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Su historia comenzó así. Un día, Palacios encontró en medio de la basura unos patines de línea, mismos con los que ahora puede agilizar su trabajo y mejorar sus ganancias, pues estos le ayudan a trasladarse rápidamente por la ciudad y encontrar más puntos donde recolectar elementos para vender.
Según el hombre, estos patines fueron un ‘regalo’, ya que le ayudan a distraerse y a alejarse de las drogas. De acuerdo con lo que dice Camilo, el hombre realiza su labor feliz y ha llegado a cargar en sus costales más de 70 kilos, material que recoge y le sirve para sobrevivir.
Así mismo, este reciclador tiene como meta poder reencontrarse con su familia y sus 9 hermanos que viven es Istmina, Chocó, pero espera hacerlo cuando gracias a sus patines pueda salir adelante y superar sus dificultes.
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