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Entrevista a Marta Lucía Ramírez de María Isabel Rueda sobre su hermano – Gobierno – Política

Entrevista a Marta Lucía Ramírez de María Isabel Rueda sobre su hermano - Gobierno - Política

¿Qué la llevó a usted a tomar la decisión de no contarle a la opinión pública la situación de su hermano?

Porque las tragedias, que significan dolor o vergüenza familiar, uno no las está divulgando por todas partes. Si yo salía a hablar de esto, lo que iba a hacer era golpearlo a él nuevamente, que ya había pagado por su responsabilidad, había asumido su culpa y tenía derecho de comenzar una vida digna, con una segunda oportunidad. Nunca le mentí a Colombia.

¿Pero por qué no contó cuando tomó la decisión de ingresar a la vida pública, en la que los requisitos son más estrictos que en la actividad privada?

Decidí contarlo a muy pocas personas para proteger a mi familia, en lugar de hacer sufrir a todos los míos, poniendo por encima de ellos mi vocación política.
Debo confesarle que hubo muchos sentimientos encontrados de rabia, temor y dolor de todos, pero por encima estuvo el valor del amor familiar, que en nuestro caso ha sido tan fuerte como el del valor del trabajo que nos enseñaron mis dos padres con su ejemplo.

¿Cómo fue para usted, humanamente, vivir con ese secreto tantos años? ¿No temía que se lo fueran a sacar algún día?

Siempre tuve ese temor. Desde que decidí mantener esto en silencio, toda la vida tuve la angustia de que en algún momento se iba a conocer. Es una verdad que he cargado con un gran dolor toda la vida. Pero que también me ha dado un motor adicional para trabajar con convicción en contra del narcotráfico, porque sé de primera mano lo que esto destruye a una familia.

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Habla de su familia y del daño que le hizo. ¿Cómo fue eso?

Acabó con mi mamá y mi papá, desafortunadamente.
Mi mamá lloró hasta el último día de su vida.

¿A estas alturas no cree que si hubiera seguido el camino del general Naranjo, que salió rápidamente a contar un episodio parecido con su hermano, se hubiera ahorrado toda esta polémica?

El caso del general Naranjo me hizo pensar en la posibilidad de decir lo mío, pero sentí que el momento era oportunista. Hay varias diferencias. La situación del hermano de él se conoció porque lo detuvieron cuando el general estaba ocupando un cargo público y lo asumió con entereza y dignidad, sin que la opinión lo lapidara vivo. Lo de mi hermano se conoce públicamente después de 18 años de haber cumplido su condena, por un delito cometido hace 23 años. No era ningún secreto. Los archivos de este tipo de crímenes son públicos en los Estados Unidos.

Decidí contarlo a muy pocas personas para proteger a mi familia, en lugar de hacer sufrir a todos los míos, poniendo por encima de ellos mi vocación política

En su comunicado dice que usted le contó lo de su hermano a todos sus empleadores…

Sí. Se lo conté a Noemí Sanín, cuando me ofreció manejar su campaña presidencial; al expresidente Pastrana, cuando me ofreció ser su ministra de Comercio Exterior; al expresidente Uribe, cuando me ofreció el Ministerio de Defensa; al embajador de EE. UU. acreditado en el momento en que sucedió esta tragedia en nuestra familia, Myles Frechette, a pesar de que yo en ese momento no era una figura pública, acababa de regresar de Harvard y de que había un ambiente terrible en la Colombia de entonces, enfrentada al narcotráfico.

¿Pero en el Ministerio de Defensa no tuvo contacto adicional con los gringos para discutir el tema?

Para contarles, no. Yo asumí que lo debían saber. Se lo conté a quien correspondía, que era a mi jefe, el Presidente de la República. Y siempre he trabajado de la mano de las autoridades de Estados Unidos, con toda la determinación, en la lucha contra el narcotráfico.

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¿Considera que no habérselo contado a los colombianos fue una manera de mentirles? ​Existe la tesis de que cuando a uno lo eligen, como fue su caso como vicepresidenta, ya su jefe o empleador era el pueblo. ¿No merecían los colombianos, antes de elegirla, que les hubiera contado?

Jamás les he dicho mentiras. Les he dicho qué soy, con mis defectos y virtudes. A mí no me definen las faltas de mi hermano menor. Responderé siempre por mis acciones. Y proteger a los padres y a la familia del dolor no es un delito ni una falta. Jamás protegí a mi hermano para que delinquiera, ni para que ocultara su falta. Al contrario, le exigí asumir su responsabilidad y lo hizo. Mi vida pública la he construido basada en mi trabajo, en mis condiciones y en lo que yo le he ofrecido ser y hacer a los colombianos. Me comprometí a luchar contra el narcotráfico y lo he hecho; a luchar porque haya un país más justo, más equitativo, para acabar con la pobreza, y lo he hecho. Me comprometí a trabajar por un país con trasparencia, sin corrupción, y eso lo he hecho. Y jamás he cometido un delito.

