Si bien en su carrera se ha destacado por ocupar grandes cargos como Viceministro de Comercio, Gerente del Banco de la República y hacer parte de los equipos de investigación económica de Fedecafé y Fedesarrollo, Juan José Echavarría ha dedicado sus esfuerzos a la formación de miles de estudiantes universitarios en el país.
Tras más de 30 años de carrera, asegura que las dinámicas laborales, educativas y profesionales se han transformado y que es necesario preparar a los profesionales del mañana para las nuevas exigencias del mercado, sin olvidar que los docentes son parte importante del proceso.
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¿A qué se dedica hoy en día?
Estoy en Fedesarrollo como Investigador Asociado, enfocado en temas de macroeconomía, energía e industria. Además, algunos semestres doy clases en la universidad. En resumen, continúo en las mismas actividades. También participo en varias Juntas Directivas, incluida la de Ecopetrol, aunque presenté mi renuncia recientemente.
¿Se reconoce la importancia del docente?
Aunque la educación no es mi campo de especialización, como economista sé que pocas variables impactan tanto el crecimiento y la distribución como ésta. En Colombia, es evidente que la inversión en la primera infancia —en programas como «De Cero a Siempre»— es altamente rentable, y la educación universitaria es aún más beneficiosa que la primaria o secundaria. Esto resalta la importancia de contar con niños sanos y de fomentar que los jóvenes completen sus estudios.
Juan José Echavarría, gerente del Emisor.
Los resultados en educación son mixtos. Hemos avanzado notablemente en cobertura de primaria y secundaria, aunque menos en educación universitaria, y persisten grandes desigualdades entre las zonas urbanas y rurales.
Sin embargo, la calidad educativa sigue siendo una deuda pendiente. Los resultados en matemáticas y lectura de las pruebas Saber y Pisa son deficientes; en estas últimas, estamos por debajo de la mayoría de países de la Ocde, así como de Chile, México y Uruguay en América Latina.
¿Cómo mejorar?
Es fundamental mejorar la calidad educativa y dignificar la labor docente. Lograr que los maestros sean vistos como héroes nacionales, al igual que ocurre en países donde los mejores estudiantes aspiran a ser profesores.Muchos de nosotros recordamos a esos profesores que marcaron nuestra vida.
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Actualmente, solo el 5% de las crecientes transferencias a las regiones del Sistema General de Participaciones están destinadas a mejorar la calidad de la educación, y no hemos convencido a Fecode de la importancia de atar los incrementos salariales al seguimiento personalizado de la calidad docente. Además, las evaluaciones sobre el programa «Ser Pilo Paga» han sido favorables y son un buen paso hacia adelante.
¿Cómo preparar mejor a los jóvenes?
En nuestra generación, era fundamental comenzar bien en la vida laboral, dado que nos quedábamos en el mismo empleo o sector por largo tiempo. El mundo laboral actual es mucho más flexible y cambiante. Los jóvenes de hoy continuarán su educación, realizando múltiples especializaciones y maestrías después de sus carreras, siendo el primer trabajo solo el inicio.
Es útil pensar en términos generales sobre los intereses y objetivos: ¿deseo estar en la academia, en finanzas o en el sector empresarial? No obstante, en la actualidad planear el futuro profesional a largo plazo es poco útil y lo importante es encontrar lo que realmente nos apasiona y desarrollar esa pasión, rodeándonos de personas que nos inspiren. En mi caso, los compañeros de Fedesarrollo me han acompañado y guiado durante varias décadas.
Estudiantes universitarios.
¿Se está haciendo bien la tarea?
Para los estudiantes colombianos, es importante completar el pregrado en el país y realizar maestrías o doctorados en el exterior. Es desafortunado ver que algunos optan por hacer pregrados en universidades de baja calidad en el extranjero. También entiendo que los jóvenes están demandando mayor flexibilidad en sus estudios universitarios. Más flexibilidad en las asignaturas no obligatorias, y más flexibilidad para estudiar, trabajar y retornar a la universidad para finalizar la carrera.
Estamos entrando en el mundo de la inteligencia artificial, lleno de incertidumbre y oportunidades antes inimaginables. Sectores como la contabilidad, programación, banca, y transporte sufrirán grandes cambios, mientras que la medicina y las ciencias exactas avanzarán significativamente.
La academia deberá adaptarse: los profesores podrán enfocarse en enseñar el origen y confiabilidad de los datos y en presentar discusiones conceptuales y aplicadas basadas en su experiencia profesional.
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Usted ha sido reconocido como mejor docente…
En mi caso, fue mi amigo José Manuel Restrepo, entonces rector de la Universidad del Rosario, quien decidió postularme para el premio. Lo considero un reconocimiento a mi labor y una motivación adicional para seguir enseñando y trabajando en economía.
Ha sido un honor enseñar a más de cuatro mil estudiantes a lo largo de mi carrera. No hay mayor satisfacción para un docente que ver el brillo en los ojos de un estudiante cuando comprende un nuevo concepto.
He tenido la oportunidad de enseñar en Oxford, en la Universidad de los Andes, en El Rosario y en la Universidad Nacional, principalmente como profesor de cátedra, y cuando fui Decano de Economía en la Universidad Nacional. En los últimos años pasé de enseñar macroeconomía y comercio internacional en cursos avanzados a enseñar Economía Colombiana a estudiantes “primíparos” en Los Andes, lo cual ha sido una experiencia muy enriquecedora.
Educación
Es experto en transición energética, ¿cómo vamos ahí?
La transición energética será costosa y desafiante, y para enfrentarla necesitamos los recursos del petróleo. Un ejemplo relevante es el de la empresa italiana ENI, que invierte masivamente en extraer y comercializar petróleo, pero destina parte de sus ganancias a investigación en fusión nuclear, una actividad con escasa rentabilidad inmediata pero con un potencial prometedor para la humanidad y para el cambio climático.
La demanda de petróleo, como han entendido la mayoría de países, continuará creciendo al menos hasta 2050, y Colombia depende en gran medida de estos recursos. Las restricciones que el actual gobierno quiere imponer resultan inconvenientes y obsoletas: no al fracking, no a los nuevos contratos de exploración, y no a algunos contratos internacionales altamente benéficos. Eso sí, tenemos la opción de desarrollar los grandes hallazgos de gas offshore, una alternativa muy prometedora.
