“¿Dónde está el alcalde Jorge Iván Ospina?”. Esa ha sido una de las preguntas más recurrentes que se han leído en redes sociales en medio de los hechos de vandalismo y violencia ocurridos en Cali, desde el inicio del paro nacional.
Porque decir que Cali tuvo varias jornadas de anarquía no es exageración. El mismo Mandatario reconoció que por al menos seis días, la ciudad se le salió de las manos: “Entre el 28 de abril y el 3 de mayo, perdimos la gestión y la integridad de gestionar adecuadamente la ciudad, sería terrible no aceptarlo. Como no aceptar que me quemaron 40 estaciones de gasolina, 48 estaciones del servicio masivo, incendios en la Alcaldía, la Gobernación y en las entidades”, dijo en una entrevista a RCN Radio.
Y es que, según varios analistas y líderes políticos, Ospina se vio ausente en el momento en el que la ciudad más necesitó su liderazgo y capacidad de gobierno, ante la peor crisis política, social, económica y de orden público que ha golpeado a Cali en décadas. Según Luciana Manfredi, profesora de Ciencia Política de la Universidad Icesi, el desempeño del Mandatario en el manejo de la crisis ha sido “muy regular”.
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“Con el devenir de las semanas y la profundización de la crisis por los hechos de violencia, se vio muy ausente. Estuvo varios días alejado de Twitter y de hacer sus videos habituales. Mucha gente se preguntaba dónde estaba”, agrega.
Con ello estuvo de acuerdo María Alejandra Arboleda, profesora y consultora en comunicación política, quien indicó que la crisis de gobernabilidad y confianza del Alcalde se evidencia en las más recientes encuestas de percepción, hechas por varias firmas, donde Ospina ha tenido drásticas caídas en su favorabilidad.
“Lo que se evidencia es que la ciudadanía no siente que Ospina esté atendiendo sus necesidades y que, adicionalmente, hay una ausencia por su falta de liderazgo. La situación requiere que se asuma la crisis y se planteen posibles soluciones en momentos críticos y mostrar un plan de acción. En los últimos días lo hemos visto con los cambios del gabinete, mostrando algunos planes para recuperar la ciudad, pero el ‘timing’ (oportunidad) no ha sido el más adecuado, y yo creo que eso le ha afectado muchísimo en términos de gobernabilidad y confianza ciudadana”, manifiesta la experta.
Pero, ¿por qué la desconfianza hacia Ospina? Según el concejal Fernando Tamayo, la falta de credibilidad en él surge por el malestar y la indignación que causó en la ciudadanía la decisión de hacer la Feria de Cali Virtual y el Alumbrado Móvil en diciembre de 2020, en medio de un año de pandemia y dificultades económicas para toda la sociedad. Ello habría sido un agravante que explicaría el estallido social puntual que ocurrió en la ciudad.
“En medio de la pandemia, el Alcalde de Cali pierde su poder simbólico. Eso es algo que marcan las encuestas. Y cuando nos estalla esto del paro nacional en la cara, pues ya Ospina tiene la ciudad totalmente polarizada. Ahí empieza el problema, porque cuando hay una crisis, lo que se debe tener es la capacidad de consenso para armonizar los diferentes sectores. Pero cuando arrancó la crisis ya había un problema de legitimidad que se agudizó”, añade Tamayo.
Para la concejala Diana Rojas, “es obvio que tenemos un estallido por la poca inversión de esta Alcaldía en lo social”. Puntualiza que, por ejemplo, en el programa de Gestores de Paz y Cultura Ciudadana, que beneficiaba a más de 2000 jóvenes en condición de vulnerabilidad del oriente y la ladera de Cali, excombatientes de las Farc, desplazados, entre otros, en el que la Alcaldía de Maurice Armitage invirtió $14.000 millones en 2019, Ospina redujo la inversión a $2200 en 2020 y, finalmente, la recortó completamente para este año.
“A los ‘pelados’ que están en las calles no hay otra forma de darles oportunidades si no es con el presupuesto de la ciudad. A esta Cali la tenemos que recuperar todos. Y todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad, y en la política también. El estallido social no se acaba con el cambio de camisa del señor Alcalde, ni con el cambio de gabinete, es la forma estructural con la que esta Administración tiene que decirle a los caleños que va a respetar hasta el último peso de todos nosotros”, señala.