Hemos hablado de que el presidente Pastrana sabía y de que el presidente Uribe también. ¿Me puede asegurar en esta entrevista que el presidente Duque también sabía de ese secreto suyo, y que no lo cogió por sorpresa?

No, María Isabel, le pediría que no me haga esa pregunta así, porque el caso del presidente Duque es distinto. Con él la relación surgió de una manera inversa que con los expresidentes con los que trabajé. Él no me nombró ni me ofreció un cargo. Los dos desarrollamos una relación derivada de una coalición política para ganar juntos la presidencia de Colombia contra el populismo, y pensé que durante estos años construiríamos una relación de amistad, dentro de la cual, de todas maneras, iba a compartir este doloroso episodio de mi vida con él. Los dos luchamos por alcanzar unos votos con los cuales los colombianos nos dieron los cargos que ocupamos.

Entonces, le pediría, si es posible, que no me formule así la pregunta del presidente Duque.

Bueno, pero se la hago de otra manera. ¿El presidente Duque sabía?

No, el presidente Duque no sabía.

En el momento en que sucedió lo de su hermano, su participación, a manera de apoyo, consistió en pagar una garantía que, según los expertos en esa materia, es distinta a una fianza. ¿Qué diferencia hay?

Una muy grande. Cuando le exigen una fianza, usted tiene que pagar ese valor para no estar detenido. Cuando, en cambio, le dan la opción de pagar una garantía de que se va a presentar, sabe que lo van a detener durante su proceso. Y eso fue lo que pasó con mi hermano. A él le dieron la posibilidad de esa garantía. Pero no teníamos los 150.000 dólares. Fuimos a una oficina donde le expiden a uno las garantías, que normalmente valen el 10 % del valor de la fianza, y eso fue lo que pagamos. La tuvimos que complementar con una hipoteca que nos exigió el juez. No nos aceptaron hipotecar nuestra casa en Bogotá, y una excuñada que vive en Miami ofreció su apartamento. Ese fue realmente el acompañamiento nuestro en materia económica.

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¿No es muy desafortunado que esta noticia venga a conocerse dentro de una cadena de acontecimientos que incluyen la aparición de la ‘Ñeñepolítica’ y la sociedad de su esposo en una construcción con el llamado ‘Memo Fantasma’? La gente mira con mucha suspicacia la cercanía de la política con el narcotráfico…

Yo entiendo las suspicacias, pero entiendo también que acá realmente hay una campaña orquestada de difamación, para acabar con mi honra y reputación, y es lo mismo que tratan de hacer con el Presidente. En el caso de mi esposo, jamás hizo un negocio con alguien del que conociera que era narcotraficante o paramilitar. Él ya explicó ante las autoridades y los colombianos los detalles de un negocio transparente en el cual la Fiduciaria La Previsora expidió hace 14 años un certificado de debida diligencia sobre la consulta, no solo de archivos judiciales, sino listados nacionales e internacionales respecto a la tradición del inmueble y la trayectoria de todas las personas que aparecían entonces como propietarios y partícipes, sin que hubieran encontrado irregularidad, ni investigación. Cuando Álvaro oyó hace 3 años que había un rumor, le pidió a la Fiscalía informarle si había alguna investigación o proceso sobre ese inmueble y la Fiscalía por escrito le contestó, en noviembre de 2017, que no. ¿Si la Fiscalía hace 3 años no tenía ninguna información de él, cómo podían tenerla mi esposo y sus socios hace 14 años? Toda esta estrategia infame ha estado destinada contra mí.

¿La ‘Ñeñepolítica’ también es para desprestigiarla?

Tengo plena confianza en la integridad del presidente Iván Duque. Cuando se produjo nuestra coalición política, le oí directamente dar instrucciones de que nadie podía recibir aportes en dinero o en especie para la campaña presidencial puesto que la única persona autorizada para recibirlos era Luigi Echeverri. De nuevo aquí hay una burda estrategia política para colocar un manto turbio sobre el Presidente y nuestra elección.

Me comprometí a luchar contra el narcotráfico y lo he hecho; a luchar porque haya un país más justo, más equitativo, para acabar con la pobreza, y lo he hecho

¿Qué opina de que Gustavo Petro salga ahora a pedirle la renuncia?

Que es incoherente que sea Petro quien me pida la renuncia ante un hecho ajeno a mis acciones y a mi responsabilidad, cuando ha tenido toda la comprensión y apoyo de los colombianos para reincorporarse a la vida civil, después de las faltas que él, directamente, cometió.

Para nadie es un secreto, vicepresidenta, que en los gobiernos internamente se arman grupos, bandos, subgrupos, alianzas, ‘fogones’ al interior del equipo de gobierno. Y se comenta mucho que a veces no se la ve a usted cómoda allá adentro, o que incluso, para ser francos, hay gente que no estaría cómoda con usted. ¿Es cierto que para acabar con esas molestias, le ha solicitado al Presidente la Embajada en Washington? ¿Y es cierto que el Presidente le dijo que no?

