Londres, Reino Unido – El trasnocho, tradicionalmente asociado con la falta de energía, pesadez mental y poca claridad en los pensamientos, podría tener efectos sorprendentemente positivos, según un reciente estudio del Imperial College de Londres. Los resultados, publicados en la revista BMJ Public Health, sugieren que las capacidades cognitivas generales de una persona pueden variar significativamente según su cronotipo, el reloj interno que marca el ritmo del día y de la noche.
El estudio analizó los resultados de pruebas de inteligencia de más de 26,000 personas, enfocándose en sus hábitos de sueño y los aspectos del sueño relacionados con sus capacidades cognitivas. Contra las expectativas tradicionales, los investigadores encontraron que las personas que tienden a trasnochar mostraron una mayor agudeza cognitiva en comparación con aquellos que acostumbran a madrugar.
“Los hallazgos reflejan una tendencia generalizada en la que la mayoría de quienes prefieren estar activos en las horas nocturnas pueden llegar a tener una mejor cognición”, explicó Raha West, autora principal del estudio, en un comunicado de prensa.
Los cronotipos, según West, son el resultado de una combinación de factores que incluyen la genética, las particularidades hormonales e incluso el entorno. Estos factores interactúan de manera compleja para determinar si una persona es más activa por la mañana o por la noche.
Este descubrimiento tiene implicaciones significativas para la comprensión de cómo el sueño y los hábitos de actividad diaria afectan el rendimiento cognitivo. Tradicionalmente, se ha valorado más a las personas madrugadoras, bajo la suposición de que son más productivas y mentalmente claras. Sin embargo, estos nuevos hallazgos sugieren que los trasnochadores pueden tener ventajas cognitivas que han sido subestimadas.
El estudio del Imperial College de Londres invita a una reevaluación de los prejuicios existentes sobre los hábitos de sueño. Al reconocer la diversidad de cronotipos y sus efectos en la cognición, se puede avanzar hacia una mayor comprensión y apreciación de las diferencias individuales en los patrones de actividad diaria.
Estos hallazgos abren la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo adaptar las rutinas diarias para maximizar el rendimiento cognitivo según el cronotipo de cada individuo, promoviendo así un enfoque más personalizado y efectivo para la salud y el bienestar.