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Agrega la politóloga Stefanía Gaviria, que la desconexión de Ospina con la ciudadanía y otros sectores de la política y la sociedad civil es “muy grave” de cara a la recta final de su gestión y, sobre todo, con miras a la reconstrucción y reactivación de Cali tras los desmanes y los bloqueos. En sus palabras, el Mandatario local “luce solo porque ha tomado decisiones que no favorecen a la ciudadanía como tal, sino a unos pocos. Parece que estuviera respaldando todo este caos y contribuyendo a su prolongación”.
A su vez, el senador Gabriel Velasco calificó como “paradójico” que, mientras el Gobierno Nacional y la Fuerza Pública están avanzando en el desbloqueo de vías en todo el país, “los violentos se estén escudando en el decreto firmado por el alcalde Jorge Iván Ospina. Ese decreto lo único que hace es legitimar los bloqueos, las vías de hecho y la violencia con que tienen secuestrados a todos los caleños”.
El País intentó hablar con el Alcalde de Cali para conocer su respuesta a estos cuestionamientos, pero no fue posible. No obstante, el secretario de Bienestar Social del Distrito, Jesús Darío González, mano derecha del Mandatario en el manejo de la crisis, recordó que la del paro es de índole nacional, por lo que los problemas de gobernabilidad no son exclusivos de Cali e indicó que la prioridad de la Administración Distrital ha sido “preservar vidas”.
González agregó que adelantan reuniones con diferentes fuerzas vivas de la sociedad, como la Iglesia Católica, la academia y el sector empresarial, pero también con los jóvenes que siguen protestando, en aras de entender el panorama de la crisis de Cali y poder reformular el Plan de Desarrollo de la ciudad para apostarle a garantizar un mínimo vital y la seguridad alimentaria, la generación de empleo y la educación para los caleños.
Sin embargo, para analistas y observadores políticos, las acciones concretas de la Administración local en materia de orden público, política y presupuesto, dejan muchas dudas. “El Alcalde está preso del propio laberinto que creó”, asegura el representante a la Cámara Christian Garcés.
Sobre los movimientos en el gabinete, señala el concejal Tamayo que realmente no hay grandes apuestas, sino que es una “renovación cosmética”, con rotaciones entre personas que, o ya estaban en el Gobierno de Ospina o hacen parte de los grupos políticos que lo han venido apoyando.
“El nuevo secretario de Participación Ciudadana, James Agudelo, es el segundo de la organización de Noralba García. Ya él era funcionario, al igual que el nuevo Secretario de Seguridad, el coronel Carlos Javier Solis, quien tenía contrato con la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana. Lo que están haciendo es cerrando filas, en vez de aprovechar esta oportunidad histórica para incluir otras voces y gente técnica y realmente preparada para la reconstrucción de Cali”, concluye el cabildante.
Avanza el proceso de revocatoria
Como se recordará, la petición de revocatoria del mandato del alcalde Ospina fue radicada el pasado 20 de enero y ratificada por la Registraduría Nacional cinco días después.
Los promotores del comité ‘Cali Primero’ tendrán que recolectar 180 mil firmas y al menos 90 mil de ellas deberán ser avaladas por la entidad. Cabe mencionar que otras dos iniciativas de revocatoria contra el Mandatario también fueron presentadas en ese tiempo ante el ente electoral, pero no tuvieron luz verde.
Los promotores de la iniciativa vigente indicaron que surge de “una causa común, relacionada con la inconformidad generalizada de caleños con la actual Administración “que en el último año ha sido cuestionada por algunas decisiones, entre ellas la destinación de $11 mil millones para la Feria de Cali Virtual, así como algunas de las acciones decretadas en la ciudad para contener el avance del coronavirus.
Sobre la revocatoria contra Ospina, el representante a la Cámara Christian Garcés sostiene que todas las expresiones de la ciudadanía son válidas. “Yo fui opositor de la Alcaldía de Apolinar Salcedo, pero creo que la situación de la Alcaldía de Cali hoy es peor que lo que se vivió en esas épocas”, recalca.
Por su parte, la profesora Arboleda dice que “una revocatoria puede generar más crisis en la ciudad”.
Lo cierto es que el 25 de mayo, en medio de la Marcha del Silencio que adelantaron miles de caleños en rechazo de la violencia y los bloqueos en la ciudad, el comité ‘Cali Primero’ instaló una carpa en el Bulevar del Río y aprovechó para recoger firmas.
Dicho punto de recolección se mantiene activo, específicamente en Café del Río.
De igual forma, hay otros puntos habilitados para recibir las firmasen la glorieta de Ciudad Jardín, el puente peatonal de Chipichape y el parque de El Ingenio.