El recuerdo de la clasificación de Croacia a la final del Mundial de Rusia 2018 – Fútbol Internacional – Deportes


La historia de este Mundial de Rusia es maravillosa. Ahora, como si faltara algo más en el país que fue el símbolo de la lucha social y la reivindicación del proletariado, la clase trabajadora del fútbol ha logrado uno de los mayores triunfos, justo cuando Rusia es ya cerebro capitalista de petrodólares y multimillonarios. ¡Qué bella paradoja!

Pues bien, Croacia, la de los obreros del Real Madrid, Barcelona, Juventus o Inter derrocó a Inglaterra, el símbolo máximo del capitalismo del football 2-1 en un partidazo alargado de 123 minutos, en un juego que ganó con el sudor de su frente.

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Este proletariado del fútbol representado en el overol de Modric, las botas de Rakitic, el casco de Mandzukic y en el guante irrompible de Perisic gritó ‘¡revolución!’ hasta romper su garganta con su pueblo en la tribuna norte del estadio Luzhnikí, sí, el mismo coliseo que preside una estatua gigante de Vladimir Lenin y en el que el domingo jugarán la final del Mundial.

Su primera final, su primera vez. Justo fue Francia la que la sacó en las semifinales en 1998, cuando los franceses se convirtieron en la crème de la crème con su título mundial.

Los croatas, reconocidos por su talento, calidad y humildad, han pertenecido a las masas que mueven las fábricas productivas donde los Cristianos Ronaldos y los Messis, por ejemplo, se llevan las ganancias. Pues bien, estos jugadores de grasa y llave de tuercas, de cemento y ladrillo, han levantado tres partidos seguidos en extratiempo en este Mundial. ¡Tremendo trabajo!

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Contra Dinamarca y Rusia se fueron a los penaltis. Y ahora liquidaron a Inglaterra. ¡Y siguen en pie de lucha, compañeros! Los panfletos estadísticos aseguran que esta es la primera vez que en todos los tiempos un finalista tiene semejante desgaste y minutos.

Croacia empezó de abajo el partido. A los 5 minutos ya caía 0-1. Golazo de tiro libre de Trippier, el noveno de pelota quieta de los 12 que ha anotado Inglaterra. Es su producción en serie. Patente con marca registrada y a cobrar en efectivo. Y de ahí en adelante, desde el mismo comienzo, el proletariado croata del fútbol empezó su lucha de clases.

Inglaterra, en contraposición, invirtió su ahorro en acciones defensivas, con cinco hombres atrás cerrados en marcada línea (Trippier, Walker, Stones, Maguire y Young) y especulando con su fortuna en el mercado del contragolpe con los capitales golondrina de Sterling, Lingard y Alli. Y pudieron aumentar su cuenta Kane y Lingard que tuvieron para firmar el cheque de la victoria.

A Modric no le prendía la luz de su casco y Rakitic andaba impreciso: en lugar de picar, taladraba la pelota. Ellos, los obreros de la Liga de España apenas marcaban tarjeta en la fábrica de la cancha. Inglaterra, mientras, controlaba el juego porque poseía la tierra, administraba el campo sin necesidad de negociar el monopolio del balón.

Tensiones sin manifestaciones relevantes y solo algunos desórdenes menores marcaban el partido que se iba en especular e intentona de revuelta.

Entonces fue cuando aparecieron los dos héroes para liderar la causa y guiar al triunfo del proletariado del fútbol: Perisic y Mandzukic. Al minuto 68, en una jugada que las fuerzas de seguridad arbitrales dejaron pasar, a pesar de estar al filo del juego peligroso, Perisic metió el guayo delante de la cara de Walker y punteó el 1-1 en las 5,50. ¡Booom! Inglaterra, la de la fastuosa Liga Premier de los miles de millones de libras de los derechos de televisión, sintió el golpe de martillo. Y no se repuso.

Los líderes de la revuelta croata entendieron, entonces, que equipo unido jamás será vencido y no dejaron de correr y llamaron a la lucha y a la solidaridad de cuerpo. Y así, Modric, Rakitic, Brozovic y hasta el imprudente Vida, fueron todos miembros de la mayoría, de esta nueva fuerza bolchevique comandada por Perisic y su gol y un tiro en el palo, que se apoderó del juego, mientras Inglaterra entendía que con presión de las masas en el medio campo, muy en el borde de su caja fuerte en las 18.

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Llego la prórroga y con ella la victoria: el comandante Mandzukic se avivó y en un comando de asalto persiguió una pelota suelta que caía como una granada que rebota cerca del arco de Pickford. La metió con la pierna zurda (¡no podía ser si no con la zurda, seguro!) y Croacia, el proletariado del fútbol, la clase obrera del supermillonario fútbol capitalista europeo, se tomó la primera final mundialista de su historia.

¡Revolución en Rusia! Este Mundial es una maravilla.

Gabriel Meluk
Enviado especial de EL TIEMPO

Fuente de la Noticia

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