felipe Arias, Ministro de Agricultura y su escándalo de Agro Ingreso Seguro, al igual que muchos de los congresistas de su partido hoy presos por la parapolítica – la terrible asociación de grupos paramilitares y politicos responsables de masacres de campesinos y el despojo de sus tierras -. Pero también están presos varios altos funcionarios de sus gobiernos, como los directores del extinto Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, Jorge Noguera y María del Pilar Hurtado, debido al espionaje ilegal que le hicieron a políticos de la opsición, jueces de la Corte Suprema de Justicia y periodistas; o qué me dicen del General Mauricio Santoyo, quien fuera Jefe de Seguridad en la primera administración de Uribe y que fue vinculado con grupos narco paramilitares (en el 2012 fue extraditado a los Estados Unidos por tráfico de drogas), por obstrucción a la justicia y sospecha de participación de varios asesinatos (entre ellos el de Jaime Garzón) – oígase bien, Santoyo era hombre de confianza de Uribe desde que el expresidente fuera gobernador de Antioquia entre 1995 y 1997 – Santoyo fue nombrado comandante del Gaula de Medellín en 1996.

En fin, la lista de “los buenos muchachos” que han rodeado a Uribe ha sido muy larga. Todo un cartel que ha combinado a la perfección la corrupción, el narcotráfico, asesinatos, despojo de propiedades de campesinos y mucha muerte. Sin embargo, el expresidente, hoy Senador Uribe, ha salido bien librado de múltiples investigaciones que le tiene el Poder Judicial, aunque hay otras que todavía están en curso.

Aferrarse al poder le ha costado a Uribe un desgaste a su figura política. Los escándalos han hecho mella a su imagen. Un gran porcentaje de la población colombiana le ha dado la espalda. Para finales del 2019, Uribe contaba con un 61% de desfavorabilidad, es decir, 6 de cada 10 colombianos tenía una imagen negativa del expresidente. Pero él insiste en aferrarse al poder, gracias al respaldo de gran parte de sector empresarial y político, y de aquella población colombiana que lo sigue viendo como el mesías, el redentor, el único que puede salvar al país, algo así como una figura sagrada, como ese patriarca nacido de las entrañas antioqueñas. Pero un patriarca que ha llegado a su otoño, un otoño del cual no tiene marcha atrás.

NOTA: El pasado 4 de julio, Uribe cumplió 68 años, una fecha que no podía dejar pasar desapercibida para hablar de este personaje de la historia reciente del país.

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