El tapabocas se volvió una nueva prenda de vestir | Economía

Nadie se imaginó que algún día sería necesario usar tapabocas de manera permanente, y mucho menos que este pequeño accesorio personal, además de salvar vidas, podría sacar de la crisis a empresas o personas, y convertirse en el negocio de moda, como parte de la nueva normalidad.

(Lea: Se disparó la demanda de tapabocas y empiezan a escasear en Bogotá)

No se trata de un negocio familiar de rebusque para confeccionistas, sastres y costureros(as), sino de una actividad a la que ya le echaron ojo empresas reconocidas como Arturo Calle y Marroquinería Mario Hernández.

(Lea: Situaciones en las que será obligatorio uso de tapabocas en Colombia)

Hasta hace tres meses, ninguno de ellos sospechaba que estaba ante el surgimiento de una nueva prenda de vestir, pues antes de la aparición de la covid-19 el tapabocas solo era utilizado con fines quirúrgicos (medicina, odontología, veterinaria) e industriales, o para manipular sustancias tóxicas o contaminantes.

(Lea: Grados 2020: La promoción universitaria del tapabocas)

No es una moda de primavera, verano, otoño o invierno. En realidad, es un negocio serio que en solo dos meses, en Colombia creció de manera exorbitante. Mientras a mediados de marzo pasado en el país había apenas 53 empresas o personas autorizadas por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) para producir o importar este accesorio, la entidad tiene registrados hoy 1.100 productores de tapabocas convencionales, quirúrgicos N-95 e industriales N-95. En el país, los fabricantes formales deben acogerse a la norma Icontec que rige para este producto, pero también es posible producirlos bajo las normas de cualquier otro país.

Además de los fabricantes registrados ante el Invima, en Colombia hay cientos de micro y pequeñas empresas familiares dedicadas a producir este accesorio, casi que a manera de rebusque, ya que no se necesita permiso para su fabricación, por cuanto corresponden a protectores básicos y convencionales.

Y es que el tapabocas es hoy un accesorio de uso masivo, obligatorio, que no solo hay que portarlo porque así lo han dispuesto las autoridades, sopena de pagar una multa que en Bogotá asciende a $936.323, contemplada en el Decreto 126, sino porque protege a las personas contra la covid-19, un mal que ya ha contagiado a más de cinco millones de personas en el mundo y más de 20.000 en el país, y ha dejado casi 350.000 muertos a nivel global y más de 600 en Colombia.

En Bogotá y su área metropolitana operan alrededor del 30% de las empresas productoras de tapabocas y máscaras, seguido de Medellín y los municipios cercanos con el 20%. Luego figuran, en su orden, Cali, Cúcuta, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira. Sin embargo, el municipio de Don Matías, Antioquia, ubicado a 65 kilómetros de Medellín, es considerado la capital de la industria fabricante de dispositivos y accesorios para la salud. Con apenas unos 25.000 habitantes, esta localidad cuenta con más de 20 empresas dedicadas a estas labores, según los registros del Invima.

PRECIOS Y DISEÑOS

La nueva prenda está disponible masivamente en el mercado mundial, con una alta variedad de pintas, diseños, modelos y hasta excentricidades, que van desde $200 (desechables), hasta más de un millón de pesos (con diamantes).

La demanda es de tal magnitud que en muchas de las páginas de internet donde se ofrece el producto, las referencias de mayor consumo están agotadas. Igual sucede con la tela quirúrgica para la fabricación de este accesorio.

En Colombia, los tapabocas quirúrgicos, para labores médicas e industrias especializadas, tienen un valor que llega hasta los $50.000 la unidad, de la referencia N-95, que cumple con las máximas especificaciones señaladas por las autoridades de salud, y establecidas por el Invima. Por el contrario, los más baratos tienen un costo de $200 la unidad, pero deben ser desechados tras su uso por una sola vez.

Existen tapabocas con respirador, materiales de distinto calibre, lavables o desechables. La variedad es aún mayor cuando se trata de colores y diseño. Estos van desde el tradicional azul o blanco, hasta los coloridos, variopintos y/o, sicodélicos. Algunos llevan mensaje románticos, de campañas sociales, ambientales, protesta o solidaridad. También están los decorados con mensajes patrióticos, tales como los colores de la bandera o el escudo de un país, e incluso del equipo de fútbol o el artista preferido.

UNA PRENDA PARTICULAR

El coronavirus no solo es una pandemia que ha generado caos sanitario, económico y social, sino que con el uso del tapabocas ha impactado estilos de vida elementales como la simple presentación personal. De un plumazo, el tapabocas dejó sin vigencia el labial en las mujeres y la barba o el bigote en los hombres.

“Yo dejé de usar labial cuando salgo de mi casa a trabajar, porque debo utilizar el tapabocas, pues el maquillaje no solamente no se ve, sino que deja manchada la tela de la prenda”, asegura Jessica Maldonado, cajera de un banco en Bogotá.

Mientras tanto, muchos barbudos o bigotudos planean cambiar de look cuando regresen al trabajo o a su rutina, una vez finalizada la cuarentena, pues tienen claro que el tapabocas dejó sin vigencia ese estilo de presentación personal.

“La barba, el bigote, la chivera o el candado se habían vuelto comunes entre los hombres, incluso más personas la están usando durante el aislamiento, pero el regreso al trabajo los hará desaparecer porque el tapabocas les impide lucirlos”, dice Gabriel Lizcano, un peluquero profesional que sigue esperando que le permitan reintegrarse a sus labores.

MODA MARIO HERNÁNDEZ

El 15 de junio la empresa Mario Hernández lanzará al mercado su línea de ‘esenciales’. “Hemos crea-do una colección de tapabocas ‘premium’, para acompañar una vestimenta relativamente elegante.

Nuestros tapabocas serán totalmente reusables, garantizamos 50 lavadas, formados por 3 capas de materiales que ofrecen la mejor protección posible y llevan el respaldo de la investigación y desarrollo de Lafayette”, dijo el empresario a Portafolio.

“El fin es crear productos que se usen como un accesorio de moda pero que a la vez protejan al usuario.

Fuente de la Noticia

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