El verdadero valor de las ideas en la innovación

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Una vez, viendo un foro en internet sobre innovación, una expositora dijo algo que me llamó mucho la atención: “Si tienes una gran idea, una que tenga mucho potencial, no te quedes sólo en la teoría: ejecútala”. Me pareció un comentario muy acertado. Una buena idea, más que sólo compartirse, debe implementarse.

En el mundo, constantemente se están generando ideas. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) dio a conocer que, en 2016, se hicieron 3.1 millones de aplicaciones para patentes, un aumento del 8.3% con respecto al año anterior, continuando una tendencia de 7 años al alza. Sin embargo, algo que no se ejecuta, en términos prácticos, no existe. Por eso, en cualquier proceso creativo, no se puede dejar de lado la implementación.

Al decir esto, no quiero señalar que las ideas no son importantes, al contrario, éstas marcan la pauta hacia dónde queremos ir. Más bien, el desarrollo de ideas y la implementación de las mismas son procesos complementarios.

Veámoslo así, tener una idea es similar a trazar la ruta que debemos seguir para llegar a un lugar, mientras que la implementación es el viaje que se realiza para lograrlo. Aunque ambas son fundamentales para la creación, a veces nos quedamos en el primer paso y no concretamos lo que tenemos en mente. Y es justo ahí donde se dejan de aprovechar las oportunidades.

Vivimos en un mundo que se mueve a pasos cada vez más acelerados. Por eso, tener una visión hacia futuro que nos permita anticipar las necesidades de las personas, acompañada de una sólida ejecución, puede marcar la diferencia para alcanzar el éxito.

A mi parecer, esto es algo que los mexicanos entendemos muy bien. El nuestro es un país de ideas y de emprendedores. De acuerdo con el Índice Global de Innovación 2017, publicado en conjunto por la OMPI, la Universidad Cornell, la escuela de negocios INSEAD y socios especializados, a nivel regional, México es el tercer país con mayor nivel de innovación y el número 58 a nivel global

Pero si bien somos una nación creativa, para mantener un óptimo nivel de desarrollo necesitamos concederle más espacios no sólo a las ideas, sino a la implementación de éstas. Se requieren más lugares que contribuyan al encuentro de opiniones y la aceleración de los distintos proyectos que se gestan día a día en nuestro país.

Personalmente, creo que los que entienden esto tienen una verdadera visión a futuro. No soy el único; cada vez más, las empresas y los emprendedores están destinando más recursos a la investigación y el desarrollo.

En AT&T, por ejemplo, tenemos una red de centros de innovación llamados AT&T Foundry. Estos son espacios diseñados para trabajar con desarrolladores, universidades y otras compañías, para acelerar el lanzamiento de nuevos productos en ciclos rápidos de 12 semanas. De hecho, hace poco inauguramos uno en la Ciudad de México.

Este enfoque en el desarrollo de ideas permite acelerar la innovación; algo fundamental para una empresa que, a nivel global, cuenta con más de 12,500 patentes. Estoy convencido de que contar con espacios dedicados exclusivamente a la innovación sirve como motor creativo para las empresas y las economías.

Transformar las ideas en proyectos que ayuden a resolver las necesidades del futuro es clave para el crecimiento de un país. Es probable que muchas de esas ideas se encuentren ya en nuestras mentes; pero de nada servirán si no se llevan a la práctica. Por eso, los invito a seguir generando ideas, pero, aún más, a trabajar para concretarlas.

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