Después de accionar un interruptor digital para encender las turbinas en la primera fase del proyecto, el primer ministro Abiy Ahmed trató de asegurarles a esas naciones que su país no deseaba dañar sus intereses.
«El principal interés de Etiopía es llevar la luz al 60 por ciento de la población que sufre en la oscuridad, para salvar el trabajo de nuestras madres que cargan leña a la espalda para obtener energía», dijo Abiy.
Su gobierno dice que el proyecto es clave para su desarrollo económico, pero Egipto y Sudán dependen de las aguas del Nilo y temen que los afecte.
Etiopía, el segundo país más poblado del continente, tiene el segundo mayor déficit de electricidad en África según el Banco Mundial, con aproximadamente dos tercios de la población de alrededor de 110 millones sin conexión a la red.
El proyecto costará en última instancia 5.000 millones de dólares estadounidenses cuando se complete y se convertirá en la planta hidroeléctrica más grande de África al generar 5.150 MW de electricidad, parte de la cual se exportará a las naciones vecinas, dice el gobierno.
Hasta el momento, el gobierno ha invertido más de 100.000 millones de birr etíopes (US$1.980 millones) en el proyecto, informó la emisora estatal FANA. Está ubicado en un lugar llamado Guba en la región occidental de Benishangul-Gumuz.