Las empresas de todo tamaño tendrán que responder de la mejor manera posible a estos cambios si quieren estar en la parte positiva de la nueva normalidad.
Not Your Inbox
Stay informed and join our daily newsletter now!
5 min read
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.
Como siempre, no existe una bola mágica para conocer con precisión el futuro. Sin embargo, sí tenemos la estadística y el análisis de riesgos, bajo cuyos resultados se vislumbran algunos cambios que llegaron para quedarse en las formas de organización del trabajo y en los hábitos de consumo. De tal suerte, los agentes económicos, instituciones, empresas de todo tamaño, gobiernos e individuos tendrán que responder de la mejor manera posible a estos cambios si quieren estar en la parte positiva de la nueva normalidad.
Estas tendencias que veremos en el futuro inmediato son:
1. Desglobalización física e integración online
Imagen: William Iven vía Unsplash
La integración e interdependencia de los países no tiene marcha atrás. No obstante, esta integración tomará cada vez más tintes digitales. Es decir, rasgos físicos de la globalización se atenuarán como la limitación de la movilidad de ciudadanos entre países por razones laborales mientras la globalización online se profundizara.
2. Economía en línea
Imagen: Daily Nouri vía Unsplash
Si bien ya sabíamos que las compras online y sus respectivas formas de pago electrónico eran el futuro del comercio, debido a la pandemia, el comercio electrónico está avanzando a tasas exponenciales y esto afecta a toda la cadena productiva y organizacional sin importar el ramo. Por ello la estrategia invariablemente tiene que invertir y avanzar hacia la venta electrónica ya que al pasar la emergencia muchas de esas nuevas formas de organización económica online habrán llegado para quedarse y no harán más que profundizarse.
3. Regreso al keynesianismo
Imagen: Daily Nouri vía Unsplash
Ya se observa un aumento de la participación de los gobiernos en sus economías debido a la emergencia que se desprendió de la crisis sanitaria. Esto sucede proteger el consumo esencial de la población vulnerable, los empleos y las empresas que han sido golpeadas por la pandemia. Se espera que esto disminuya gradualmente al mismo tiempo que se controle el COVID-19. Sin embargo, esta tendencia durará algunos años y las empresas deberán aprender a convivir con este nuevo papel de los gobiernos hasta nuevo aviso.
4. Énfasis en salud y seguridad
Imagen: Jakayla Toney vía Unsplash
La mayoría de las preocupaciones de los individuos relacionadas con el COVID-19 involucran temas de salud, por esa razón las organizaciones, ya sean públicas o privadas, deben dar prioridad a estas cuestiones a la hora de planificar la transición hacia la nueva normalidad. Esto significa por ejemplo dar horarios exclusivos para grupos de alto riesgo, sanitización constante, servicio a domicilio o desde el automóvil, teletrabajo, teleconsumo, etc.
5. Espejismos
Imagen: Mathieu Perrier vía Unsplash
Debido a la magnitud de la pandemia, muchas empresas han sufrido, mientras otras han surgido de entre el caos. Habrá que estar muy atento a las tendencias ya que “casarse” con esquemas de organización y venta de una empresa o institución de los tiempos del COVID-19 podría resultar en su fracaso cuándo este logre ser controlado.
Para saber más:
6. De lead a venta, sin contacto físico
Imagen: Brooke Lark vía Unsplash
Varios de los nuevos patrones establecidos para afrontar la crisis quedarán como nuevas exigencias de seguridad en las compras cotidianas, por lo que crear una metodología para ofrecer productos o servicios con seguridad sanitaria será esencial. El viaje del consumidor tendrá que ser rediseñado para cada industria. El escenario de la experiencia del cliente evoluciona semana tras semana, por lo que adaptarse y olvidarse no será una opción; se necesitará de una mejora y adaptación constante.
7. Gastos operativos, de capital y planes de inversión
Imagen: Micheile Henderson vía Unsplash
La estructura de costos de las organizaciones también tendrá que ser revisada a detalle y los planes de inversión necesitan replantearse. La nueva normalidad no será para nada estática.
En fin, al parecer la palabra clave será “resiliencia”; las organizaciones que inviertan en mejorar su adaptabilidad, que no es más que la capacidad de un organismo para sobreponerse a las crisis, serán las que saldrán mejor libradas o hasta beneficiadas de la situación actual.