Redacción
A lo largo de la vida nuestros músculos cambian: cuando crecemos ese tejido aumenta en cantidad y también sus funciones se modifican. Y al llegar a cierta edad, vamos perdiendo masa muscular.
Esa declinación de nuestros músculos se llama sarcopenia, de sarco, músculo y penia, pérdida.
Aunque se considera que la sarcopenia es un proceso común, en algunos casos si se acentúa o se combina con otras condiciones de salud, puede ser muy problemática.
La falta de fuerza muscular puede disminuir la calidad de vida cuando envejecemos: puede limitar la movilidad o incluso ocasionarnos caídas que provoquen otras lesiones.
Así que no estaría mal si contáramos con una o varias formas de prevenirla.
Músculos que desaparecen
Los seres humanos no somos los únicos animales con músculos, ni tampoco los únicos que sufrimos con la sarcopenia al envejecer. Se sabe que otros primates, ratones e incluso ciertos gusanos nemátodos, pierden músculos al envejecer.
La sarcopenia va más allá de una pérdida en la cantidad de músculos que se tienen, que sin duda es lo más notable, pero no lo único.
También existen cambios a nivel celular y molecular de los músculos, que afectan su funcionamiento. Se ha estudiado que con el paso del tiempo hay cambios bioquímicos, disminución de la actividad metabólica, así como cambios en la forma en que están distribuidas las fibras musculares.
Estos cambios disminuyen la cantidad de fibras musculares y motoneuronas presentes en los músculos, lo que afecta la movilidad.
“A partir de la tercera década de la vida, los seres humanos experimentan un deterioro gradual de la potencia muscular y, a partir de los 60 años, se sabe que se produce una disminución de aproximadamente el 3% de la masa muscular por año en la mayoría de las personas”, dijo el Dr. Jordi Calderó, investigador especialista en neurobiología celular.
Considerando que la esperanza de vida para todas las personas va aumentando, esta condición cada vez es más común, por lo que es importante investigar más al respecto.
Ratones, té y chocolate
El grupo de investigadores españoles, en el que colabora el Dr. Calderó, realizó un estudio para conocer los efectos de ciertas sustancias en detener el avance de la sarcopenia.
Aunque se considera que la sarcopenia es multifactorial, se ha identificado que el estrés oxidativo en las células puede ser una de sus causas.
En esta investigación, publicada en la revista Aging, se revisó si ciertos antioxidantes podrían detener o revertir el avance de la pérdida de músculos con la edad.
El estudio se hizo en ratones de edad, considerando que estos animales también sufren un deterioro de la masa muscular con la edad.
Los antioxidantes que se estudiaron fueron ciertos flavonoides que están presentes en el té verde y el chocolate oscuro. Aunque lamento decirles que a los ratones no les dieron tacitas de té, ni pedacitos de chocolate, sino suplementos que contenían estas sustancias.
Se observó que los ratones a los que se les daban esos suplementos con flavonoides, tenían para empezar una mayor esperanza de vida que los que no los consumían. Además también tenían más motoneuronas y más uniones neuromusculares, en sus tejidos.
Al respecto el Dr. Calderó comentó: “nuestros datos indican que ciertos flavonoides de plantas pueden ser benéficos en el manejo nutricional del deterioro del sistema neuromuscular relacionado con la edad”.
Y aunque estos resultados sean solamente en ratones, sin duda no está de más saber que una dieta balanceada, que incluya flavonoides, será benéfica para todo nuestro cuerpo y para nuestros músculos también.