Soy una mujer trabajadora, ejecutiva y de resultados. No soy una mujer de eventos sociales ni de protocolo. Al Presidente le he dicho que hay que repensar las funciones de la Vicepresidencia, porque cuando alguien como yo llega a este cargo quiere contribuir a un gobierno con resultados contundentes en beneficio de los ciudadanos. Efectivamente, hemos hablado de distintas posibilidades para que mi experiencia pública y privada de 40 años sirva para que nuestro gobierno tenga los mejores resultados. Por eso hemos barajado distintas opciones que podrían ser simultaneas con la vicepresidencia, tanto a nivel ministerial como en el exterior. A solas los dos, cuando se iba a retirar el embajador Francisco Santos, hablamos de la posibilidad de representar al país en Washington. Mis planteamientos al presidente Duque sobre cómo lograr un trabajo que sirva más a los colombianos desde la Vicepresidencia no tienen nada que ver con que haga parte o no de los subgrupos a los que usted se refiere.

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¿Pero lo de Washington todavía es una opción, o ya no?

El Presidente me dijo a mí que iba a mirar distintas opciones. Mi relación con los Estados Unidos ha sido siempre la de una ciudadana colombiana y funcionaria que comparte con ese país los valores de igualdad, libertad, desarrollo económico, libertad de empresa, oportunidades para todos, compromiso con el Estado de derecho y lucha contra el narcotráfico y la corrupción. Dentro de ese marco, me relacioné siempre a nivel bipartidista cuando fui ministra en dos ocasiones, senadora y desde la posición que ocupo actualmente.

Las redes sociales resucitan trinos… En uno de ellos propuso que no se pudieran inscribir a listas para corporaciones públicas familiares de condenados… ¿Para los demás sí, para usted no?

De ninguna manera. Cuando presenté como senadora una proposición diciendo que debía haber una inhabilidad por dos periodos para evitar que los familiares de las personas condenadas por paramilitarismo se presentaran a reemplazarlos en el Congreso, lo hice convencida, como sigo estando hoy, de que la política y los cargos de elección popular no pueden ser un asunto de familias ni de grupos enquistados en el poder.

También le desenterraron un trino en el que usted escribió: “A mí sí me importa si los altos funcionarios aparecen en fotos compartiendo con paras, terroristas o narcos! ¿Y a usted?”. ¿No resulta ahora un poco incongruente?

El trino sobre fotos con terroristas y paramilitares también es parte de mi coherencia. Nunca he sido amiga de los unos ni de los otros, ambos le han hecho gran daño a Colombia y jamás he decidido tener vida social con ellos.

Pero tuvo un hermano narco…

A mi hermano no lo voy a desaparecer de mi vida y lo seguiré queriendo.

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Para terminar, escojamos uno de los aspectos en los que usted ha sido como vicepresidenta afanosa hormiguita de trabajo: el tema del coronavirus. ¿Podría decirme de manera resumida cuál ha sido ese papel?

He acompañado al Presidente en todo lo que me ha pedido para lograr simultáneamente combatir el virus y proteger la economía. Coordiné el programa de abastecimiento con los ministros de Comercio Exterior y Agricultura para que no faltaran alimentos, medicamentos ni elementos de aseo durante el confinamiento. He ayudado a coordinar junto con todos los ministerios Consejerías Presidenciales y a los gremios, la estrategia que prioriza gradualmente la reapertura con protocolos de bioseguridad. Recientemente he estado trabajando en cómo debe ser la recuperación de la economía colombiana de aquí a dos años que termina nuestro gobierno y de aquí al 2030, con 8 sectores estratégicos que nos garanticen crecer el PIB al 5.5 %; disminuir el desempleo al 6 % para poder bajar la pobreza al 18 % y acabar la pobreza extrema; así como aumentar las exportaciones no tradicionales al 60 % del total. Lo que me tiene más ilusionada y orgullosa, es el decreto 810/20 para la Creación de un Patrimonio Autónomo, con la secretaria de Equidad de Genero, Gheidy Gallo, que nos permitirá aportar recursos de capital y de financiación a las empresas de mujeres emprendedoras, porque esta pandemia ha golpeado más a las mujeres en los sectores más afectados como comercio, hoteles y restaurantes.

¿Cómo quien dice: aquí está y aquí sigue?

Los ataques y dificultades no me han quitado mi sueño. Soy la misma mujer a la que hace muchos años le dijeron que la política era un mundo solo para hombres o gente rica y con conexiones políticas. Ninguno de esos ataques logró disuadirme y quiero que mi vida les demuestre a los jóvenes y a las mujeres que debemos sobreponernos con entereza y un amor infinito por el país, a las limitaciones o carencias económicas, afectivas o de cualquier índole, cuando de verdad llegamos a la política para servir a todos los ciudadanos y sacar de Colombia su máximo potencial y su mejor versión.

MARÍA ISABEL RUEDA
​Especial para EL TIEMPO



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